Cataluña podría perder hasta el 20% del PIB en el caso de que lograse independizarse del resto de España. No es extraño, puesto que las otras dieciséis comunidades autónomas son el principal mercado exportador de las empresas catalanas. Y los ejemplos históricos muestran que siempre, en caso de separación, se desploman los flujos comerciales entre dos territorios antes unidos.
El nacionalismo catalán ha decidido usar la crisis como ariete en su cruzada por la independencia. Desde hace unos años, parece claro que los políticos separatistas quieren jugar la partida en el terreno económico. "España nos roba" insinúan "si tuviéramos un Estado propio seríamos mucho más ricos y no tendríamos que aplicar ningún recorte".
Sin embargo, en este relato, faltan algunas claves que Convivencia Cívica Catalana (CCC) muestra en un informe publicado este martes. Quizás el dato más llamativo sea que 1 de cada 6 catalanes podría perder su empleo en caso de independencia, en gran parte debido a la caída del PIB por la pérdida de los principales mercados de la región.
El estudio es realmente detallado y muy claro, con ejemplos sencillos y datos fácilmente contrastables. Podríamos destacar cinco puntos, que llevan hasta la conclusión de que la ruptura con España pondría en riesgo, al menos en el corto plazo, el 20% del PIB catalán:
1. Los flujos comerciales: en 2010, las empresas catalanas vendieron más al resto de España que al resto de los 186 países del mundo juntos y eso a pesar de la crisis que golpea al conjunto del país.
Es más, en términos de saldo comercial, Cataluña tiene un superávit con las otras 16 comunidades autónomas de 21.937 millones (vende mucho más de lo que compra), mientras que con el resto del mundo el déficit es de 18.329 millones. Por lo tanto, sin las ventas al resto de España, la necesidad de financiación en el exterior sería muy superior y eso en un momento en el que los mercados ya están casi cerrados para la región.
2. El efecto frontera: en el relato del nacionalismo, la independencia no tendría mayores consecuencias. Sería un mero acto administrativo, tras el cual catalanes y españoles seguirían viviendo igual (o casi) que antes. Sin embargo, esto es complicado de defender viendo los datos.
Por ejemplo, España lleva ya más de un cuarto de siglo en la UE, un mercado único en el que teóricamente no hay fronteras para los bienes y servicios. Sin embargo, un vistazo a los datos reales nos muestra que sí hay grandes diferencias entre las relaciones dentro de un país y con el resto de los socios comunitarios. Por poner varios ejemplos: Cataluña vende a Murcia más que a EEUU, a Galicia más que a China, a Aragón más que a Alemania y a Andalucía más que a Italia.
Pero quizás el ejemplo más claro sea el que ofrezca el mediodía francés, la zona del país galo más cercana a la frontera española, con un PIB, un tejido industrial y una población similar a la catalana. La lógica nos diría que sus ventas al conjunto de España serían similares a las catalanas. Pues bien, no llegan ni al 10%.
3. Las empresas: otra cuestión relevante es qué pasaría con las grandes empresas radicadas en Cataluña y que tienen buena parte de su negocio en el resto de España. Hace cuarenta años, la mayoría de las multinacionales situaban su sede en Barcelona. En las últimas décadas, según se afianzaba el poder nacionalista, cada vez más grandes compañías que llegaban por primera vez al país optaban por Madrid como primera alternativa. Incluso, muchas sedes sociales se han trasladado desde la Ciudad Condal a la capital de España. Nunca se le ha escuchado a un político nacionalista una reflexión sobre esta cuestión.
A pesar de esta tendencia, muchas grandes empresas siguen con su sede central en Barcelona, desde donde comercian con el resto de España. Pues bien, parece claro que muchas de ellas saldrían de Cataluña o dejarían una sede de tamaño muy inferior, puesto que el mercado doméstico dejaría de ser el de un país de tamaño medio-grande, con 47 millones de habitantes y pasaría a ser un pequeño estado de menos de 8 millones (más pequeño que Austria o Hungría).
El presidente de Volkswagen-Audi España ya ha declarado que su compañía abandonaría Cataluña "en caso de secesión" y otro tanto ha dicho el presidente del Grupo Planeta. Éste es el cuadro de las diez mayores empresas catalanas:
4. Las consecuencias de la secesión: como decíamos antes, los nacionalistas defienden la independencia como si éste fuese un proceso sencillo, sin consecuencias, casi un acto administrativo algo complicado. Pero no es así.
En los últimos años, ha habido varios casos de rupturas en Europa. Y en todos ellos se ha desplomado con fuerza el comercio entre las fronteras de los dos nuevos estados.
Reducción de ventas entre dos países tras la independencia
5. El mito del "expolio fiscal": el informe de CCC es realmente completo. Incluso, aunque no tiene una relación directa con el tema general, dedica un apartado al tema del expolio fiscal, recuperando las conclusiones del estudio que este mismo organismo público en abril. Aunque la Generalidad lo oculta, en 2009 el saldo fue favorable a Cataluña en más de 4.000 millones (aunque en los años anteriores el saldo era contrario). Lejos de ser una excepción, el modelo fiscal español es similar al de los países de nuestro entorno y la retórica sobre las balanzas fiscales es muy cuestionable.
6. Las consecuencias: con todos estos datos sobre la mesa. El informe de CCC concluye que:
- "Cataluña tiene un saldo comercial positivo con el resto de España por importe de 21.937 millones de euros anuales. Este saldo positivo repercute en una mejora del PIB catalán y por tanto de la riqueza anual de Cataluña de un 10.5%. En términos per cápita, el superávit comercial catalán con el resto de España representa 2.900 euros por catalán y año".
- "Si las empresas de Cataluña sólo vendieran en el resto de España lo mismo que venden a Francia, sus ingresos se desplomarían en unos 40.000 millones de euros anuales".
- "En caso de secesión, las empresas del territorio separado sufren una caída en sus ventas al otro lado de la nueva frontera creada de entre un 33% y un 66% respecto al nivel anterior a la separación".
- "Una valoración conservadora permite estimar los efectos de la separación de Cataluña del resto de España en una disminución del PIB catalán de un 20,15%, es decir, una pérdida de más de una quinta parte de la riqueza anual generada en Cataluña".
- "La disminución de ingresos de las empresas catalanas en el resto de España y las probables deslocalizaciones de grandes empresas pondrían en peligro a 1 de cada 6 empleos existentes en la actualidad en Cataluña".