El diario germano Tageszeitung presentaba este lunes el lanzamiento oficial del partido Alternativa para Alemania (AfD) con una foto de un billete de 100 marcos alemanes en su portada. La formación, la primera abiertamente contraria al euro en Alemania, celebró su congreso inaugural el pasado domingo en un hotel de Berlín con gran afluencia de público. Asistieron casi 1.500 personas y en sus escasas semanas de vida ya cuenta con más de 6.000 afiliados, muchos de ellos procedentes del partido de Angela Merkel (CDU) y sus socios en el Gobierno, los liberales del FDP.
La gran apuesta de su programa electoral es abogar por la "disolución ordenada de la zona euro" y la reintroducción del marco en Alemania. También exige la devolución a los gobiernos nacionales de ciertas competencias normativas transferidas a la Comisión Europea, con el objetivo de "racionalizar" la actual estructura administrativa de la UE. El AfD defiende el mercado común, pero rechaza el euro, el rescate de otros estados miembro con dinero de todos los contribuyentes europeos y la creación de un superestado europeo centralizado, es decir, los planes de plena integración económica, fiscal y bancaria iniciados tras el estallido de la crisis del euro.
El líder de la formación es el economista Bernd Lucke, quien aspira a lograr representación parlamentaria en las elecciones generales del próximo septiembre, para lo cual necesitará recabar al menos el 5% de los votos. Su objetivo es atraer a los votantes descontentos con la estrategia llevada a cabo por Merkel a nivel comunitario. Y ello, sobre la base de que el 17% del electorado votaría a favor de un partido que defienda el abandono del euro por parte de Alemania, según las últimas encuestas. De hecho, el 26% de los votantes rechaza el euro.
Todos los miembros de la formación consideran que el euro es un "proyecto fracasado". En una reciente entrevista, Bernd Lucke afirmaba que "el euro es una moneda bajo la cual el proyecto europeo no puede prosperar", ya que está generando una mayor división entre la población de los países miembros. En concreto, defiende la división "ordenada" del euro mediante la salida de Grecia, Chipre, Portugal, España, Italia e incluso Francia. "Entonces, nos quedaríamos con una zona euro más pequeña, lo que podría tal vez existir durante un largo periodo de tiempo o tal vez acabaría disolviéndose", añade. Dentro del partido aún no existe unanimidad sobre el camino a seguir para abandonar el euro, pero, en todo caso, sus miembros coinciden en rechazar la actual configuración monetaria.
Además, se muestra contrario a las amplias competencias legislativas que posee Bruselas en detrimento de los tradicionales estados-nación y se opone a los rescates soberanos aprobados por la UE, en los que Alemania se alza como principal contribuyente.
Su formación ya ha recibido diversas críticas al ser acusado de "populista". Sin embargo, Lucke indica que su equipo selecciona cuidadosamente a todos los miembros potenciales para evitar la entrada de elementos procedentes de la extrema derecha (neonazis), contrarios también al euro. "No tenemos metas populistas. Somos votantes descontentos de los principales partidos alemanes que anhelan la disolución del euro".