El pasado miércoles se celebró la primera audiencia del caso de Abigail Noel Fisher, una joven estudiante blanca que ha llegado hasta el más alto órgano de deliberación jurídica de los Estados Unidos. Fisher ha ocupado los titulares de numerosos medios de comunicación con una batalla legal emprendida en contra de las leyes de "discriminación positiva" que la dejaron fuera de la Universidad de Texas hace ahora cuatro años.
Con su demanda, Fisher pretende que el Supremo anule la sentencia del caso Grutter vs. Bollinger, aprobada hace ahora nueve años. Entonces, la Corte Suprema avaló que la raza pueda ser un criterio de entrada en la política de admisiones de las universidades públicas de Estados Unidos. En esta línea, la denunciante argumenta que la Universidad de Texas la excluyó del proceso de selección debido a la aplicación de este tipo de criterios, que habrían perjudicado a esta estudiante blanca frente a otros aspirantes negros o hispanos.
La primera audiencia se prolongó durante casi 90 minutos. En ella, los jueces progresistas de la Corte ratificaron su apoyo a este tipo de políticas, que en Estados Unidos se denominan "acción afirmativa". El argumento de estos magistrados es que es necesario aplicar este tipo de discriminación "para garantizar la diversidad racial". Mientras tanto, los magistrados conservadores del panel cuestionaron este punto y llamaron a revisar la denuncia de Fisher con atención.
Fisher argumenta en su denuncia que fue rechazada por la Universidad pese a haber completado la Secundaria con un rendimiento académico similar al de otros compañeros que sí fueron admitidos. La única diferencia entre la denunciante y los admitidos sería el color de piel, según han expuesto los abogados de Fisher.
Aunque Fisher no ha tenido éxito en reclamaciones anteriores, la llegada del caso al Supremo puede suponer un importante vuelco a las políticas de "discriminación positiva" en Estados Unidos. Una hipotética victoria de la denunciante anularía todo este tipo de acciones en las universidades del país. De momento, el Presidente del Supremo, John Roberts, ya se ha mostrado escéptico respecto a la conveniencia de aplicar la "acción afirmativa" como criterio de admisión en universidades.
Una batalla legal que va a más
En su día, Martin Luther King Jr. lideró el movimiento de los derechos civiles con una máxima ciertamente opuesta a este tipo de legislación. Así, King reivindicó incansablemente que su sueño era que sus hijos no sean juzgados "por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad". Sin embargo, el activismo derivado de aquel movimiento cívico se ha ido escorando hacia posiciones cada vez más izquierdistas, entre las que se encuentra la llamada "discriminación positiva".
En esta batalla también ha tenido mucho que ver el auge del feminismo de izquierdas, otra corriente social que promueve este tipo de cuotas discriminatorias, aunque esta vez de acuerdo al sexo de cada persona.
Uno de los más feroces críticos de este tipo de leyes es el economista Thomas Sowell. Discípulo de Milton Friedman, este académico negro ha publicado numerosos estudios en los que ha demostrado el sistemático fracaso de las políticas de "discriminación positiva" en Estados Unidos y en el resto del mundo. Uno de sus libros más celebrados (La discriminación positiva en el mundo) fue publicado hace años por la editorial Gota a Gota, de la Fundación Faes.