¿Y qué ocurre con Grecia? Tras un 2011 desastroso para el país heleno y un 2012 protagonizado por España e Italia, ¿podemos continuar hablando de tragedia griega?
Moderado optimismo de la 'troika'
El último informe de la troika pone de manifiesto los avances que está realizando Atenas en cuadrar las cuentas públicas. Tras lamentar los incumplimientos y retrasos durante el primer semestre de 2012, en parte por la incertidumbre política y la celebración de elecciones generales, Bruselas y el FMI se felicitan por las medidas tomadas por el Gobierno heleno en verano y durante el segundo semestre, que les ha llevado a mostrar, entre otros resultados, una significativa reducción del déficit público.
Dejando aparte la conveniencia de justificar la actuación de aquellos a quienes la propia troika ha dado ingentes cantidades de dinero, sorprende la mejora que aparentemente se ha producido si tenemos en cuenta que en 2011 Grecia no había aplicado ninguna reforma de calado y se había destacado por recibir dinero y no cumplir sus compromisos. Entonces, ¿realmente Grecia ya está por la verdadera senda -sin engaños- de reducción del déficit público?
Pírrico ajuste del Estado
Si acudimos a los datos ofrecidos por el propio Gobierno griego sobre ejecución presupuestaria de enero a noviembre de 2012, efectivamente se confirmaría una reducción del gasto público estatal respecto al mismo periodo de 2011 de algo más de un 13% y, prácticamente, la consolidación de ingresos tributarios -mismos niveles que en 2011-.
Sin embargo, lo que se observa si se va al detalle es que la gran parte de la reducción del gasto no proviene de un ajuste del sector público heleno sino por la disminución de los intereses pagados a la troika, que se han reducido en un 26%, lo que supone casi la mitad de toda la reducción efectuada en el gasto estatal. Dicho de otra manera, si se excluyera esta disminución, el Gobierno de Atenas sólo habría reducido su gasto en poco más de un 7%. La segunda partida que más ayuda a reducir el gasto estatal es la inversión pública, que se reduce en un 15%. Si también se excluyera esta partida, el Estado griego tan solo habría reducido su elefantiásico tamaño en un 6,5%.
Por tanto, algo más de la mitad de la reducción del gasto estatal provendría de haber sido aliviados por los acreedores -reducción de los intereses- y el fácil recurso de reducir las inversiones directas -reducciones de gastos temporales, no permanentes-. Es decir, Atenas no habría realizado una reforma de raíz de su sobredimensionado gasto estatal.
Por ejemplo, el grueso de su presupuesto, los fondos de la Seguridad Social (especialmente los fondos de seguro agrícola u OGA, por sus siglas en inglés), que suponen casi un 26% de gasto estatal realizado, apenas se habría reducido en poco más del 8%. En el siguiente gráfico se resume el peso de las principales partidas en el gasto estatal ejecutado y la reducción de cada una de ellas respecto al mismo periodo de 2011:
Fuente: elaboración propia con la ejecución presupuestaria de enero a noviembre de 2012.
Y todo ello sin contar con el castigo del Estado a sus proveedores y contribuyentes en forma de atrasos en el pago de lo debido, que no ha dejado de incrementarse, hasta alcanzar algo más de un 4% del PIB griego:
Fuente: Informe de la troika.
Quizá por todo lo anterior se entiende que la Comisión Europea concluya en el mencionado informe que Atenas ha realizado mejoras, pero que deben exigírsele mayores ajustes basados, principalmente, por la vía de la reducción del gasto público.
Más impuestos
En cuanto a impuestos, la recaudación durante 2012 se ha mantenido más o menos en niveles similares a 2011. Aunque, yendo al detalle de nuevo, se observa que, de entre las principales figuras impositivas, solamente el Impuesto sobre la Renta y el Impuesto sobre el Patrimonio han incrementado la recaudación. Los impuestos que dependen más de un marco favorable al dinamismo de la actividad económica -Sociedades, IVA y otros impuestos sobre el consumo- han caído.
Aun así, el Gobierno griego pretende aprobar en enero de 2013 la reforma fiscal a la europea exigida por la troika, es decir, más subidas de impuestos, que pretenden recaudar 3.500 millones en 2013-2014 (el 1,9% del PIB) y 1.000 millones adicionales anuales a partir de 2014. En definitiva, subir impuestos para mantener el nivel de ingresos actuales a corto plazo, y aumentarlos durante la hipotética recuperación -asumiendo que ahogar en impuestos a la actividad económica no tiene efectos negativos-, en lugar de recaudar más a través de la dinamización de la actividad económica.
Déficit público y necesidades de financiación
Efectivamente, el déficit público se ha reducido, aunque muy tímidamente considerando la magnitud del problema griego, y en su mayor parte gracias a la reducción de los intereses pagados y no fruto de una verdadera racionalización y reducción del estado griego. Los retrasos e incumplimientos, especialmente en la primera mitad de 2012 -y también en 2011- han obligado a la troika a ampliar el programa de consolidación fiscal dos años más, hasta 2016.
A una estratosférica deuda pública acumulada de 355.000 millones en 2011 (alrededor del 170% del PIB de 2011) se le suma unas necesidades crecientes de financiación del Estado, que pasó de precisar casi 26.000 millones de enero a noviembre de 2011 a casi 39.000 millones de enero a noviembre de 2012 -13.000 millones más-. Datos que a todas luces hacen insuficiente la pírrica disminución del gasto estatal de poco más de 5.000 millones -sin contar el aumento de atrasos en el pago a proveedores y contribuyentes-, tan sólo un tercio de lo que el Estado griego necesita.
Conclusiones
Ya no puede decirse estrictamente que el Gobierno de Atenas no haga nada, aunque el ajuste por la vía del gasto ha sido mínimo, y se pretende incrementar más el ajuste a la población -en lugar de al Estado- subiendo impuestos. Una estrategia lenta que alarga la recesión griega, que no convencerá a los mercados y que para algunos analistas es posible gracias a la complicidad de los cuantiosos fondos de los contribuyentes, fundamentalmente europeos, que la troika (el Eurogrupo) ha decidido destinar al rescate soberano de Atenas.