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Bruselas presenta su informe más duro contra la política de Rajoy

La Comisión pide cambios en mercado laboral, fiscalidad y competitividad: "La agenda de reformas permanece incompleta". 

La política económica de Mariano Rajoy no convence a la Comisión Europea. A pesar de toda la retórica sobre las "reformas estructurales" que el presidente del Gobierno y sus ministros repiten en casi cada aparición pública, en Bruselas siguen existiendo muchas dudas sobre la capacidad y las ganas del Ejecutivo español de enfrentarse a los grandes retos que tiene por delante la economía nacional.

Este miércoles, la Comisión Europea ha presentado un nuevo informe "en profundidad" sobre la "prevención y corrección de los desequilibrios en España" y sus conclusiones no son precisamente positivas. De hecho, el documento es el más duro de los publicados por el Gobierno comunitario desde que el PP llegó a La Moncloa. Es una enmienda a la totalidad de su política económica, con tres mensajes principales: quedan muchas reformas por hacer, las que se han hecho se quedan cortas y los principales riesgos que pendían sobre el país siguen presentes.

Y ya no es sólo una cuestión de recomendaciones. Hay que recordar que España está virtualmente intervenida, con un rescate bancario que incluye una estricta condicionalidad macroeconómica y con unos objetivos de déficit que no se cumplen desde el inicio de la crisis. En estas condiciones, Bruselas ya ha puesto encima de la mesa su advertencia: si no hay reformas, habrá multas.

Las frases

Desde el principio del documento, queda claro que éste no es un informe más. La Comisión Europea, cuando habla de los gobiernos de los estados miembros, siempre es cuidadosa en sus expresiones. Por ejemplo, incluso en los peores momentos de la crisis griega, Bruselas ha intentado mantener una apariencia de normalidad y apoyo al Gobierno heleno. Por eso, sorprenden aún más determinadas expresiones que recorren el documento y que se mantienen en el límite de lo que permite el lenguaje diplomático. Las siguientes son, quizás, las cinco frases más duras:

  • "Las principales observaciones y conclusiones del análisis son que los riesgos y las tendencias económicas negativas asociadas a los desequilibrios macroeconómicos son todavía poderosos y, en parte, se han materializado"
  • "La agenda de reformas permanece incompleta e incluso reformas ya adoptadas no han generado todos los efectos debido a fallos en su implementación. Como resultado, la capacidad de ajuste de la economía sigue sin ser satisfactoria, con gran parte del peso del ajuste recayendo en el desempleo"
  • "La escala e interrelación de los retos políticos derivados de estos desequilibrios requieren una respuesta política ambiciosa y exhaustiva"
  • "España necesita, simultáneamente, reducir sus altos niveles de deuda pública y privada, ganar competitividad y revivir el crecimiento económico a través de una más amplio reequilibrio de su economía hacia un sector exportador en crecimiento"
  • "La complejidad y la severidad de los retos requieren una respuesta política exhaustiva y un control cercano. Con el desempleo en niveles extremadamente altos y crecientes, completar e implementar decisivamente la agenda de reformas estructurales es esencial para apoyar el reequilibrio de la economía"

Las reformas

Tras la contundencia de estos comentarios, hubiera sido extraño que las medidas solicitadas se hubieran quedado en temas menores o en meros detalles respecto a lo aprobado en los últimos quince meses. En realidad, la Comisión presenta un auténtico programa de Gobierno alternativo. Tampoco es la primera vez que desde Bruselas le leen la cartilla a Rajoy. Lo novedoso quizás sea el grado de detalle y el nivel de exigencia, que se ha reforzado.

En realidad, llueve sobre mojado. Los expertos y los organismos internacionales han sido constantes en sus análisis desde que el PP llegó al poder: las reformas van en la buena dirección, pero se están quedando muy cortas. Esta cuestión es importante. Las críticas a Rajoy no son tanto por lo aprobado, que se entiende que es más o menos correcto, como por aquellas cuestiones a las que no se ha enfrentado. Este mismo miércoles, por ejemplo, Alfredo Pérez Rubalcaba, líder del PSOE, echaba en cara al presidente el informe de Bruselas. Pero en realidad, lo que la UE pide es que el Gobierno vaya más allá en su línea, exactamente lo contrario a lo que reclama el principal partido de la oposición.

