Cada día que pasa queda más claro que la banca española tardará muchos años en regresar a su nivel de negocio, solvencia y beneficios que disfrutaba antes de la crisis. Las razones son variadas, en primer lugar, el lastre del pasado, miles de millones en créditos morosos o de dudoso cobro con activos de difícil venta, y por otro lado, las razones presentes.
Éstas están relacionadas con las dos principales vías de ingresos de la banca, la primera, la tradicional es prestar dinero a un tipo más elevado del que pagan por los depósitos. El margen es cada vez mayor, al dispararse los tipos de interés que nos cobran por los nuevos préstamos personales e hipotecas, pero el problema es que apenas se presta, por lo que el negocio es lucrativo pero limitado. Por otro lado, quedan las comisiones, pero en este caso tenemos también una dicotomía: según los datos mensuales del Banco de España, no dejan de subir, pero son muchos los bancos que por la mayor competencia existente no aplican muchas de ellas, especialmente para los clientes con nómina domiciliada.
A pesar de ello, quedan muchos puntos en los que los bancos pueden conseguir cobros importantes por parte de sus clientes, y entre ellos, destacan los descubiertos. Y es que, son muchos los ciudadanos particulares y empresas que se encuentran alguna vez con esta sorpresa desagradable, ya sea por descuido o por necesidad, y que acaba con hasta tres cargos por parte del banco: intereses por descubierto, comisión por descubierto y comisión por reclamación de posición deudora. Además, mientras que los intereses tienen un tope máximo para los particulares (dos veces y medio el interés legal, que actualmente es del 4%), este tope no existe para las empresas, lo cual dispara su coste para las pymes.
Así, por ejemplo, un descubierto de 100 euros por tan solo un mes, nos puede costar unos 1,20 euros de intereses, pero lo que es peor, una comisión mínima de 18 a 60 euros, dependiendo de la entidad, y una comisión por reclamación (que conste que nos solicitan el pago de la deuda) que oscila entre los 3 y los 21 euros. Aplazar un mes 100 euros, nos puede llegar a costar otros 80 euros en intereses y comisiones.
Algunos consejos
Para evitar llegar a este punto, desde iAhorro, os damos una serie de consejos:
- Intente determinar con su entidad bancaria un descubierto autorizado, que le permite realizar pagos sin tener dinero en la cuenta, pagando intereses y comisiones menores que si no está autorizado y, por supuesto, que no se le cobre comisión por reclamación sobre una posición deudora reconocida.
- Controle el ciclo de pagos de sus recibos y si le interesa que su banco asuma el pago en descubierto, comparando el coste de uno sobre el coste que existiera por devolver este recibo por falta de fondos, si es más barato lo segundo, pida a su banco que no le acepte ningún recibo con la cuenta en descubierto. Igualmente, si tiene problemas con recibos de forma recurrente, intente cambiar la forma de pago de adeudo en cuenta a pago de ventanilla o transferencia, para no llegar nunca a números rojos.
- Mucho cuidado con la disposición de efectivo, muchos bancos nos permiten sacar más dinero de la tarjeta que saldo disponible, por lo que tras ello acabaríamos en descubierto y en los importantes costes que hemos señalado. Si éste es su caso, especifique a su banco que nunca le permita disponer de efectivo que exceda de su saldo actual o consulte siempre su saldo con anterioridad para evitar males mayores.
Los descubiertos se han convertido en una de las formas más lucrativas para los bancos, y por ello, el consumidor tiene que estar muy atento y controlar sus cuentas para evitar un coste importante y buscar alternativas más económicas.
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