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Pau A. Monserrat: "Los bancos se han aprovechado de la confianza de sus clientes"

En La banca culpable, el economista de iAhorro explica la fórmula para evitar productos financieros que no le convienen.

Pau A. Monserrat Valentí, economista de iAhorro, es autor del libro La banca culpable, editado por La esfera de los libros, en donde identifica las malas prácticas y los productos financieros que han causado la ruina de hipotecados y ahorradores, además de proporcionar las herramientas básicas para que el cliente no vuelva a entrar desprotegido a una oficina bancaria.

Montserrat analiza dichos errores y malos usos de la forma más objetiva e imparcial posible, recurriendo a la opinión de expertos y clientes reales, así como a su experiencia como bancario, primero, y como agente de entidad financiera, después.

Pero lo más importante es que en La banca culpable el lector aprenderá a invertir correctamente su dinero, ya que la obra explica con claridad y sencillez la fórmula mágica para que no vuelva a contratar productos financieros que no le convienen: "El director de banco es un vendedor, no un asesor".

Pregunta: En tu libro hablas de víctimas y culpables. ¿Es la banca culpable de la crisis?

Respuesta: Es culpable de no hacer bien su trabajo, de captar adecuadamente el ahorro de familias y empresas con productos financieros adecuados comercializados de forma transparente, por una parte, y canalizarlo a inversiones y consumo útil para la economía del país, por otro.

Desde el principio de mi libro dejo claro que no ataco a la banca como agente económico, cuyo buen funcionamiento es vital para una economía moderna. Lo que se critica, por mi experiencia profesional en la banca, es la agresiva política de comercialización de productos tóxicos y menos tóxicos en las sucursales de nuestros bancos y cajas, aprovechándose de la falta de cultura financiera y, además, de la confianza que el cliente tenía en el director de "su" banco.

Por una parte, se han colocado al cliente minorista productos de inversión de alto riesgo y complejidad, como las participaciones preferentes o las obligaciones subordinadas, que en otros países europeos ni se permite su comercialización fuera del circuito profesional de inversores.

Una participación preferente es un producto híbrido (entre la renta variable y la fija); de riesgo, que no ofrece remuneración si el emisor no tiene beneficios en el periodo anterior; de vencimiento perpetuo, sin posibilidad de recuperar el capital si no se vende en un mercado secundario y se asumen potenciales pérdidas; y, por si todo ello fuera poco, en caso de liquidación del banco se cobra el penúltimo, solo en peor situación que los accionistas.

¿Alguien razonablemente puede justificar que se ha vendido con la información adecuada este producto a clientes de perfil conservador? Junto a la banca, evidentemente, se reparte la culpabilidad el Banco de España y la CNMV, supervisores cuya labor ha sido, cuanto menos, inútil. Un 80% de las culpas las podríamos achacar a la banca y sus reguladores. El 20% restante acepto que se endose a los clientes; sin embargo, no lo olvidemos, pagan al 100% sus culpas.

Afectados y partidos políticos coinciden en que la venta de preferentes e incluso de deuda subordinada fue una estafa. ¿Piensas lo mismo?

Hablar de estafa en general no sería sensato, dado que para hablar de delitos hay que tener una sentencia firme de un juez. Dicho esto, la colocación de este tipo de productos al cliente minorista de perfil conservador es algo inaceptable que debería ser juzgado.

Lo que pasa es que ni al Gobierno ni a la banca les interesa, dado que ambos son los máximos responsables de este penoso episodio financiero, probablemente el más escandaloso de la época democrática. Y no nos olvidemos de los sindicatos y patronales que estaban en las Cajas de Ahorro y ponían la mano para cobrar dietas y poco más.

¿Crees entonces que los minoristas afectados por las quitas deberían recuperar toda su inversión?

Es inaceptable quitas a preferentistas cuyo perfil no era el adecuado, y el arbitraje debería ser generalizado, demostrando el banco que se le vendió al cliente idóneo cumpliendo todos los requisitos que exige la normativa y la buena fe. No se devolvería el dinero a un 20% de los ahorradores, como estiman algunas agencias de rating, sino probablemente a un 80%.

