El pasado 21 de marzo de 2013, el economista Peter Diamond visitó la Fundación Rafael del Pino para impartir una conferencia sobre la crisis económica que enfrenta Estados Unidos. Ganador del Premio Nobel de Economía 2010, Diamond acaba de publicar en España el libro La reforma necesaria, de la mano de la Editorial El Hombre del Tres. Libre Mercado ha aprovechado su visita a España para conocer su opinión sobre la actual crisis económica.
Pregunta: ¿Le sorprende el grado de profundidad de esta crisis?
Respuesta: En esta crisis vemos algo que han descrito muy bien Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart, hemos tenido una burbuja inmobiliaria, hemos tenido una crisis bancaria y, como combinación de ambas, tenemos una situación muy difícil.
¿Qué valoración hace de las medidas tomadas por EEUU para lidiar con la crisis bancaria?
Creo que EEUU ha abordado bien las dificultades financieras, rescatando a los bancos grandes y liquidando a los pequeños. Digo esto porque los segundos son más fáciles de reemplazar que los primeros, ya que los bancos grandes son internacionales. En este sentido, lo que convendría tener en cuenta para crisis futuras es que la supervisión de los bancos internacionales debe hacerse de forma más coordinada.
¿Y qué me dice de los "estímulos" fiscales que ha aprobado la Administración Obama?
El "estímulo" fue diseñado para el corto plazo porque no se anticipó lo larga que va a ser esta recesión. Cuando se aprobaron estas medidas, debió advertirse de que serían continuadas si el empleo y el crecimiento no se recuperan en el tiempo esperado.
¿Pero no sería esto una señal de que el "estímulo" no funciona y, por lo tanto, convendría replegarlo y adoptar otro tipo de medidas?
Considero que sería un error no aplicar más planes de "estímulo", y creo que los legisladores estadounidenses que están bloqueando este tipo de programas de gasto público se están equivocando. Hay que tener en cuenta, además, que cabe hacer un "estímulo" más amplio. Por ejemplo, se podría abordar la situación hipotecaria de forma realista. El Gobierno Obama ha hecho muy poco para reestructurar este sector, hacen falta más acciones que combinen palos y zanahorias, siempre teniendo en cuenta el bien común.
Suponiendo entonces que los planes de "estímulo" ayudan a salir de la crisis, ¿debe Europa aplicarlos? ¿No tiene mucho menos margen de actuación que Estados Unidos debido a su mayor nivel de endeudamiento público?
Ni EEUU ni Europa han tomado medidas suficientes para luchar contra esta crisis, pero en EEUU tenemos la ventaja de que el margen de maniobra es más amplio. Nuestro problema de endeudamiento público no es inmediato, al contrario de lo que ocurre en muchos países europeos que ahora no pueden financiar esos ajustes.
¿Qué valoración hace de la política monetaria a lo largo de esta recesión?
El BCE ha sido demasiado lento en su respuesta a la crisis, la Historia juzgará mal al BCE por este retraso. En EEUU se han cometido errores, eso es inevitable, pero las cosas se han hecho mucho mejor. El mayor fallo es que, inicialmente, no se plantearon medidas extraordinarias para luchar contra la crisis sino que solamente se tomaron pensando en las dificultades a corto plazo. Esto se ha corregido con nuevas rondas de estímulo monetario.
Personalmente, saco dos grandes conclusiones de nuestra situación: por un lado, creo que la política monetaria en EEUU ha sido muy buena durante esta crisis; por otro lado, creo que hay límites a lo que puede hacer la Reserva Federal, y esos estímulos monetarios deben ir acompañados de estímulos fiscales.
Antes mencionó a Rogoff y Reinhart. Ambos han cifrado en el 90% del PIB el punto de "intolerancia a la deuda", umbral a partir del cual el crecimiento va a menos. EEUU y Europa están coqueteando ya con esos niveles tan peligrosos.
Lo que importa aquí es el riesgo de que el mercado de deuda soberana se preocupe por la habilidad de los países para cumplir sus compromisos. El umbral del 90% o del 100% del PIB es más importante para Grecia o para Chipre. En EEUU aún no estamos en un punto de no retorno, y con más crecimiento podremos reducir el endeudamiento. Parte de ese crecimiento puede venir de una mayor inversión en infraestructuras, debemos plantearnos esta necesidad ante la duración de esta crisis. Eso sí, hay que reconocer que tenemos riesgos a largo plazo que tendrán que ser tenidos en cuenta.
