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La Tasa Tobin vende humo

El nuevo impuesto sobre transacciones financieras pretende recaudar 35.000 millones de euros al año, pero no logrará su objetivo.

La Comisión Europea presentó el jueves su propuesta final sobre la tasa a las transacciones financieras que aplicarán España y otros diez Estados miembros -entre ellos Alemania y Francia-, con el objetivo de recaudar entre 30.000 y 35.000 millones de euros al año, según los cálculos de Bruselas.

La denominada Tasa Tobin pretende combatir la especulación y que la banca asuma parte de los costes de la crisis. El veto de Reino Unido ha hecho imposible un acuerdo a 27 y ha empujado a 11 países (entre los que están también Italia, Portugal, Grecia, Eslovenia, Austria, Bélgica, Estonia y Eslovaquia) a avanzar en solitario mediante una cooperación reforzada.

El Ejecutivo comunitario quiere que la tasa comience a aplicarse el 1 de enero de 2014. Para ello, se necesita un acuerdo unánime de los 11 participantes. Los Estados miembros que se han excluido del proyecto estarán en la mesa de negociación pero no tendrán voto.

Como ya preveía el plan original de Bruselas, la tasa gravará con un 0,1% las transacciones de acciones y bonos y con un 0,01% las de derivados, siempre que esté implicada una institución financiera basada en uno de los 11 países participantes o que actúe en representación de un cliente basado en estos Estados.

Además, para evitar que las operaciones se deslocalicen a la City de Londres, el Ejecutivo comunitario propone añadir un segundo criterio, el lugar de emisión. Según dicho principio, los instrumentos financieros emitidos en los 11 Estados miembros serán gravados cuando sean objeto de negociación, incluso si los negociadores implicados no están establecidos en la zona de aplicación del impuesto. De este modo, el proyecto introduce una serie de salvaguardas para evitar que las transacciones se deslocalicen a países que no aplican la tasa, como Reino Unido, y frenar la evasión del impuesto.

La tasa no se aplicará a algunas actividades financieras de ciudadanos y empresas (por ejemplo, préstamos, pagos, seguros, depósitos, etc.), ni a las tradicionales actividades bancarias de inversión en el contexto de la captación de capitales, ni a las transacciones financieras efectuadas en el marco de operaciones de reestructuración. La propuesta también excluye las actividades de refinanciación, la política monetaria y la gestión de la deuda pública. Por consiguiente, quedarán exentas del impuesto las transacciones con los bancos centrales y el Banco Central Europeo, con la Facilidad Europea de Estabilización Financiera y el Mecanismo Europeo de Estabilidad y con la Unión Europea.

Por otro lado, todavía no hay acuerdo sobre el uso del dinero. Mientras que el Ejecutivo comunitario defiende que dos tercios vayan a financiar el presupuesto comunitario, la mayoría de Estados miembros quiere que los fondos engrosen las arcas nacionales. En este sentido, el Gobierno español podría recaudar alrededor de 5.000 millones de euros anuales con dicha tasa; Alemania alrededor de 10.000 millones; Francia, entre 7.000 y 8.000 millones; e Italia entre 6.000 y 7.000 millones, según las estimaciones preliminares que maneja Bruselas.

Los problemas de la Tasa Tobin

Pese a estos objetivos iniciales, las experiencias pasadas demuestran que, en realidad, la Tasa Tobin vende humo, ya que no logrará recaudar el dinero previsto, su coste será sufragado por la clase media y, además, acabará provocando la deslocalización de actividades financieras y de inversión hacia plazas más seguras y atractivas para el capital.

El único experimento con una tasa similar se hizo en Suecia en 1983, en donde se aplicó un impuesto del 0,5%. Los resultados no fueron especialmente alentadores: algunos estudios aseguran que se recaudaron menos de 100 millones de coronas, frente a un cálculo previo de 1.500 millones.

De hecho, la recaudación sobre plusvalías bajó. Y en 1990, el 60% de las transacciones que involucraban a las once principales empresas suecas se realizaban en Reino Unido. Con un mercado financiero tan globalizado, flexible y móvil, la aplicación de una tasa como ésta sólo servirá para cambiar el lugar de las transacciones, según alertan los expertos y agentes del sector.

Así, la patronal europea BusinessEurope señaló el jueves de que la tasa a las transacciones financieras propuesta por la Comisión para España y otros 10 países encarecerá el capital y fomentará las deslocalizaciones de la industria financiera. "Estamos muy decepcionados con las nuevas propuestas de la Comisión sobre la tasa", ha dicho el director general de la patronal, Markys Beyrer, en un comunicado. "Nos sigue preocupando que esta tasa, al aumentar el coste del capital y fomentar la relocalización de empresas, perjudicará al crecimiento y al empleo".

Además, aunque Bruselas alega que el impuesto será sufragado por los bancos, éstos acabarán repercutiéndolo de una u otra forma al consumidor final, de modo que será la clase media la que, nuevamente, termine asumiendo el coste de la tasa.

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