Uno de los gastos fijos más altos de realizar una simple llamada telefónica viene del coste por establecimiento de llamada. Este coste supone, en un caso medio, desembolsar 15 céntimos de euro cada vez que marcamos y se establece la conexión, lo que significa que las operadoras nos cobran un fijo tanto si descuelga nuestro interlocutor, como si lo hace un contestador automático o un buzón de voz.
Nada nos va a arreglar, en cuanto a economía doméstica se refiere, el hecho de contratar una tarifa que tenga un coste por minuto por debajo del céntimo si nuestras llamadas son cortas. En esos casos, lo que va a suceder es que el coste total de la llamada tiende a ser el coste del establecimiento de la misma, que es un coste administrativo hoy en día, o al menos, no tan justificable como lo podía ser hace 20 o 30 años.
El establecimiento de llamada tiene los días contados porque se trata de un coste alto por hacer algo muy común. Cada día se realizan millones de llamadas de móvil en nuestro país y a pesar de que existe un proceso más o menos complejo por el cual se establece contacto entre los dos extremos de la conversación, el aumento del número de llamadas diarias en España nos hace pensar en que algo falla: el coste de establecimiento debería haber bajado sensiblemente.
A partir de 2007 la telefonía móvil vivió un cambio interesante, puesto que se establecía que nadie podía sacar ventaja del redondeo en los precios y se empezó a tarificar por segundos "evitando la facturación de servicios no prestado efectivamente". ¿Qué significó esto? Pues que muchas operadoras vieron cómo sus ingresos por redondeo se terminaban, esos mismos ingresos de los que se protegía al consumidor estableciendo el cobro por segundos de conversación. Así, algunas operadoras subieron los precios del establecimiento de la llamada, y en general, se encarecieron las tarifas.
Esto no debería ser así. Por el lado del consumidor, asumir un coste, o una parte del coste de la llamada solo para compensar las hipotéticas pérdidas de una compañía telefónica es algo injusto. Por otro lado, las operadoras pueden sacar ventaja de jugar con esos costes fijos, como el establecimiento de la llamada, para captar más clientes y ver cómo el aumento de cuota de mercado compensa las "posibles pérdidas" derivadas de esa tarificación por segundos.
Las mejores tarifas sin establecimiento de llamada
Ya existen muchas tarifas sin establecimiento de la llamada en el mercado, y de hecho conviene analizarlas detenidamente para comprender que, realmente, las operadoras no están regalando beneficios, sino buscando un tipo de cliente que entiende por lo que se está cobrando, que es por un servicio, y que busca, en definitiva, el precio más justo. A nadie se le escapa que una operadora de telefonía pueda establecer un consumo mínimo o una cuota mensual para poder estipular un coste de 0 euros por el establecimiento de la llamada, y en eso se basan, precisamente, las mejores tarifas del mercado.
La Tarifa Libre de MásMóvil es un claro ejemplo de tarifa económica que no impone un coste al establecimiento de llamadas. La factura de esta tarifa implica que las llamadas tienen un coste de 8,5 céntimos de euro el minuto (más IVA), mientras que los SMS se cobran a 8 céntimos. ¿Esto es mucho o poco? Depende del cliente, pero al no tener consumo mínimo es el cliente quien fija el máximo de gasto mensual en llamadas. Eso sí, está asociado a un bono de datos que es de un mínimo de 500 MB al mes, con un coste de 8 euros más IVA.
El caso de Amena es también interesante, ya que dispone de tarifas con una cuota mensual clara, pero con unas condiciones para las llamadas envidiables. Tanto es así, que las llamadas son virtualmente gratis, y digo virtualmente porque está claro que pagamos esa cuota mensual, pero tanto el establecimiento de la llamada, como el precio por minuto y el coste de los SMS es cero, siempre que estemos dentro de los supuestos de la oferta.
En la Tarifa Amena 19, pagaremos 19 euros al mes (más IVA, siempre) por llamar de forma ilimitada y sin coste adicional hasta a 150 destinos (es decir, números diferentes) al mes, y disfrutaremos de 1000 SMS gratuitos a 100 destinos diferentes. Esto de los destinos se establece para evitar el uso de la tarifa con fines comerciales. La contrapartida es que. Si agotamos las condiciones de la oferta, el precio pasa a ser el "normal": 15 céntimos de establecimiento de llamada y 8 céntimos el minuto.
Si además queremos conectarnos a Internet, la tarifa indicada es la Amena 25. Conserva todas las características de la anterior tarifa, pero además añade 1GB de datos para descargar en un mes a velocidad máxima. Cuando se agota esa descarga, la velocidad de conexión baja a 64 kbps, pero tiene la ventaja de seguir siendo gratuito (incluido en el precio). Existen más tarifas con establecimiento de llamada gratis, o incluido en el coste mensual, pero estas tres que hemos comentado son las que más pueden beneficiar a un consumidor medio que intente ahorrar en las llamadas a la vez que incrementa el número de las mismas.
Como es natural, lo mejor es comparar, analizar y volver a comparar precios y condiciones de las mejores tarifas para tomar la mejor decisión. Para acertar, la clave es leer bien la letra pequeña y hacer números sobre cuántas llamadas mensuales hacemos, cuántos destinos, cuántos SMS consumimos y cuántos datos descargamos. Solo así tendremos un valor objetivo de lo que debería ser nuestra tarifa perfecta.
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