Entonces sí defiende la reforma de los grandes programas de gasto público comprometidos a largo plazo...
La reforma de la educación, por ejemplo, es muy importante. En EEUU la financian los Estados, y como su capacidad de endeudamiento es limitada, los salarios de los profesores no han subido todo lo necesario. En cualquier caso, gastar más no es necesariamente la forma de tener mejores resultados. Más que gastar más o menos, hay que gastar con más inteligencia y aprobar medidas que merezcan la pena. Por eso conviene experimentar diferentes reformas educativas y luego expandir por todo el país aquello que merezca la pena. Lamentablemente, este es el tipo de reformas que siempre se deja para el próximo año.
Las pensiones son otro asunto que preocupa mucho.
Su peso en la economía es enorme y las proyecciones para los próximos 20 y 30 años deberían invitarnos a tomar medidas cuanto antes. Retrasar la reforma hará más complicada la solución porque cuanto mayor es el problema, más drásticas serán las decisiones que habrá que tomar. EEUU tiene más suerte que Europa en este punto, tenemos más tiempo para introducir cambios. Lamentablemente, no hay discusiones muy serias sobre la reforma de la Seguridad Social. En España se han cambiado algunas reglas, pero hace falta mucho más. En un sistema de pensiones importan los incentivos, no basta con retrasar las edades de jubilación.
¿Imitaría el modelo sueco, que ajusta las pensiones a la situación fiscal del sistema y añade un componente de ahorro y capitalización individual similar al que ha hecho famoso Chile?
Cuando Suecia reformó sus pensiones, los partidos políticos de izquierda y derecha se pusieron de acuerdo para combinar un sistema de reparto reformado con un modelo de ahorro individual. Cuando introduces un paradigma como el de Chile, los beneficios se ajustan de forma automática al desempeño de la economía, el mercado de trabajo y los activos.
Es importante aprender la lección de la estabilización automática porque también se puede reproducir en cierta medida dentro de un sistema de pensiones de reparto. España ha aumentado la edad de jubilación: un ejemplo de estabilización automática sería ligar esa edad de jubilación a la evolución de la esperanza de vida. Hay otras formas de hacerlo, Alemania ha tomado otro camino, pero ha introducido estabilizadores automáticos interesantes.
En libros como La reforma necesaria también ha defendido que el sistema de reparto puede mejorar si se introducen activos financieros, un elemento fundamental en el sistema de ahorro individual.
Normalmente, los sistemas de reparto solamente invierten en renta fija soberana, es decir, en deuda pública. Aunque no se tenga un sistema de capitalización individual, sí se pueden introducir los activos dentro de un sistema de Seguridad Social basado en el reparto. Suecia ha introducido este tipo de medidas con éxito. La lección es que, por encima de todo, es importante que el sistema de pensiones se aleje de la discrecionalidad política. Los sistemas de reparto tienden a estar mal diseñados, pero pueden funcionar mejor. En cualquier caso, se elija uno u otro modelo, las pensiones nunca están a salvo si el gobierno entra en dificultades financieras.
¿Defiende usted que aumenten los impuestos a los ricos? El Gobierno de Obama ha abanderado esta medida.
Necesitamos menos desigualdad y más ingresos para el Estado. ¿Queremos que contribuyan más los que más ganan o las personas de ingresos medios? Creo que la primera opción es la respuesta y, de acuerdo con la situación actual, entiendo que el tipo máximo del Impuesto sobre la Renta debe ser significativamente más alto, en niveles que ronden el 50%. No conviene fijar el tipo muy por encima de este umbral porque los ingresos pueden caer cuando hacemos esto.
Usted ganó el Premio Nobel por sus estudios sobre el mercado laboral. España tiene un desempleo muy alto conjugado con regulaciones rígidas que encarecen la contratación y el despido. ¿Qué podemos hacer en adelante? ¿Necesitamos más flexibilidad?
Aumentar la flexibilidad en mercados laborales rígidos ayuda a que la carga del desempleo no sea solamente soportada por jóvenes y parados de larga duración. El sistema de EEUU tiene mucha flexibilidad para la contratación y el despido, y aunque no asegura tanta seguridad para el desempleado como hace el modelo de España, tiene la virtud de que no genera grandes barreras a la contratación, lo que contribuye a un paro más bajo.
Pueden seguir a Diego Sánchez de la Cruz, autor de la entrevista, en su blog de Libre Mercado, su página web, su cuenta de Twitter o su página de Facebook