Pese a que este coste lo acabaremos pagando los contribuyentes, lo contrario es pura y llanamente una injusticia. Otra cosa es que los responsables de este despropósito sean juzgados, lo cual es indispensable aunque, me temo, no hay nadie en el poder por la labor.

Les recomendarías acudir al arbitraje o directamente a los tribunales...

El arbitraje no elimina la opción de ir a los tribunales, hasta que haya un laudo y se acepte. Por tanto, no es una mala opción acudir al arbitraje, pero asesorándose siempre antes con abogados especializados y asociaciones de defensa del consumidor para analizar si es preferible acudir a la Justicia directamente.

En cuanto al problema de las hipotecas, ¿se trata también de una estafa o más bien el impago es consecuencia de la crisis?

El banco tiene la obligación jurídica de conceder préstamos hipotecarios de forma responsable, con un plus de diligencia respecto al cliente que lo solicita. Si hay indicios de que el préstamo se concedió sin seguir los mínimos criterios de riesgo, el banco ha de compartir el coste con el hipotecado. Vivimos en un país en que el cliente paga con creces sus culpas y el banco, en lugar de pagar, cobra. Una situación lamentable.

Hay una parte de la mora debida a la crisis económica, sin duda, pero también hay un número nada despreciable de casos que se deben a la mala concesión de préstamos hipotecarios, a gente que era previsible que impagara a la mínima que la situación económica fuera un poco mal (o que los tipos de interés subieran). De hecho, la banca vuelve a replicar sus errores pasados. Con hipotecas concedidas a tipos de interés variables de Euribor más 4 puntos o más, a la que los tipos suban, el nivel de impagos aumentará una vez más.

¿Se debería, por tanto, aprobar la dación en pago?

La dación en pago generalizada no me parece una opción acertada. Sin embargo, el sistema de ejecución hipotecaria actual es un desastre que da las máximas facilidades al acreedor (banco) y casi ninguna al cliente deudor. Para mejorarlo y adaptarlo a los ordenamientos jurídicos más modernos de los países europeos, se debería instrumentar una "ley de segunda oportunidad" para las familias que tienen dificultades para pagar el préstamo hipotecario de su vivienda habitual, en principio incardinada en la normativa concursal.

Así estaría en manos del juez adoptar determinadas medidas tendentes a equilibrar la deuda hipotecaria y evitar que la familia pierda su casa (y el banco su dinero), entre ellas:

  • Carencia de capital durante unos años.
  • Bonificación del tipo de interés temporal.
  • Ampliación del plazo.
  • Quitas de la deuda hipotecaria, en determinados casos.
  • Lease back o alquiler con opción de compra de la propia vivienda perdida, si procede.
  • Dación en pago tutelada por el juez si no se puede reestructurar la deuda.

En definitiva, tratar de evitar el desahucio en la medida de lo posible.

Qué opinas de la Ley Antidesahucios aprobada por el PP. ¿Cuál sería la mejor solución contra los desahucios?

Es cosmética, ineficaz, tutelada por la banca y no solucionará el problema actual ni el futuro. Y ellos lo saben, que es lo peor. Hay que reformar la normativa hipotecaria y modernizarla, no aprobar retoques para tratar de contentar a la opinión pública y, de paso, no soliviantar a la banca.

En tu libro explicas que el director de un banco es un vendedor, no un asesor. ¿Ha pecado el español medio de confiado o más bien de inculto en materia financiera?

De ambas cosas. El español medio ha adquirido muy poca cultura financiera y este libro trata justamente de ayudarle a ello, de la forma más didáctica y amena posible. Por otra parte, el cliente de un banco confiaba en el buen hacer del personal de las oficinas y no pensaba que se le estaba recomendando productos en función de los intereses del banco y no los suyos.

No me parece mal que una empresa, sea un banco o una tienda de comestibles, se dedique a vender y trate de ganar el mayor beneficio posible. Lo que no puede ser es que se aproveche de la confianza del cliente para venderle productos en mal estado, que es lo que ha ocurrido.

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