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'Madrid 2020' compromete a España a asumir todas sus pérdidas

El presupuesto estimado de los Juegos Olímpicos es 4.500 millones de euros; Londres cuadruplicó la cifra inicial.

El presupuesto estimado de los Juegos Olímpicos es 4.500 millones de euros; Londres cuadruplicó la cifra inicial.

"Madrid 2020, si carece de algo, es de riesgo financiero". Con esta frase, Juan Antonio Samaranch, miembro de la Comisión Ejecutiva del COI, ha intentado convencer a sus colegas que en estos días visitan la capital de España de que también en el aspecto económico la candidatura madrileña está mejor preparada que Tokio o Estambul, sus dos rivales en la carrera olímpica.

En medio de una profunda crisis como la actual, el punto flaco de la apuesta española está en sus finanzas. El país está purgando una burbuja inmobiliaria y otra de gasto público, que le ha dejado miles de casas vacías, aeropuertos fantasma y autopistas que nadie recorre. Si a eso se añade unas cuentas públicas al borde del colapso, con una deuda total que superará el 100% del PIB entre este año y el siguiente, es lógico que hayan surgido muchas dudas sobre la capacidad del país y la ciudad para hacer frente a este gasto. Sin embargo, desde el Comité Organizador de Madrid (COM) se asegura que no sólo serán unos juegos baratos, porque "el 80% de las infraestructuras ya están construidas", sino que servirán para revitalizar la economía nacional.

Eso sí, por si acaso, también han incluido una cláusula de seguro por la que el Gobierno se compromete a cubrir "cualquier déficit económico" que pudiera sufrir la candidatura madrileña. Pase lo que pase, los Juegos Olímpicos siempre tienen un ganador: el Comité Olímpico Internacional.

Las cifras

De acuerdo a las cifras incluidas en el dossier oficial, podríamos dividir los presupuestos de Madrid 2020 en dos partes. Por un lado, está el llamado Presupuesto COJO (Comité Organizador de los Juegos). En este apartado, están los gastos directos que son necesarios para llevar a cabo el evento, que suman unos 2.418 millones de euros actuales (supondrán unos 2.750 millones en 2020 por la inflación). Según los cálculos de la candidatura, esta cantidad se recuperaría a través de todos los ingresos que mueve un evento de estas características: patrocinios, venta de entradas, licencias de merchandising,... De hecho, en el apartado de subvenciones y ayudas de organismos públicos, los organizadores han apuntado un rotundo 0€, como parte de su compromiso de que al erario público no le cueste un duro extra la organización de los JJOO.
 
Eso sí, el presupuesto incluye un segundo apartado, el llamado no-COJO. En éste se recogen las inversiones imprescindibles que las administraciones públicas tendrán que afrontar de aquí a 2020 y que no se recuperarán directamente. El Estado español se compromete a afrontar este gasto, que se supone que volverá en forma de gasto de los visitantes, inversiones extranjeras o más actividad económica. Serán 2.132 millones de euros: 470 millones en carreteras y ferrocarriles, 355 millones en sedes de competición, 835 millones en la construcción de la Villa Olímpica, 28 millones en la Villa de Medios, 253 millones en la urbanización del Anillo Olímpico y 192 millones en seguridad, transporte y otros servicios a los visitantes.

El peligro

Hasta aquí, las cifras oficiales, si todo saliera como tiene previsto el COM. El problema es que la economía de los Juegos Olímpicos no ha sido precisamente un buen ejemplo en las últimas décadas.

Siempre es difícil saber cuánto ha costado organizar unos Juegos Olímpicos. La mayoría del gasto público corresponde a cuestiones como infraestructuras, seguridad o urbanización, en el que no es sencillo desglosar qué parte corresponde al evento. Sin embargo, todos los estudios sobre el tema coinciden en que todas las últimas citas olímpicas han sido deficitarias y han visto cómo se disparaba el presupuesto original.

Según un estudio de la Universidad de Oxford, en los últimos cincuenta años el presupuesto olímpico final ha sobrepasado en un 179% (es decir, casi el triple) al inicial. Por ejemplo, sólo en lo que hace referencia a instalaciones deportivas, los JJOO de Londres costaron unos 10.000 millones de euros, cuando en 2005 se preveía una cantidad de menos de 5.000 millones. De hecho, en los primeros momentos de la candidatura se habló incluso de menos dinero (poco más de 3.000 millones de euros) y ahora, los medios británicos coinciden en que, teniendo en cuenta todos los factores que rodearon el evento, el coste total podría haberse disparado por encima de los 13.000 millones de euros, cuatro veces más. Incluso, una investigación de SkySport habla de 24.000 millones de libras (28.000 millones de euros), casi diez veces más de lo que decían las primeras cifras.

