Control del déficit público "sí y sí". Fue la idea más machacada en toda la presentación de los Presupuestos Generales del Estado. En caso de desviación, aseguran fuera de micrófono, seguirán los ajustes. Es el gran principio irrenunciable del presidente, y así se dijo alto y claro ante gran expectación nacional e internacional. Y, de nuevo, el Ejecutivo volvió a poner el foco de atención en las comunidades autónomas, con un Luis de Guindos muy claro, que les marcó el camino exigiendo la eliminación de fundaciones y empresas públicas.
El Consejo de Ministros aprobó las cuentas públicas tras más de seis horas de reunión y un trabajo de campo muy arduo en el que los departamentos se definieron "al límite" porque, en muchos casos, "habían tocado hueso". Medidas duras con las que, según el ministerio de Hacienda, se cumplen con los compromisos adquiridos con Bruselas, a lo que sumar el paquete de reformas para incentivar el crecimiento. Esto es todo teoría, claro, a la espera de comprobar cómo evoluciona la economía y con el temor real de que haya que aplicar más tijera con el paso de los meses.
El titular que quiso dar el Ejecutivo es que son unas cuentas sociales -junto con los intereses de deuda, solo suben las partidas relativas a las pensiones y las becas- por lo que el PSOE no podrá atizar sus fantasmas favoritos contra Mariano Rajoy. Una idea muy repetida pese a que, como reconoció Cristóbal Montoro, "por supuesto que estamos pagando los ciudadanos, esto es inevitable". El Ejecutivo sigue recaudando vía impuestos, si bien el titular de Hacienda remachó con cierto enfado que se diga que no se está controlando el gasto.
Según el Ejecutivo, las medidas emprendidas van "más allá" de las "recomendaciones" de las instituciones comunitarias. Esto también es clave, ya que la segunda lectura de estos PGE hay que buscarla en la intención de Rajoy de evitar la petición del rescate o, en caso de tener que acudir a la ventanilla del Banco Central Europeo, de rebajar las condiciones. Todos en el Gobierno estarán muy pendientes al comportamiento de los mercados el viernes y, principalmente, el lunes, cuando las auditorías de la banca se hagan públicas.
Sin noticias sobre el 'rescate'
Luis de Guindos aseguró que aún no hay tomada una decisión, y no se movió de ahí. Primero, afirmó que controlar el déficit no es tanto una exigencia sino principalmente una convicción, y de ahí la firmeza de Rajoy. Pero, yendo al grano y tras reiterar el "absoluto" compromiso de España, reiteró que el Ejecutivo está "analizando todas las posibilidades" ante una decisión "extraordinariamente importante". Dio el dato, como elemento estabilizador, de que el Tesoro sigue teniendo un acceso al mercado con idéntico coste, o incluso más bajo, al año pasado, a pesar de que la prima de riesgo se haya disparado.
Otra de las dudas es si se revalorizarán las pensiones con respecto al IPC. Montoro dijo que en 2013 sí, aunque de aquella forma. Lo que ocurra en 2012 no se concretó. Se pidió que la letra pequeña quedara para la comparecencia que él mismo mantendrá el sábado, tras llevar los PGE al Congreso de los Diputados.
Clara advertencia a las CCAA
Unos presupuestos de crisis "para salir de la crisis", y de ahí que se recordara que las comunidades autónomas también tienen que tirar del carro. La advertencia fue clarísima. "Se vigilará especialmente" que se cumplen los compromisos, avanzó Guindos. Montoro echó el resto, empezando por recordar que el fondo de rescate ya está en marcha y que la primera en recibir dinero para pagar vencimientos y a proveedores ha sido Cataluña. Parte del pellizcazo a las Loterías irá destinado a dar dinero a las regiones que no cumplen.
El Gobierno también quiso quitarle dramatismo a que se abra la hucha de las pensiones, afirmando que está precisamente para meter la mano cuando sea necesario. El futuro próximo, pese a que vicepresidenta y ministros evitaron el luto y se mostraron distendidos -hubo incluso sonrisas, como la carismática de Montoro-, sigue siendo oscuro. Lo dicen los datos del propio Ejecutivo: recesión del 0,5% del PIB para 2013. Si el consumo cae mucho, no se descartan nuevos ajustes. Pero, se remacha, Rajoy tiene claro que cumplir el déficit es hoy por hoy la gran línea roja.