En esta ocasión, la Comisión Europea reitera sus peticiones clásicas, que podríamos dividir en cuatro grandes campos.

1. Competitividad: a mitad de camino

  • Ley de unidad de mercado: aunque la Comisión celebra la puesta en marcha del proceso legal (hay que recordar que está todavía en fase de tramitación) alerta de los posibles recortes que puedan producirse y pide que "el grado de ambición del borrador de la ley y el calendario de aprobación" sean respetados.
  • Mercado energético: en esta cuestión, los autores se muestran preocupados por la falta de "competencia" en la industria y el "déficit de tarifa", y piden "más pasos para contener" su impacto potencial en las finanzas públicas.
  • Legislación empresarial: uno de los aspectos en los que el texto es más claro. "La regulación anticompetitiva y las barreras de entrada no justificadas en los servicios profesionales siguen siendo un problema". Por eso, pide medidas "para facilitar la entrada y la salida de las empresas", de manera que éstas puedan recolocar recursos y crear empleo.
  • Tamaño de las empresas: por último, el informe recuerda uno de los problemas menos presentes en el debate público, pero que más dañan la competitividad de la economía española. En su opinión, las normas laborales, administrativas y fiscales que limitan sus efectos a las pequeñas y medianas empresas pueden provocar "un sesgo" que se refleje en el tamaño de las compañías, con los negativos efectos que eso tiene; los expertos alertan de que España necesita más empresas de nivel medio, es decir, que tengan por encima de los 100-200 empleados.

2. Fiscalidad: no penalizar el crecimiento

Mariano Rajoy ha subido todos los impuestos posibles desde que llegó a La Moncloa. La Comisión no es especialmente combativa con esta cuestión, más que nada porque al fin y al cabo representa a los principales acreedores (o avalistas) de España, que quieren cobrar su dinero. Pero en todos sus informes han sido constantes las peticiones de un cambio en el modelo fiscal, hacia un sistema más "justo" y "eficiente". Es decir, la discusión no es sólo si subir o bajar los impuestos en términos generales, sino sobre el conjunto de la normativa fiscal (gráfico con el crecimiento del PIB en España).

Por eso, la Comisión pide "una revisión del sistema fiscal" para hacerlo "favorable al crecimiento", algo que los expertos también reclaman desde hace tiempo. ¿Cómo conseguirlo? Las sugerencias son no penalizar las rentas que generan riqueza (IRPF o Sociedades) y equilibrar las posibles pérdidas recaudatorias con impuestos indirectos (tanto IVA como tributos medioambientales).

3. Mercado laboral: una reforma a medio camino

En esta cuestión, la Comisión divide sus recomendaciones en dos partes. Por un lado, pide un control estricto sobre las consecuencias de la reforma laboral. Pide que se mida y se analicen sus resultados para, si no se están cumpliendo los objetivos del Gobierno, ir más allá en las medidas, ampliando la flexibilidad en las empresas, reduciendo la dualidad y optimizando el proceso de negociación colectiva. En realidad, todo apunta a las propuestas habituales de expertos e instituciones: reducir el número de contratos, simplificar la legislación y dar más poder a trabajadores y empresarios, quitándoselo a sindicatos y patronales.

En lo que no hay matices es en la otra cara del mercado de trabajo, lo que tiene que ver con los parados. Los autores creen que "sería importante complementar la reforma" ya aprobada con una "revisión completa de las políticas activas de empleo y los servicios públicos de empleo". De nuevo, incide en una cuestión ya manida. Tanto el diseño de los subsidios para parados como el papel del INEM (ahora SEPE) es un gran freno a la vuelta al mercado de aquellos que están desempleados.

4. Sistema financiero: la palmadita

Quizás el apartado menos crítico con el Gobierno llegue con el análisis del sector financiero. La Comisión da una pequeña palmadita en la espalda del Gobierno, reconociendo que su reforma está "cumpliendo" con las fechas previstas y servirá para hacer "más efectivo" el mercado. Aunque no da nada por hecho, puesto que el proceso de recapitalización sigue en marcha, sus comentarios sobre las opciones abiertas son bastante positivos.

Por otro lado, en lo que hace referencia al mercado hipotecario, "que contribuyó a pasados desequilibrios", aplauden el proceso de "reforzamiento" del mercado del alquiler, que debería servir para "facilitar la movilidad geográfica de los trabajadores y mejorar la capacidad de ajuste de la economía".

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