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Carlos Rodríguez Braun

Condicionalidad keynesiana

Lo que proponen estos 'economistas críticos' ya se le había ocurrido a ese keynesiano crítico, radical y progresista llamado... Mariano Rajoy.

Leo en Público un artículo de Sergio Cesaratto, que es catedrático de Política Económica en la Universidad de Siena; firman con él otros profesores de universidades de Alemania, Irlanda, Reino Unido, la India y otros países. Se declaran "a favor de un cambio en la orientación de las políticas económicas". Pero lo que proponen no es un cambio, y no tiene nada que ver con la "economía crítica" que dicen representar.

Contrarios a la austeridad, afirman que "el crecimiento del empleo es el objetivo prioritario, que se debe conseguir con una adecuada política fiscal y distributiva que sostenga la demanda agregada; la política monetaria debe estar subordinada a la fiscal, asegurando tipos de intereses mínimos". Llaman a esto una recomendación opuesta a la de los políticos de la Unión Europea. Para ellos se trata de una "condicionalidad keynesiana": los países se comprometen a lograr la estabilidad de la deuda, pero a través de políticas fiscales expansivas apoyadas por el BCE. Y no se provocará tampoco inflación, dada la amplia capacidad productiva inutilizada. Además, piden una coordinación de las políticas fiscales a escala europea, se alarman ante el desempleo masivo y los riesgos que comporta para la democracia.

Todo esto es cuestionable, porque el paro no ha sido provocado por la ausencia de política sino por su abundancia, y si la salida de la crisis pasa por tipos de interés bajos, habría que explicar primero que esos tipos bajos provocaron la crisis. La fantasía de que la solución estriba en una mayor demanda también debería abordar el problema de que hubo mucha demanda antes, y eso no sólo no impidió el colapso sino que lo alimentó. La idea de que las políticas expansivas son inocuas en términos de inflación porque existe capacidad no utilizada debe explicar por qué han coincidido antes el estancamiento y la inflación.

En resumen, lo que proponen estos autodenominados economistas críticos es criticable. Pero lo más asombroso es que lo presenten como algo original: prácticamente todos los políticos de todos los partidos dicen cosas parecidas, y también dan la tabarra con el camelo de la supuesta combinación abnegada de austeridad y crecimiento. El profesor Cesaratto y sus progresistas colegas terminan pidiendo que Alemania gaste más, un dislate que, como la demagógica subida de impuestos "especialmente a los más ricos", ya se le había ocurrido antes a ese keynesiano crítico, radical y progresista llamado... Mariano Rajoy.

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