En 2012, la Administración Central gastó 40.330 millones de euros más de lo que ingresó. De esta manera, el déficit del Estado alcanzó el 3,84% del PIB, en la línea con lo anunciado por Cristóbal Montoro hace una semana. De esta manera, el Gobierno cumple con el objetivo oficioso del 4,5% que se había marcado a sí mismo a mediados de año, cuando la UE estableció el límite del 6,3% para el conjunto de las administraciones públicas (con un 1,5% para las CCAA y un 0,3% para los ayuntamientos). El problema es que la Seguridad Social, que tenía una previsión de equilibrio, vio dispararse sus números rojos hasta el 1% del PIB.
Esta cifra de 40.330 millones sale de restar los 126.081 millones de recursos no financieros en términos homogéneos a los 166.411 millones de empleos no financieros. Esto quiere decir que el Estado gastó un 31% más de lo que ingresó en términos de Contabilidad Nacional.
El informe Principales indicadores de la actividad económica y financiera del Estado es uno de los documentos más complejos de los que publica el Ministerio de Hacienda. La división entre contabilidad de caja y contabilidad nacional en términos homogéneos hace muy complicado conocer la realidad exacta de ingresos y gastos de la administración central.
Desde el punto de vista de los gastos, quizás lo más indicado para ver la evolución de los diferentes capítulos sea coger la tabla de pagos no financieros según la contabilidad de caja. En ella puede verse como la Administración Central gastó un 0,8% más que en 2011. En este sentido, destaca la caída del 2,1% de los gastos de personal (una cifra inferior a la que podía esperarse tras la supresión de la paga extra) y del 1,9% en inversiones reales. La subida en el pago de intereses, de los 22.204 a los 26.055 millones (un 17% más) se comió los ahorros en el resto de los capítulos.
Impuestos
En los ingresos, las cifras más significativas son las de la tabla de ingresos no financieros antes del traspaso a las comunidades autónomas. En este sentido, destaca que a pesar de las fuertes subidas impositivas aprobadas a lo largo del año, la recaudación de los principales tributos no alcanza los niveles que podían esperarse. De esta manera, el IRPF pasa de 69.803 millones de recaudación a los 70.631 (un 1,2% más), mientras que los ingresos por IVA se incrementan de los 49.302 millones a los 50.462% (un 2,4% más).
En lo que hace referencia a los ingresos, la cifra más relevante la ofrece el Impuesto de Sociedades, que sube de 16.611 a 21.435 millones, un 29% más, aunque en esto ha tenido mucho que ver el cambio en los anticipos a cuenta decretado en verano por el Gobierno y que ha subido el porcentaje que debían adelantar las empresas a cuenta de sus beneficios. Al mismo tiempo, también destaca la caída del 4% de los impuestos especiales, sin duda como consecuencia de la parálisis del consumo.
La sorpresa
La semana pasada, cuando se dieron a conocer las cifras de déficit de 2012 del conjunto de las administraciones públicas, numerosos analistas se sorprendieron por unos que suponían un cambio de tendencia respecto a lo previsto. Entonces, Cristóbal Montoro lo achacó al recorte de gasto realizado a partir de octubre y al fuerte incremento en los ingresos experimentado en el último trimestre, cuando entraron en vigor las subidas tributarias decretadas por el Gobierno a lo largo del verano.
Según las cifras de ejecución presupuestaria de 2012 conocidas este martes, este cambio se sustanció especialmente en diciembre, un mes en el que la Agencia Tributaria obtuvo una recaudación de hasta 15.024 millones de euros, un récord en este mes (de hecho, el anterior máximo estaba en 13.481 millones en 2007). Las cuentas del Gobierno apuntan a una subida de 4.000 millones de euros directamente atribuibles a las medidas fiscales: 2.481 por el impacto de la nueva norma sobre pagos fraccionados del Impuesto de Sociedades; 636 millones por la subida de tipos de IVA y 874 millones por la Declaración Tributaria Especial (más conocida como "amnistía").