El Gobierno transmite que la situación no es tan dramática como hace justo un año. La prueba más evidente, explican, es que la prima de riesgo fluctúa en el entorno de los 300 puntos -este martes, por primera vez en 14 meses bajó ese escalón- y el interés del bono a diez años caía al 4,2%, lo que permite una financiación sin tantos apuros. Se nota en el trato más próximo; los ministros están más tranquilos, ya no hablan de abismos, y han desaparecido en parte las ojeras. Pero el contexto sigue siendo muy duro.
Así, sin la presión de los mercados y las voces que apuntan a movimientos por parte del BCE, el presidente admitió que España sólo verá más paro y menos crecimiento en el año en curso. La recuperación se atrasa a 2014, si es que llega. Y, por primera vez en varios meses, el propio Mariano Rajoy vuelve a hablar de "recortes", palabra tabú en los circuitos oficiales. De nuevo, crece la expectación sobre lo que aprobará el Consejo de Ministros el próximo viernes.
El jefe del Ejecutivo quiso ser lo más didáctico posible. Es consciente, dicen los suyos, de la inquietud latente en la opinión pública, y por ello expuso que revisar a la baja las previsiones económicas no es algo exclusivo de España. Iba con la lección bien aprendida, y sacó a colación los cambios a peor en los países del entorno: Reino Unido pasa de un 1,8% al 0,6%, Francia preveía un crecimiento del 0,8% y se queda en el 0,1% e, incluso, Alemania retrocede del 1,6% al 0,4%.
España presentará este viernes un cuadro macroeconómico con un retroceso de hasta un punto (del 0,5 al 1,5%, según avanzó Luis de Guindos). Rajoy se justifica: "La recuperación del crecimiento que vaticinaban las instituciones internacionales no se está produciendo y de ahí la revisión", dijo, en relación al FMI o a la propia Comisión Europea. "No se ha hecho nada distinto a lo que se ha hecho en otras ocasiones y en el resto de la UE, lo cual es lógico", insistió.
De hecho, el presidente se dio una nueva fecha para volver a hacer modificaciones; el próximo mes de septiembre, cuando se presentan los Presupuestos Generales del Estado para 2014. "No se acierta siempre", llegó a admitir. Para el Ejecutivo, lo prioritario es que se hagan unas cuentas lo más realistas posibles para así poder enfrentar la cruda realidad sin "mentiras que no interesan a nadie", en voz de fuentes gubernamentales.
"¿Más recortes de gasto público?"
Rajoy respondía entonces a la pregunta que se hacen todos los españoles: "¿Habrá más recortes de gasto público?", se cuestionó a sí mismo. Y se contestó: "No haremos recortes como los de 2012" si bien "es probable que en algunas partidas tengamos que hacerlos". Dejó abiertas todas las puertas, incluso a una nueva subida impositiva. "No queremos subir ni el IVA ni el IRPF este año, pero dependemos de las previsiones", fueron sus palabras. También citó la senda de déficit público. "No he oído nada de subida de impuestos", recalcó un portavoz oficial minutos después.
Hasta la fecha, el Gobierno negaba tajante la posibilidad de subir los impuestos. Lo repitió hasta la saciedad Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, hace una quincena en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. En términos parecidos se pronunciaba Soraya Sáenz de Santamaría hace menos de una semana. Y este mismo martes, Alfonso Alonso, próximo a la vicepresidenta, proclamaba: "No habrá más ajustes este año".
Ahora, todo parece en el aire. Rajoy quiso dejar claro que cada paso que da es en aras del interés general: "Si lo hacemos es porque es necesario e imprescindible. Si no tomamos algunas decisiones, por duras que pudieran parecer, estaríamos destruyendo el futuro", afirmó en la rueda de prensa que realizó en Moncloa junto al primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico.
En tres días, Moncloa enviará el nuevo paquete de reformas a Bruselas en el que, entre otras medidas, se comprometerá a elevar la edad de jubilación. También pondrá encima de la mesa las tan prometidas como retrasadas ley de emprendedores, reforma energética o adelgazamiento de la administración en sus tres niveles; central, autonómico y local. "Las reformas no son una opción, son una obligación", afirmó Rajoy en su exposición inicial. "Tanto nacionales como europeas", recalcó, elevando la presión a Bruselas. El Gobierno no quiere ni pensar que la unión bancaria o fiscal pueda sufrir retrasos por la indecisión de Bruselas. Sí está atada tanto una relajación del objetivo de déficit público como un plazo mayor para cumplir con los compromisos fiscales.