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Comisiones bancarias que podemos y debemos intentar evitar

Es posible evitar las las comisiones si estudiamos las muchas ofertas que encontramos en el mercado.

No hay nada que desespere más al pequeño ahorrador que ver perder sus ahorros con el pago de comisiones por el uso de productos bancarios. No se trata de convertir un contrato con el banco en un colador donde se fugue nuestro capital, sino de buscarle el mejor partido a nuestros ahorros.

Nuestra mejor defensa es la información para conocer los puntos más vulnerables de productos comunes como los depósitos bancarios, las cuentas corrientes o las tarjetas de crédito y qué tipo de comisiones se aplican, ya que podemos evitarlas si estudiamos las muchas ofertas que encontramos en el mercado.

  • Comisión de mantenimiento: es la más habitual entre las cuentas corrientes, también le afecta a los depósitos bancarios, ya que necesitan asociarse con una cuenta para abonar los intereses que generan. Mal negocio si lo que ganamos por un lado, se nos va por otro. Así que, si buscamos una cuenta corriente, mejor hacerlo a través de una entidad online donde es más frecuente encontrarnos con el ansiado lema de las "0 Comisiones". En el caso de los depósitos, dejar bien claro con la entidad si la cuenta asociada tiene algún tipo de gastos y negociar su reducción (o eliminación) en el caso de los tuvieran; no tiene sentido contratar un depósito de alta remuneración si parte de los intereses acaban revirtiendo al propio banco en forma de comisiones de la cuenta asociada.
  • Comisión de servicio: es un concepto de comisión que sirve para calificar los gastos más variados de la operativa de una cuenta corriente. Es donde el cliente se encuentra más protegido. El Banco de España consciente del abuso que muchas entidades hacían de este tipo de comisiones, emitió la Circular 8/1990, para tratar de que todas las entidades respondan con transparencia a todos los servicios prestados. Pregúntale a la entidad por los costes asociados a pequeñas operaciones que pueden pasar desapercibidas en un primer momento, pero que luego pueden llegar a ser un impedimento al ahorro diario: cobro y emisión de cheques, envío de transferencias, envío de correspondencia al domicilio o el envío de avisos a nuestro móvil. Con una cuenta sin comisiones de servicios, puedes llegar a ahorrarte 900 euros al año.
  • Comisión por retirada de efectivo: las tarjetas de crédito son dinero virtual, por lo que no están pensadas para retirar dinero en efectivo en cajeros, para eso están las tarjetas de débito. Si vamos a hacer uso de esta función, lo mejor es contratar una tarjeta de débito, teniendo en cuenta que suelen estar exentas de gastos, resultan más prácticas (y baratas) que si empleamos la de crédito para retirar efectivo de un cajero o de la ventanilla.
  • Comisión por cancelación anticipada: en cualquiera de estos productos puede existir este tipo de comisión, que tiene como objetivo echar para atrás a aquellos clientes que estén pensando en dejar la entidad. Por suerte, esta mentalidad está cambiando, y bancos y cajas se están volviendo cada vez más flexibles, sobre todo las entidades que operan online. Las cuentas remuneradas son una perfecta opción para eludir esta comisión. La elección de depósitos a plazo que se comercializan online suelen estar exentos de ella (sobre todo en plazos menos a un año) y esta comisión en las tarjetas de crédito la evitaremos si cancelamos nuestra tarjeta siempre después de amortizar las deudas, ya que de lo contrario, algunas entidades pueden llegar a cobrarnos hasta el 3% del capital pendiente de pago.

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