Antes de convertirse en el mayor impostor que haya presidido nunca un Gobierno de España, Rajoy no paraba de señalar, muy sensatamente, lo nefasto que para la economía era el déficit y el endeudamiento público y lo contraproducente que era tratar de reducirlos mediante subidas de impuestos.
Concretamente, durante su discurso de investidura, celebrado en diciembre de 2011, Rajoy se comprometió a "acometer con urgencia" reformas para garantizar "el encaje de España en la Unión Monetaria, disipar por completo las dudas y animar a la inversión, la creación de empresas y la generación de oportunidades de empleo para los ciudadanos". El "primero de estos ámbitos de reforma" aseguró que sería el referido a la estabilidad presupuestaria.
Pues bien, hace escasos días se hizo público el dato de que en el primer año de gobierno de Rajoy la deuda pública se disparó hasta los 882.300 millones de euros. Eso supone que aumentó en un solo ejercicio en 146.000 millones; es decir, 400 millones de euros de deuda más cada día. Nunca en la historia económica de España la deuda de las Administraciones Públicas había aumentado tanto en un solo año. El incremento de 2012 deja pequeño incluso al de 2009, el año más negro de la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero en términos de deuda pública.
A nadie debería extrañar este dato: la cara y arriesgada lentitud de Rajoy a la hora de hacer reformas se ha convertido, más bien, en un hipócrita ejercicio de apuntalamiento de un insostenible statu quo, a cuyos intereses y redes clientelares el Gobierno lo ha sacrificado todo, empezando por su palabra. Así, Rajoy se ha convertido en el presidente del Gobierno que más ha subido los impuestos, que más ha incumplido sus iniciales compromisos de reducción del déficit y que con mayor celeridad nos ha endeudado. Y ahora pretende hacernos creer, en el mejor estilo Zapatero, que ya percibe brotes verdes en nuestra economía.
Ninguna cita mejor para rebatir esta nueva engañifa de Rajoy en forma de pronóstico que lo que él mismo dijo en su discurso de investidura: "Nunca han partido los periodos de crecimiento y mejora del bienestar de nuestra sociedad de los déficits, del exceso de deuda pública o de las facturas en los cajones. Todo lo contrario, la disciplina presupuestaria ha marcado siempre los inicios de momentos de expansión económica y progreso social". Pues eso. Habrá que esperar.