Si alguien piensa que el rescate a Chipre ha conseguido calmar los ánimos de los mercados y llevar la tranquilidad a los pequeños ahorradores, podemos afirmar que justo ha producido el efecto contrario.
Cuando la crisis financiera llegó a Europa, y de tener en nuestro caso el mejor sistema financiero del mundo pasamos a tener un barco lleno de agujeros, la UE quiso poner fin a los rumores de quiebras de entidades financieras y saco una directriz por la cual hasta 100.000 euros por cliente y entidad, estarían garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos de cada país y, subsidiariamente, los propios Estados que deberían respaldar hasta esta cifra los ahorros de los pequeños impositores. Era la forma que idearon para dar seguridad a los pequeños clientes y evitar la ‘estampida’ de capitales de un país a otro.
Pero no contaron con dos cosas. La primera con el hecho de que aunque no muchos pequeños ahorradores poseen más de esa cantidad, si hay gente que tiene más. La segunda, que traspasar la gestión de una entidad financiera al Estado hasta esos 100.000 euros no es más que un sinónimo que los ciudadanos, con sus impuestos, debemos de respaldar a los ahorradores que posee una entidad que quiebre hasta 100.000 euros.
O sea, dejaron abierto la caja de los truenos para los ahorros por encima de esa cantidad y metieron en el mismo saco a clientes de entidades seguras y de entidades rescatadas, ya que ambos deberán de pagar de igual forma con sus impuestos (y la devolución de la deuda emitida por el Estado) los rescates de entidades negligentes, con independencia de que su entidad fuera de las buenas o de las malas.
Y llegamos a la crisis de Chipre, donde hasta los 100.000 dichosos euros responde el FGD chipriota y en su defecto al Estado. ¿Qué ha ocurrido? Pues que los ahorradores con cifras superiores al límite indicado han visto reducir considerablemente su patrimonio, con independencia de que su entidad estuviese en quiebra o no, haciendo que sean parte activa del rescate del país.
La reflexión es la siguiente, ¿qué confianza me inspira una entidad de Chipre si el propio país tiene que ser rescatado lo que indica que no puede responder de los 100.000 primeros euros de cada ahorrador?
La figura de los Fondos de Garantía de Depósitos de cada país deja de tener valor cuando ese mismo país es objeto de rescate. Muy interesante leer lo que respondió Daniel Lacalle a la pregunta sobre el tema en cuestión.
Por este motivo no deja de hacerme gracia las ofertas de depósitos que se ven en el mercado entre las que hay algunas de entidades por ejemplo portuguesas como son el Banco Espirito Santo o el Banco Financia Sofinloc, ya que ofrecen tipos de interés muy por encima de los que ofrecen las entidades financieras españolas y donde la garantía de los 100.000 euros primeros la tienen las entidades y subsidiariamente el FDG de turno y el Estado, con lo cual, si creo que ese país va a ser rescatado, ¿qué grado de seguridad me da contratar un depósitos en una entidad de ese país?
Solo una cosa para el pequeño ahorrador y es el hecho de que se olvide de los 100.000 primeros euros para decidir en lo que invertir y se fíe más en la estabilidad que tiene el país, ya que es este el cual deberá dar respuesta solidaria a ese FGD. De poco me vale que el FGD portugués garantice 100.000 euros por cliente y entidad sí creo que es un país que será intervenido por la 'troika'. Mejor preocuparse por la marcha de los países para invertir en vez de las entidades que estos tienen en su sector financiero que debería ser lo secundario en vez de lo principal.
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