Y los juegos británicos no han sido una excepción. Las estimaciones apuntan a que las Olimpiadas de Atenas costaron más del doble de la estimación inicial, las de Invierno de Turín un 70% más y las de Vancouver en 2010 cuatro veces más de su primer presupuesto. En lo que respecta a Pekín, casi no hay datos, pero los cálculos más conservadores hablan de un despilfarro de 40.000 millones de euros, más del doble de lo que habría costado Londres. Eso sí, nada como los Juegos de Montreal de 1976, que costaron 12 veces lo presupuestado inicialmente y que obligaron al gobierno regional a aprobar un nuevo impuesto con el que se estuvo pagando la deuda acumulada hasta 2006.

La garantía

Precisamente por eso, la documentación entregada por el COM incluye una peculiar salvaguarda: "Los gobiernos municipal, regional y nacional garantizan al COI lo siguiente: cualquier posible déficit económico del presupuesto del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Madrid 2020, incluido el reembolso al COI de cualquier pago anticipado y/o demás contribuciones que el COI haya podido hacer al COM y que el COI tenga que rembolsar a terceras partes en el caso de que surja alguna contingencia como, por ejemplo, la cancelación total o parcial de los Juegos Olímpicos".

Con esta frase, incluida en la parte sexta del dossier, la candidatura madrileña garantiza al COI que ellos nunca saldrán perdiendo. No sólo el Gobierno español se compromete a gastarse esos 2.132 millones del presupuesto no-COJO que corresponden a infraestructuras o seguridad. Además, confirma que si el presupuesto COJO (2.500 millones) se desmadra o no cubre gastos, tendrá todo el respaldo del erario público. Y vistos los antecedentes no es como para ser optimista. Suponiendo que Madrid 2020 se comporta en esto como Londres 2008, podríamos estar hablando de hasta 20.000 millones de euros de déficit que el Estado avalaría.

Sedes e ingresos

Si hay algo que destaca cualquier miembro de la candidatura madrileña es que "el 80% de las sedes ya están construidas", por lo que el coste del proyecto es sensiblemente inferior al que incurrirán Tokio o Estambul en caso de ser elegidas. Por un lado, es cierto que muchas de las instalaciones ya están en uso, por lo que ahí existe un margen para el ahorro. Sin embargo, tampoco en esta cuestión es oro todo lo que reluce.

Lo primero que deberían preguntarse los madrileños es cómo puede ser que la capital, cuando todavía no ha sido sede de unos JJOO, ya tengan el 80% de las instalaciones en marcha. Es verdad que para algunas modalidades se utilizarán espacios no pensados para competiciones deportivas (como los pabellones del IFEMA), pero ninguna otra ciudad europea tiene abiertos al mismo tiempo instalaciones como la Caja Mágica, el Madrid Arena, Vistalegre o el Palacio de los Deportes, que suponen un claro ejemplo de despilfarro público y que cuestan mucho dinero, cada día, en labores de mantenimiento. 

En segundo término, hay que apuntar a que aunque puede ser que el presupuesto inicial sea inferior al de Tokio o Estambul, también la situación financiera de estos países no es tan dramática como la española. Y todo esto sólo si aceptamos que los Presupuestos se cumplirán, algo que ya hemos visto que no ha ocurrido desde hace décadas.

Por otro lado, aunque las sedes sí están en pie, eso no quiere decir que no vayan a necesitar un acondicionamiento que, en muchos casos, subirá la factura casi como si estuviéramos hablando de un espacio de nueva creación. Por ejemplo, el Madrid Arena está claro, tras todo lo ocurrido en los últimos meses, que necesitará un lavado de cara completo. Dicho esto, las cifras de la candidatura hablan de 25 sedes ya construidas, tres sedes existentes con necesidad de obras (la Peineta, Centro Acuático e Hipódromo de la Zarzuela) y cuatro nuevas sedes permanentes (Centro de Tiro, Centro de Regatas, Canal de Slalom y el Pabellón de Gimnasia).

Con todos estos datos encima de la mesa, no es de extrañar que la candidatura de Madrid se haya esforzado por recordar los supuestos retornos de la organización de unos Juegos. Según sus cuentas, el impacto económico rondará los "3.900 millones de euros" y se generarán "83.000 puestos de trabajo a tiempo completo". Además, los "800.000 visitantes adicionales" se dejarían en nuestro país unos "800 millones de dólares". Y todo "se traducirá a nivel tributario en un incremento de 1.500 millones de dólares". Para Samaranch, "a nivel de proyección internacional, el impacto equivaldría a una inversión de 960 millones de dólares en campañas internacionales de comunicación". Son buenas cifras pero, al igual que con los gastos de los presupuestos, la clave reside en si finalmente se cumplirán.

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