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Guillermo Dupuy

Rajoy y sus excusas para la estafa

El drama es que nadie rescata a los ciudadanos de la empobrecedora política del PP, ejemplo insuperable de corrupción ideológica y de estafa política

Las nuevas pero influyentes voces que últimamente se han animado a denunciar el clamoroso y empobrecedor incumplimiento electoral que el Gobierno del PP viene perpetrando en materia fiscal han forzado a Mariano Rajoy a repetir, con escasas variaciones, las mismas malas excusas que nos ha venido dando desde el primer momento: "No nos gusta subir los impuestos", pero "si no llegamos a subirlos, ahora estaríamos rescatados".

Para empezar, y tal y como algunos venimos denunciando desde hace mucho tiempo, la cacareada y, ciertamente, desastrosa herencia dejada por Zapatero podrá ser excusa para muchas cosas, menos para emular al que la dejó. Si fuese cierto –que no lo es– que el agujero dejado por Zapatero le pilló a Rajoy por sorpresa, lo que debería haber hecho el nuevo presidente del Gobierno al descubrirlo sería acometer un recorte del gasto público mucho más rápido y severo que el que tenía previsto llevar a cabo. En lugar de eso, Rajoy ha preferido apuntalar un sobredimensionado sector público y superar por la izquierda al Gobierno de Zapatero a la hora de subir impuestos, lo que no ha evitado superarlo también, dicho se a de paso, en el ritmo de endeudamiento durante 2012.

Por otra parte, el Estado español ha sido destinatario de numerosos rescates, aunque hayan sido parciales, durante todo este tiempo. Para empezar, Bruselas ha permitido al Gobierno de Rajoy relajar paulatinamente sus compromisos de reducción del déficit en 2012, desde aquel 4,4% con el que se comprometió Rajoy ante los electores hasta el 6,3% fijado finalmente por Bruselas, tope que el Ejecutivo del PP también ha incumplido con un desequilibrio presupuestario que ha alcanzado el 7% y que, en realidad, superaría ampliamente el 10% si no fuese porque Bruselas también ha accedido a no contabilizarlo como déficit. De hecho, los cientos de miles de millones de euros que el BCE ha inyectado a nuestro sistema bancario es otra forma de rescate que Rajoy ha utilizado para que nuestras entidades financieras compren deuda soberana. Sin irnos tan lejos, la última rebaja de tipos aprobada por el BCE no servirá de nada para reactivar nuestra economía productiva, pero facilitará, sin duda alguna, que Gobiernos manirrotos como el nuestro prosigan una alocada carrera de endeudamiento.

Rajoy dirá que "no le gusta subir los impuestos", pero lo que no le gusta de verdad es reducir el gasto público, tal y como está demostrando y confesó pocos días antes de su ¿última? subida de impuestos. El drama de los españoles es que nadie les rescata de la empobrecedora política económica (y no sólo económica) de este PP de Rajoy, ejemplo insuperable de corrupción ideológica y de estafa política de cuantos hayamos padecido en nuestros cuarenta años de democracia.

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