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ADSL, cable y fibra óptica: las autopistas de la información

Una vez la información ha salido de nuestro router, ¿por dónde viaja?.

Una vez la información ha salido de nuestro router, ¿por dónde viaja?.
Corbis

Estamos conociendo poco a poco algunos de los elementos, mecánicas y protocolos que hacen que la conexión a internet en nuestro hogar sea una realidad. Pero nos estamos limitando casi exclusivamente a lo que ocurre dentro de nuestro hogar.

¿Qué es lo que ocurre fuera? Una vez la información ha salido de nuestro router, ¿por dónde viaja? ¿Tienen algo que ver esas trampillas con el logo de un operador de cable? ¿Circulan por la línea telefónica de siempre? Intentemos arrojar algo de luz sobre este tema porque en realidad nos interesa bastante.

Conociendo las autopistas de la información

Los cables son los verdaderos protagonistas de Internet. Sin ellos la información no tendría un torrente por el que fluir y alcanzar cada uno de los rincones de nuestro planeta. Cierto es que las tecnologías inalámbricas van comiendo terreno a paso ligero, pero hoy en día el 90% de internet lo componen tres tipos de línea: ADSL, cable y fibra óptica.

Con la aparición del ADSL quedaron atrás los días en los que teníamos que navegar por la red a velocidades insultantes (vistas ahora) y contar con la paciencia de un asceta. Y es que hasta la aparición del ADSL, llamar por teléfono y navegar por el escueto Internet de entonces era imposible.

Fue la tecnología ADSL la que permitió que, usando el mismo cable de par de cobre de toda la vida, voz y datos pudieran navegar al unísono. Tan sólo hizo falta adaptar el rango de frecuencia de la voz telefónica para evitar interferencias con las de los datos. Por eso tenemos que instalar un pequeño filtro en el cable telefónico antes de conectarlo a la toma de pared.

En realidad, muchas de las líneas ADSL que existen actualmente son ADSL2, la cual permite disfrutar de un ancho de banda superior y servicios adicionales, como la TV. De ahí que muchos proveedores, que no son de cable, ofrezcan sus famosos paquetes de Internet + Voz + TV.

Si no toleramos la pérdida de velocidad en nuestra línea ADSL (fruto del ruido y la atenuación), podemos optar por una línea de cable, la cual utiliza el cable coaxial en lugar del par de cobre. Llanamente esto se traduce en que nuestra conexión a Internet viajará a la velocidad contratada, ya que el cable coaxial ofrece un rendimiento y aislamiento mucho mayor que el ya añejo cable de cobre.

Pero actualmente, quien se lleva la palma en lo que a velocidad de conexión (y en precio mensual) se refiere es la fibra óptica. Este tipo de cableado utiliza la luz para transmitir la información a través de un hilo conductor transparente. La luz rebota en su interior mientras viaja, obteniendo unas velocidades de conexión que pueden lograr transferencias de 10 GB/s. Incluso se ha conseguido alcanzar los 100 Gb/s, algo impresionante a día de hoy. Además de esta enorme velocidad, la fibra óptica, al funcionar gracias a la transmisión de luz es inmune a todo tipo de interferencias externas.

¿Y por qué no estamos usando todos fibra óptica? Lógicamente por el precio. Desplegar fibra óptica requiere una inversión muy grande, al tener que obrar las calles por las que pasará, lo cual repercute en el precio final. Igual ocurrió con el cable hace unos años. Con el tiempo, la fibra será uno de los estándares de conexión en nuestros hogares, pero de momento, podemos optar por nuestro ya viejo conocido ADSL que tan bien intenta desempeñar su función.

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