Un brillante estudiante de medicina de Yale, tras especializarse en Harvard, se retira como profesional de la salud en tan solo tres años. ¿Qué ha sucedido con esta joven promesa de la medicina para tomar semejante decisión? El detonante no ha sido ninguna crisis existencial o una desgracia familiar. No, de ninguna manera. El dinero explica perfectamente su decisión. Una persona con semejante currículo está más que preparado para hacer un simple cálculo racional: como médico gano diez, pero trabajando para un Hedge Fund gano diez mil. La decisión de trabajar en el sector sanitario o en el de las altas finanzas, bajo la anterior premisa, no parece tan irracional como en un principio.
Si bien los motivos de su opción por Wall Street en detrimento de la Medicina están más que justificados, necesitan de una pequeña contextualización para explicar cómo un doctor especializado en las mejores universidades del mundo puede ganarse mejor la vida en los mercados bursátiles. A primera vista, algo no cuadra, incluso chirría.
Continuemos con la fascinante historia de Joseph F. "Chip" Skowron III, su verdadero nombre. Guarda la vocación en un armario y comienza a ganar millones en un Fondo de Inversión. ¿Pero haciendo qué? Su trabajo es asesorar a los gestores -en aquel tiempo propiedad de Morgan Stanley- sobre qué valores comprar y cuándo hacerlo. Obviamente, el Dr. Skowron debía aportar algo más a sus recomendaciones que marcasen la diferencia con las del resto de analistas. Se centraba en compañías encuadradas en el sector farmacéutico y biomedicina, aportando sus conocimientos académicos y profesionales.
Inversión en farmacéuticas y biomedicina
Así pues, utiliza su expertise para estudiar nuevos medicamentos y sus patentes, junto con la viabilidad comercial del mismo. La biomedicina se define como la ciencia médica que aplica todos los principios de las ciencias naturales en el desarrollo de la práctica clínica. También genera la invención de nuevos medicamentos y sus patentes. Por ejemplo, la congelación del cordón umbilical de la hija de los Príncipes de Asturias estaría encuadrada dentro de la biomedicina.
Hasta aquí la lógica sigue poniendo en duda el giro hacia Wall Street del doctor. No es probable que pueda alcanzar mayores retribuciones económicas, y mucho menos el nivel de prestigio ejerciendo de analista que con su trayectoria profesional en la medicina -Yale y Harvard-.
Dejando por un momento al Dr. Skowron ¿Qué busca el accionista en farmacéuticas o compañías del ramo? Desea encontrar compañías que estén desarrollando medicamentos, por ejemplo, para aumentar la esperanza y calidad de vida de los enfermos de Alzheimer que, en un futuro próximo, sean satisfactoriamente efectivos en los pacientes. Ahora la pregunta se traslada a quién es competente para decidir si un medicamento puede o no distribuirse en el mercado.
Autorización administrativa
Actualmente, aunque acordasen su distribución entre la farmacéutica y una asociación de enfermos de Alzheimer ésta sería ilegal sin la debida autorización administrativa. Un organismo público actúa de juez para permitir o prohibir el medicamento. La US Food and Drug Administration (FDA) es el máximo responsable en EEUU sobre esta materia y, prácticamente, a nivel mundial, sobre la comercialización de alimentos y medicamentos -entre otras cosas-.
Por tanto, para comprender gran parte de los movimientos en bolsa de las compañías farmacéuticas deberemos fijarnos en la resolución de la FDA sobre la viabilidad comercial de sus productos. Esto es, si aprueban el medicamento la cotización de la empresa sube, y si lo rechazan baja. El visto bueno del regulador americano el pasado 29 de agosto al medicamento contra el cáncer de ovario desarrollado por Zeltia es buena prueba de ello:
(Pinche en la imagen para ampliar)
El gráfico de Zeltia muestra una subida superior al 10% en un solo día. No existe correlación entre el proceso de desarrollo y su precio en bolsa. Obviamente, el proyecto no es trabajo de un solo día -29 de agosto-, sin embargo su reflejo en la acción corresponde tan solo a ese día, el momento en que se conoció la aprobación de la FDA. Esto explica la subida casi perpendicular del valor.
La información sobre el éxito o fracaso del proyecto ha sido contenida como si de una presa se tratase, impidiendo que se filtrara a los mercados (inversores). Así, una vez que se conoce el resultado, la noticia -positiva o negativa- rompe la presa y provoca pronunciados movimientos de la acción, la volatilidad se desboca y lo que podría ser una inversión se convierte en una prueba de velocidad para comprar/vender antes que nadie.
Así pues, las reglas del juego han cambiado. Poco importa la formación y la experiencia del Dr. Skowron. No en vano, ¿de qué sirve estudiar los proyectos de las farmacéuticas si la clave reside en conocer la decisión de la FDA unas horas antes de que se haga pública?
En el siguiente capítulo de esta saga, el doctor será tentado a utilizar información privilegiada para lucrarse en bolsa. Pero, ¿qué información no es un privilegio? ¿Todos los inversores responden a las noticias de forma homogénea?
Rafa Paz es especialista en electronic trading. Máster en Mercados Financieros y Productos Derivados (BME). Si estás interesado en cómo funcionan los mercados bursátiles, puedes consultar todos los artículos del autor en su blog La Cantina del Trader . También puedes seguirle en Twitter o visitar su perfil en LinkedIn.