"Bankia seguirá siendo una franquicia nacional, aunque estará muy volcada en sus mercados naturales". Con estas palabras, definió este miércoles José Ignacio Goirigolzarri los planes que tiene para la entidad que preside desde hace cinco meses. La unión de las siete cajas de ahorros necesitará una inyección de liquidez de dinero público, que llegará de los 100.000 millones de euros del rescate bancario pactado en junio entre el Gobierno y la UE.
Evidentemente, los que ponen el dinero quieren controlar cómo se gasta éste. Y por eso, la Comisión Europea ha obligado a las entidades intervenidas a aceptar un plan de reestructuración con el que garantizar, en la medida de lo posible, que se recuperará lo que ahora se gasta. En Bankia, esto ha tenido como resultado la presentación del Plan Estratégico 2012-2015 que podría resumirse en: traspaso de activos tóxicos a la Sareb, reducción de costes y mejora de la rentabilidad.
La recapitalización: la primera tarea para el equipo de Goirigolzarri es sanear los balances. En principio, esto se conseguirá antes de fin de año, cuando se traspasen sus activos a la Sareb.
En el escenario adverso de los ejercicios de Oliver Wyman, las pérdidas esperadas de la entidad alcanzarán los 42.700 millones y de 1.800 millones más de buffer de capital. Como ya ha generado 19.800 millones en provisiones, esto deja unas necesidades de capital de 24.700 millones (se quedan en 24.500 tras el traspaso de activos a la Sareb). De este dinero, la entidad generará unos 6.500 millones con el canje de las preferentes, subordinadas y vía ROF (Resultado de Operaciones Financieras). Así, quedan los 18.000 millones que pondrá el Estado y que le llevarán a ser, con mucha diferencia, el máximo accionista de la entidad.
Transferencias a la Sareb: a día 31 de diciembre de 2011, Bankia tenía un riesgo inmobiliario bruto de 57.200 millones, 15.900 en activos adjudicados (viviendas, promociones, suelo,...) y 41.300 millones en crédito promotor. Pero claro, esa cifra estaba algo inflada. Tras el descuento aplicado para transferir estos activos a la Sareb a un valor real, esos 57.200 millones se quedaron en 29.300 millones, de los que 24.600 se irán al banco malo y 4.700 (sobre todo promociones fuera de España) se quedarán en el balance de Bankia).
El Plan Estratégico
Como ha dejado claro José Ignacio Goirigolzarri en la presentación de este miércoles, el principal objetivo del nuevo equipo gestor es crear valor para que la entidad vuelva a ser solvente y pueda venderse a un precio que permita al Estado recuperar esos 18.000 millones de euros de los que hablábamos. No lo tendrá sencillo, porque la coyuntura externa, con el país en una recesión de la que aún no tiene fecha de finalización.
Y a todo esto se une una caída en los tipos de interés (el margen con el que operan los bancos) que no hará sencillo generar beneficios en el corto plazo. Goirigolzarri ha asegurado que cada rebaja del 0,5% en el precio oficial del dinero supone una merma de beneficios de 400 millones.
Lo más llamativo del Plan Estratégico 2012-2015 ha sido el anuncio de un recorte del 39% en la red de oficinas (de 3.117 a menos de 2.000) y de un 28% en la plantilla (de 20.600 a 14.500 empleados), con el objetivo de reducir un 26% los costes de explotación.
Evidentemente, no se sabe qué oficinas o qué empleados se verán afectados, aunque Goirigolzarri ha dado algunas pistas. En cuanto a las sucursales, se empezará por las que estén "solapadas". Es decir, aquellas localidades o barrios que tuvieran una oficina de Bankia pegada a otra de Bancaja están en la línea de salida.
Además, el presidente de la entidad ha dejado claro que aunque la marca seguirá teniendo una presencia a "nivel nacional", se centrarán en sus "mercados naturales". ¿Esto qué quiere decir? Pues que volverán a sus orígenes, a las provincias y regiones donde nacieron las siete cajas que dieron lugar a Bankia: Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caixa Laietana, Caja Rioja, Caja Ávila y Caja Segovia. No es que se vayan a cerrar todas las demás sucursales, pero será en el resto de España donde los recortes se notarán más.
En cuanto a los 6.000 empleados menos que tendrá en 2015 Bankia, Goirigolzarri asegura que sólo una pequeña parte será despidos. El objetivo es que la mayor parte se produzca a través de la venta de filiales (con el comprador quedándose con la parte de la plantilla correspondiente) o bien con operaciones de outsourcing (un proveedor de Bankia acoge a parte de sus trabajadores).
La nueva dirección de la entidad está convencida de que aunque de aquí a 2015, como consecuencia de la puesta en marcha de este plan, sufrirá una caída del 20% en sus activos, conseguirá un incremento de 28 puntos básicos en su margen bruto. Para lograrlo, tienes su confianza puesta en tres grandes oportunidades de mejora. Por un lado, aunque tiene una cuota de mercado del 10% en particulares, no ha conseguido capitalizarlo en determinados productos de alto valor añadido (ver cuadro), como por ejemplo los planes de pensiones, donde no llega al 5%. Del mismo modo, en pymes, con una cuota de inversión media del 26%, apenas está alrededor del 10% en varias cuestiones fundamentales.
En segundo lugar, Goirigolzarri espera poner en marcha un plan de transformación de la cartera, para centrarse en los dos grandes negocios del grupo: pymes y particulares, desinvirtiendo en otros aspectos (como el crédito promotor) que crecieron sin ser parte de la estrategia natural de sus cajas. En este aspecto, se incluyen desinversiones en su cartera industrial a las que está obligado por las exigencias de Bruselas y que llevarán a Bankia a salir del capital de algunas de sus participadas, como Mapfre, IAG o Banco de Miami.
Por último, el objetivo de Bankia será conseguir que la reducción de la red se centre en aquellas oficinas de menos valor añadido (ver cuadro). Como ha explicado este miércoles su presidente, el 20% de sus mejores sucursales, agrupa el 44% de sus clientes de alto valor, pero sólo el 1% de los activos dudosos y tiene un margen de explotación del 70%. Mientras, el 20% de sus oficinas menos rentables acumula sólo un 5% de sus mejores clientes y, a cambio, presenta un margen de explotación negativo. Por eso, en las cuentas del grupo, la salida de estas sucursales se ve como una necesidad, que no sólo no dañará los objetivos generales para los próximos años, sino que contribuirá decisivamente a su saneamiento.