De nada sirvieron sus llamadas al orden, tanto en público como en privado. Por varias veces, Mariano Rajoy instó a no tirarse “los trastos a la cabeza” porque, en cuestiones tan sensibles, es necesaria “altura de miras”. El Gobierno y la dirección del PP se afanaron en evitar el incendio político, conscientes del malestar latente. Pero ninguna de estas gestiones fue suficiente: la confirmación del déficit a la carta provocó, de inmediato, la rebelión de las comunidades populares que sí han cumplido los deberes.
Con nombre y apellidos, como María Dolores de Cospedal exigió hacer públicas las críticas, cuatro regiones con enorme predicamento interno irrumpieron en escena para protestar enérgicamente. Fueron, ni más ni menos, que Galicia, Aragón, Madrid y Extremadura.
“Generosidad para las comunidades que no cumplen, sí, pero lógicamente también discriminación positiva para aquellas que estamos cumpliendo y que seguimos cumpliendo, y Galicia, está cumpliendo y seguirá cumpliendo”, advirtió Alberto Núñez Feijóo, que en los peores momentos ha estado al lado de Rajoy. A pesar de mostrar su “respeto”, el barón gallego pidió que la ayuda al eje mediterráneo -esto es, a Cataluña, Valencia, Islas Valeares y Murcia- no suponga efectos negativos para las cumplidoras.
Más contundente se mostraron desde Aragón. “Todos los ciudadanos españoles, vivan donde viva, son iguales”, exclamó Roberto Bermúdez, consejero de presidencia. Su rechazo al déficit asimétrico es total: “Mientras algunos nos hemos ajustado, otros siguen gastando en embajadas y otras cosas”, dijo, apuntando directamente a “algún portavoz catalán”.
El extremeño José Antonio Monago, que ya avanzó en esRadio su rechazo, no varió un ápice su postura y se mostró desafiante al asegurar que “no permitirá” que se beneficie a Cataluña “a costa de las comunidades que cumplen” con los objetivos de déficit. Su vicepresidenta, Cristina Teniente, insistió: “Lo que no puede ser es que Cataluña convierta una reivindicación que era lógica hace dos años en una reivindicación injusta”, y recordó el “sacrificio inmenso” de sus conciudadanos para alcanzar la meta de déficit reclamada por Moncloa.
Por último, desde la Comunidad de Madrid, su presidente quiso enfatizar que el modelo planteado por Hacienda “perjudica gravísimamente a los madrileños” y que, en consecuencia, no lo aceptará. “Tiene que ser un objetivo conjunto porque es un objetivo de país y nosotros estamos con que todo el mundo cumpla el mismo objetivo”, argumentó Ignacio González, que ve en el beneficio a las incumplidoras un “perjuicio” a las que “han hecho los deberes”.
“Sensatez, generosidad, sentido común, inteligencia y grandeza”, recetó el presidente. Este martes, es papel mojado. El Gobierno admite el incendio, pero recalca que aún no hay nada cerrado. Así lo expuso Luis de Guindos, titular de Economía, preguntado con insistencia en Bruselas. De hecho, todavía no hay fecha para que se reúna el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Es el momento, inciden las fuentes consultadas, de una negociación “discreta”.