"No necesitamos ayuda, sino que los gobernantes nos dejen en paz". Esta frase de Mónica de Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios fue el momento más caliente del foro sobre la economía española que este martes organizó The Economist en Madrid. El público, formado fundamentalmente por grandes ejecutivos y que había permanecido bastante tranquilo durante toda la jornada, aplaudió espontáneamente una sentencia que en realidad no hacía más que reflejar el sentir general que podía respirarse durante todo el día.
El resumen de las intervenciones de expertos y ejecutivos reunidos por el semanario inglés es que los empresarios españoles no quieren más planes, ni más medidas de apoyo, ni más defensa de sectores estratégicos. Lo que reclaman, exigen y casi podríamos decir que imploran es, simplemente, que los gobiernos les permitan organizar su negocio con libertad. Es decir, que no se metan en las decisiones que no les competen y que eliminen la burocracia que les asfixia.
De esta manera, casi todos los participantes en los diferentes paneles coincidieron en lo mismo: las empresas españolas tienen que hacer frente a dificultades que no tienen ante sí sus competidores extranjeros, derivadas de una legislación intervencionista. En realidad, lo que el martes pudo verse en Madrid no es más que la constatación de cuál es el sentir general de los ejecutivos nacionales. En los últimos meses, cada reunión con los primeros espadas del sector privado español se salda con la misma conclusión: necesitamos más flexibilidad y menos intervencionismo. De hecho, tanto Mariano Rajoy como Cristóbal Montoso, que participaron en el evento, se refirieron también a esta cuestión. Eso sí, los demás asistentes lanzaron su exigencia: hay que pasar de las palabras a los hechos.
BARRERAS DE ENTRADA: como recordaba un participante, "España está en el puesto 136 del índice de apertura de negocios del Doing Business", el indicador del Banco Mundial que mide las facilidades que se otorgan a los nuevos empresarios. Nuestro país se sitúa por detrás de Namibia, Nicaragua, Sudán, Camerún o Burkina Fasso en cuanto al número de procedimientos y días que es necesario emplear para abrir un negocio. Esta cuestión se ha convertido en un clásico de las reivindicaciones empresariales, pero no por eso deja de salir con asiduidad en cuanto se reúnen dos o más ejecutivos.
"Los emprendedores, cuando no tenemos barreras, salimos adelante", le han recordado este martes de nuevo al Gobierno. "Hemos destruido 3 millones de puestos de trabajo n esta crisis y aún así crear un negocio en España es una pesadilla. Es una cuestión de voluntad política arreglar esto".
SEGURIDAD JURÍDICA: y el problema no es sólo de barreras. La mayoría de los asistentes han citado la "seguridad jurídica" como una cuestión clave para desarrollar un negocio. De esta manera, desde los círculos empresariales le piden al Gobierno que ponga coto a la exhuberancia normativa autonómica, que genera más de un millón de páginas de nuevas normas cada año y que pone en peligro la unidad de mercado (aunque en estos momentos se está tramitando una ley sobre esta cuestión).
En este sentido, los empresarios reclaman una legislación "previsible", que no cambie con cada nuevo Gobierno y que sea favorable a la creación de riqueza; al mismo tiempo que se consigue una solución para un sistema de justicia poco "eficiente" y que no se acopla a las necesidades de los negocios del siglo XXI. "Necesitamos un plan de negocio, como cualquier empresa, que dure al menos cinco años".
MÁS RETOS: junto a estas dos cuestiones, reiteradas una y otra vez por cuantos empresarios hablan de las reformas pendientes en España. Otros temas surgieron en las distintas ponencias preparadas por The Economist: el ajuste del sector público, eliminar todas las limitaciones del mercado interior o aprovechar las ventajas comparativas de España respecto a sus vecinos.
Y la recuperación del crédito, claro, algo en lo que también hubo consenso: poco a poco, se está consiguiendo. "Algo bueno de la obsesión de Montoro por la consolidación fiscal es que el momento en el que el déficit fiscal se reduzca, el crowding out del sector privado también caerá y volverá el flujo de liquidez. Las primeras buenas noticias es que en octubre y noviembre comenzó a volver ese crédito".