La mayoría de expertos y analistas coincide en que el impuestazo eléctrico que introdujo el Gobierno en la reciente reforma energética será sufragado casi en su totalidad por los consumidores. La razón estriba en que las compañías eléctricas, a excepción de las renovables, trasladarán esta nueva subida fiscal, de una u otra forma, al recibo de la luz.
El borrador del Anteproyecto de Ley con el que Gobierno pretende atajar el déficit de tarifa en el sector eléctrico contempla la creación de siete tasas o impuestos para recaudar unos 2.734 millones de euros netos: dos tasas a la energía nuclear; un canon a la hidráulica; un nuevo gravamen del 6% a la producción de energía para todas las tecnologías; y céntimos verdes para el gas, el carbón y el fuel oil. Según la patronal eléctrica Unesa, el impacto de estos nuevos tributos para las instalaciones de generación tradicional es de aproximadamente 1.800 millones de euros, frente a los menos de 700 del régimen especial (renovables).
La mayor parte de esta subida fiscal, a excepción de la que afecta a las renovables -ya que cobran una tarifa fija establecida por ley-, se trasladará al precio de la luz. Y esto es, precisamente, lo que ha empezado a descontar el mercado energético. Así, entre junio de 2011 y junio de 2012, los precios de los futuros de electricidad fueron, en promedio, un 2,8% más baratos en España que en Alemania.
Sin embargo, cuando en junio empezaron a conocerse las subidas fiscales que preparaba el Gobierno, dicho diferencial se disparó, y los precios de los futuros en España pasaron a ser un 6,3% más caros que en Alemania. Finalmente, desde la aprobación del Anteproyecto el pasado 14 de septiembre, el diferencial de precios entre España y Alemania se ha elevado ya hasta el 13,4%, y todo indica que la tendencia se mantendrá.
Esto significa que el precio de la luz en el mercado mayorista ya avanza una sustancial subida para el próximo año, y puesto que esta partida representa la mitad del recibo de la luz -la otra mitad está fijada por el Gobierno-, el coste para el consumidor final subirá entre un 7% y un 8% el próximo año. Precisamente, Alberto Lafuente, presidente de la Comisión Nacional de Energía, señalaba esta semana, en una entrevista concedida a El Mundo, que la luz subirá un 8% en 2013.
Los analistas de Fedea van incluso un poco más allá, al señalar que el impuesto lineal del 6% y las nuevas tasas a los combustibles fósiles podrían encarecer en 8,5 euros el megavatio-hora (MWh), de modo que los hogares podrían pagar de media un 5% más en 2013, mientras que las empresas -sobre todo, la industria- tendrá que soportar un encarecimiento en su factura de entre el 10% y el 15%.
"Los grandes perdedores son los consumidores, tanto particulares como empresas, que verán su competitividad mermada", añaden. La reforma les podría costar más de 2.000 millones de euros al año, lo cual se traduciría en una subida media del 10% en el precio de la luz.
España es uno de los países de la UE en los que más se ha encarecido el precio de la energía en los últimos años: casi se ha duplicado en la última década; un 70% sólo en los últimos seis años, según Eurostat... Y la factura seguirá creciendo, pese a que la demanda de electricidad cae a un ritmo del 2% interanual, según los últimos datos de Red Eléctrica de España (REE) correspondientes al mes de septiembre.