No es fácil ser empresario en España. Y parece que cada año es más complicado. A pesar de la retórica de todos los partidos sobre el apoyo a los emprendedores, lo cierto es que en los índices internacionales que miden la competitividad de las economías mundiales, su apertura o su facilidad para hacer negocios, España acumula casi una década de caída constante.
Este martes se ha presentado uno de los más conocidos, el Doing Business que elabora el Banco Mundial. Y la foto es muy preocupante: en la clasificación general, España ocupa el puesto 44. Dentro de la OCDE (los 31 estados más prósperos del mundo), sólo Eslovaquia, Hungría, Polonia, Luxemburgo, República Checa, Italia y Grecia están peor.
El índice Doing Business se divide en diez epígrafes: acceso al crédito, protección de los inversores, comercio internacional,... Y en los más significativos, la posición española es muy poco envidiable. Por ejemplo, en el que mide la facilidad para comenzar un negocio, España se sitúa en el puesto 136, entre Brunei y República Dominicana. En nuestro país, son necesarios 10 procedimientos y 28 días para abrir un negocio. Algo que en teoría debería ser casi inmediato (facilitar el camino a aquél que quiere invertir y crear riqueza), en España es mucho más complicado que en los países de su entorno.
Una pendiente descendente
Como decíamos antes, en el caso español, el problema no está sólo en su posición general, sino en la tendencia de los últimos años. Por ejemplo, en el Doing Business hacen una comparativa de cómo se han comportado los países conforme a una frontera ideal que los autores sitúan en el número 100. Mientras socios de la UE como Polonia o la República Checa han mejorada su posición relativa en más de 10 puntos desde 2005, España sólo lo ha hecho en 3, pasando de ser el país 25º en cuanto a distancia a esa frontera a estar en el puesto 31.
Del mismo modo, en el índice del Fraser Institute (el más antiguo) puede verse cómo desde comienzos de los años 80 hasta mediados de la última década, España mantuvo una línea ascendente de forma constante, pasando de una nota de 6,10 al 7,60 de 2005. Sin embargo, en 2009 había caído hasta el 7,32 y en 2010 apenas recuperaba hasta el 7,4. Esto ha provocado que el puesto 21 del año 2004 se haya convertido en el 34 en la última edición del estudio.
Del mismo modo, en el Índice de Libertad Económica de The Wall Street Journal y Heritage Foundation España aparece en el puesto 36 muy alejado tanto de los primeros puestos como de la nota media de sus socios europeos. Eso sí, ese puesto sólo hace referencia al índice general, porque en lo que hace referencia a libertad laboral (puesto 123) o libertad fiscal (puesto 162) está cerca de los últimos puestos de la tabla, y eso que las subidas de impuestos de Mariano Rajoy no están incluidas en el último número del estudio.
De hecho, viendo el estudio anual de KPMG sobre los impuestos en el mundo, es de prever que España siga cayendo en todos estos rankings en los próximos ejercicios. Tras los incrementos aprobados por el Gobierno, sólo cuatro países superan el nivel marginal del IRPF. Incluso, Cataluña tiene la segunda cifra más elevada, sólo superada por Suecia, un país con unos servicios mucho mejores que los que ofrece la Generalidad. Sólo Zimbabwe ha subido este año el impuesto sobre la renta en un porcentaje mayor.
La imagen
En conjunto, la imagen que ofrecen todos estos índices es muy preocupante. Los expertos aconsejan no quedarse en exclusiva con ninguno de sus datos, pero sí atender a la visión de conjunto. Cada epígrafe es diferente y la normativa de un país en una determinada cuestión puede penalizarle excesivamente por una cuestión de cómo está hecho el estudio. Por ejemplo, en el caso de España no están recogidas casi ninguna de las reformas aprobadas desde que llegó el PP al Gobierno; ni las que ayudarán en la clasificación, como la reforma laboral, ni las que perjudicarán, como las subidas de impuestos.
Pero, como decimos, sí es interesante analizar la situación con una visión de conjunto. Y con esta perspectiva, sí hay una serie de conclusiones que pueden extraerse:
- España ocupa, en todos los índices, uno de los peores puestos de la OCDE (grupo de países avanzados) y de la UE.
- La tendencia en la última década es descendente. En los ocho años que José Luis Rodríguez Zapatero estuvo en el poder, perdió puestos y nota en casi todas las clasificaciones.
- Hay dos cuestiones en las que, año tras año, destaca la mala situación española: el mercado de trabajo y la facilidad para abrir negocios. En los dos casos, Mariano Rajoy prometió importantes reformas. Ya se ha aprobado el cambio en la legislación laboral y se prometen muchos cambios que ayuden a los emprendedores. Habrá que ver cómo influyen en los índices de los próximos años, aunque lo normal es que la influencia de estas medidas sea positiva.
- En lo que hace referencia a los impuestos y al peso del sector público en el conjunto de la economía, la tendencia es muy negativa, con más tributos, deuda y déficit.
- Estos índices retan algunos supuestos clásicos respecto a algunas regiones y países. Quizás lo más significativo sea lo que hace referencia a los países nórdicos. Aunque su alto nivel de impuestos los penaliza, Suecia, Dinamarca, Finlandia y Noruega suelen ocupar los primeros puestos en casi todas las clasificaciones, lo que habla muy bien del resto de su legislación empresarial. Por ejemplo, en el Doing Business de 2013, los cuatro están en el Top 15.