Que una empresa que presentó en noviembre un beneficio neto de 25 millones euros presente un preconcurso de acreedores tres meses después llama, al menos, la atención. En los primeros nueve meses de 2012, la Pescanova anunciaba el aumento de sus ventas en el exterior y de sus proyectos de acuicultura. También, informaba de que su facturación había crecido hasta noviembre hasta los 1.149 millones, lo que suponía un incremento del 8,9% con respecto al año anterior.
Pero el pasado viernes la gallega hacia saltar todas las alarmas cuando anunciaba a la CNMV su decisión de no formular las cuentas anuales de cierre de 2012. Pescanova no lo haría "hasta no conocer, con carácter inminente, dos condiciones relativas a la certeza de la venta de determinados activos de cultivo de salmón o la renegociación de la deuda" a través del inicio del proceso de preconcurso de acreedores.
Siguiendo el proceso habitual, y a petición de Pescanova, la CNMV suspendía cautelarmente la cotización de la compañía "por concurrir circunstancias que pudieran perturbar el normal desarrollo de las operaciones sobre el valor". Pocas horas después de la suspensión, Pescanova presentaba finalmente el preconcurso de acreedores en Pontevedra con una deuda de 1.522 millones de euros.
Pero, ¿qué ha pasado para que los acreedores haya dejado de fiarse de la gallega? el diario el Economista apunta a que el problema está en Chile.
Pescanova había logrado un principio de acuerdo con dos empresas noruegas (Marine Harvest, el líder mundial en la producción de salmón y Cermaq) para para el traspaso de sus dos firmas chilenas (Acuinova y Nova Austra) por unos 300 millones de euros. Con esta operación, Pescanova perdería una gran presencia en el país, ya que sólo se quedaría un una filial (Pescachile), pero podría hacer frente a todos los compromisos financieros previstos para este año.
Enfrentamiento entre los principales accionistas
La respuesta de Sousa fue presentar el preconcurso para así evitar que Carceller tomase las riendas del negocio. Ahora, la gallega tiene tres meses para poner al día sus cuentas, para ello, ha designado al banco de inversión Houlihan Lokey, especializado en reestructuración financiera, como asesor para que ponga en marcha el proceso de renegociación del pasivo.