En un evento organizado por Deutsche Bank en Berlín, en el que también participó el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, Merkel recalcó que parece que los europeos son capaces de encontrar soluciones comunes cuando están "al borde del abismo", pero que tan pronto como las presiones se alivian, "dicen que quieren seguir su propio camino".
"Tenemos que estar preparados para aceptar que Europa tiene la última palabra en ciertas áreas. De otra manera, no seremos capaces de continuar construyendo Europa", advirtió la canciller.
A este respecto, Tusk alertó de que sería "peligroso" que otros países sientan que Alemania está imponiendo su modelo económico en todo el bloque, algo que negó Merkel, quien recordó que Europa fue construida a partir de diferentes culturas y economías con diferentes fortaleza.
En su opinión, la clave fue que se orientó hacia mejores prácticas, lo que significa que Alemania aceptó el mercado único de servicios, un mercado laboral común y unos sistemas de Seguridad Social más compatibles para que los europeos pudieran moverse de un país a otro sin preocuparse por sus pensiones.
"No siempre es necesario abandonar las prácticas nacionales, pero necesitamos que sean compatibles. Es un caos ahora mismo", subrayó Merkel, quien incidió en que hay que estar preparados para "romper con el pasado con el objetivo de dar un salto hacia adelante". "Estoy lista para hacerlo", aseguró.
Por otro lado, Merkel defendió también su enfoque para hacer frente a la crisis frente a las críticas que acusan a la canciller de poner demasiado énfasis en la austeridad, y aseguró que Europa debe encontrar un camino que genere al mismo tiempo crecimiento y una finanzas sólidas.