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La libertad de moneda acaba con la hiperinflación de Zimbabwe

Las divisas extranjeras han sustituido al dolar zimbabwense y han acabado con el caos monetario desatado por la política de Robert Mugabe.

Zimbabwe llevaba toda la pasada década sufriendo una grave crisis económica. Con el dictador socialista octogenario Robert Mugabe en el poder desde la independencia del país en 1980, se sumergió oficialmente en una hiperinflación desde marzo del 2007.

El que fuera uno de los países más ricos y prósperos del continente africano (no en vano se le denominó "el granero de África") vio como su tasa mensual de inflación se situaba en noviembre de 2008 en el 79.600 millones por ciento mientras la tasa interanual de inflación para aquel mes alcanzaba el ¡89.700 trillones por ciento! (según los cálculos de Steve Hanke y Alex Kwok).

Todas las hiperinflaciones tienen un inicio común: el gobierno se coloca en una situación de déficit. La recaudación fiscal se desploma y no dispone de suficientes ingresos para hacer frente a sus políticas de gastos.

En el caso de Zimbabwe, el gobierno de Mugabe comenzó a llevar a cabo la llamada vía rápida de la reforma agraria saltándose todos los acuerdos alcanzados y empezó a apoderarse de numerosas explotaciones agrícolas (especialmente de aquellas en poder de los blancos) para entregárselas a sus seguidores. Las autoridades del país argumentaban que de esta forma la producción y la riqueza aumentarían notablemente, además de mejorar la situación de la población de raza negra, después de haber sido explotados por los blancos durante tanto tiempo.

El resultado de estas expropiaciones fue quebrar la economía del país, ya que la producción del sector agrícola se derrumbó y los inversores extranjeros se retiraron completamente. De 2000 (momento en que las expropiaciones comenzaron a ser más agresivas) hasta 2008 el PIB real se redujo en casi un 60%. Todo ello terminó hundiendo los ingresos tributarios del gobierno, lo que provocó un enorme déficit fiscal, que en 2008 equivalía al 40-45% del PIB.

El siguiente paso en una hiperinflación suele ser que el gobierno intenta paliar ese déficit de ingresos mediante emisión monetaria. En efecto, los políticos utilizan la inflación para financiarse y poder realizar sus proyectos sin aumentar los impuestos, ya que éstos son impopulares a partir de un cierto punto y además son insuficientes para costear el gasto público del Estado.

En este caso, se ordenó la impresión de billetes ex novo por parte del Banco de Reserva de Zimbabwe (RBZ) para financiar el gran déficit fiscal ocasionado por las nacionalizaciones de explotaciones agrarias.

Por tanto, la espiral hiperinflacionaria fue iniciada y liderada por Mugabe cuando comenzó a implementar políticas inflacionistas, es decir, obligar al Banco de Reserva de Zimbabwe a incrementar la cantidad de dinero en el sistema económico para comprar la deuda emitida por su Gobierno, lo que provocó una imparable subida de precios debido a la progresiva pérdida de valor de la moneda (hay que señalar que en el balance del RBZ la mayoría de créditos al gobierno se trataron de disimular introduciéndolos en unas difusas partidas denominadas "otros" tanto en el activo como en el pasivo).

Los gobiernos pueden seguir gastando y continuar financiándose imprimiendo dinero, pero este proceso no puede seguir indefinidamente. Tiene un límite: la muerte de la moneda.

El nuevo régimen

En Zimbabwe, Gideon Gono (presidente del RBZ) siguió introduciendo más dinero, siguió quitando 10 ceros a la moneda y siguió poniendo en circulación nuevas denominaciones de billetes. Pero finalmente la demanda de saldos de caja cayó hasta cero. En julio del 2008 la oficina estatal de estadísticas dejó de publicar las cifras de inflación por orden del Gobierno. Pero esto no frena la inflación, que sigue acelerando el consumo de capital, ya que la depreciación de activos es mayor a las inversiones.

Llegados a este punto ¿qué se podía hacer para frenar la hiperinflación en Zimbabwe? Básicamente existían tres alternativas cuyo objetivo, no olvidemos, sería eliminar la autoridad monetaria del Banco Central: la dolarización, el tipo de cambio entre divisas y la banca libre. Cualquiera de estas tres opciones ayudaría a estabilizar la moneda.

Se optó por la dolarización. En realidad se optó por permitir un régimen multidivisa, en el que monedas extranjeras –el rand sudafricano, el euro, la libra, el dólar estadounidense, el metical mozambiqueño y el kwacha zambiano– reemplazaron al dólar zimbabwense. El Estado utilizaría el dólar estadounidense para sus transacciones. Desde entonces la inflación se ha estabilizado.

Esta dolarización no es más que una manifestación concreta de la teoría de la libre elección de moneda en donde no existe monopolio de la emisión monetaria. Las autoridades monetarias nunca han conseguido oponerse a la exigencia política de dinero más barato y más abundante. Salvo en el periodo en que el patrón oro estaba vigente, todos los gobiernos han aprovechado su privilegio de emitir moneda para defraudar y extraer riqueza a los tenedores de moneda (principalmente los ciudadanos). En estos casos, lo verdaderamente peligroso no es tanto el derecho del gobierno a emitir moneda, sino el monopolio que ejerce en esta cuestión y su capacidad para obligar al ciudadano a aceptarla, al ser la moneda legal de curso forzoso.

Abusos y remedio

En este sentido, numerosos economistas recuerdan que no hay remedio más eficaz contra los abusos monetarios del gobierno que el de la libertad del público para rechazar la moneda que no le ofrezca confianza y preferir aquella que la tenga. El tenedor de divisa rechazará el uso de la misma cuando ésta se deprecie de modo perceptible y pasará a realizar tratos en una moneda que confíe. La gente sería reacia a pedir créditos o contraer deudas en una moneda que creyese que iba a aumentar de valor y, de igual manera, lo sería a prestar en otra moneda amenazada de depreciación. En este escenario, la principal función del Estado sería proporcionar un marco de normas legales dentro del cual el público pueda desarrollar las instituciones monetarias que más le convenga.

Teniendo esto en cuenta, queda claro el motivo del éxito del régimen multidivisa en Zimbabwe: la posibilidad de utilizar otras monedas ha supuesto el fin del monopolio estatal. Con la dolarización, la política monetaria la marca principalmente la Reserva Federal de Estados Unidos.

La dolarización ha sido una herramienta que ha permitido:

  1. reducir y estabilizar la inflación
  2. detener la distorsión de precios
  3. incrementar la disciplina presupuestaria
  4. reestablecer la credibilidad monetaria
  5. resucitar los servicios del sector financiero
  6. aumentar la confianza empresarial
  7. propiciado una políticas más consistentes y predecibles
  8. proteger la riqueza de la población y las empresas
  9. incrementar la certidumbre para los inversores

La posibilidad de utilizar distintas monedas ha salvado la economía de Zimbabwe, y ha ayudado a la idea de que el dinero es un bien privado y la inflación una forma de impuesto que extrae renta. En este sentido, Hayek afirmó que los gobiernos han explotado sistemáticamente el monopolio de la moneda en beneficio propio y en perjuicio de la población, y añadió: "Espero que no se tarde mucho en comprender que la libertad en utilizar la moneda que libremente se prefiere constituye una marca esencial de un país libre. Es imposible comprender el significado de la idea del dinero sólido si uno no se da cuenta de que es un instrumento para la protección de las libertades civiles contra las intromisiones de los gobiernos".

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