Si ya el pasado año se observaba como el 45,1% de los españoles que cogieron vacaciones no tuvo más de una semana, las previsiones para este año no son mucho más esperanzadoras. A las tradicionales causas que generan depresión post-vacacional ahora se suman otras derivadas del contexto económico que vivimos, como el hecho de tener unas vacaciones cada vez más cortas, la imposibilidad de viajar a otros lugares para desconectar mejor e incluso la necesidad de trabajar durante estos días debido a las reducciones de plantilla.
Y es que, tal y como señala un estudio de Regus, proveedor mundial líder de espacios de trabajo flexible, desde el pasado 2010 el 64% de los trabajadores españoles ha visto prolongada su jornada laboral y un 73% afirma haber tenido que asumir nuevas responsabilidades adicionales a su cargo. Un compendio de factores que hacen prever una vuelta al trabajo todavía más dura.
En este sentido, y con el fin de que el proceso sea lo menos traumático posible para trabajadores y empresas, Regus señala algunas claves para contrarrestar los efectos del temido síndrome postvacacional:
- Incorporarse gradualmente a la rutina laboral: Trabajar horarios reducidos, o hacerlo desde casa durante unos días, permite al empleado introducirse de forma progresiva al clima y ritmo de trabajo normal. Evitar los cambios bruscos hace que la motivación del trabajador, que normalmente suele disminuir tras las vacaciones, se vea menos afectada, y por tanto también su productividad.
- Tratar de evitar los desplazamientos innecesarios: Con el regreso a la rutina, vuelven también los colapsos en el tráfico, las enormes pérdidas de tiempo en los desplazamientos y con ello un gran aumento del estrés y la irritabilidad. Hay que tratar de evitar las reuniones presenciales y apostar más por las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías como la videoconferencia.
- Mejorar la conciliación de la vida laboral y personal: Es importante tratar de continuar planificando actividades con la familia y los amigos. Se trata de no reservar únicamente el fin de semana para el ocio sino de incorporar otras rutinas a lo largo de la semana para poder aprovechar los últimos días de vacaciones de los niños o la pareja.
- Recortar gastos superfluos: Regresar a la rutina diaria no solo supone un esfuerzo mental y físico para el trabajador y el empresario, sino también económico. La flexibilidad laboral permite ahorrar gastos de gasolina, costes innecesarios de oficina, entre otros muchos recursos que pueden notarse en las cuentas a largo plazo.
- Organizarse y coordinarse: Una vez reincorporados al trabajo es imprescindible dedicar tiempo a organizarse y reunirse con los compañeros para ponerse al día y establecer prioridades. Para evitar pérdidas de tiempo innecesarias, además de presencialmente, estas reuniones pueden realizarse vía telefónica o a través de videoconferencia.
Estas y otras medidas se han posicionado en los últimos años como soluciones eficaces y rentables para evitar que la vuelta al trabajo tenga un gran impacto en el estado anímico de los trabajadores y, por tanto, en su motivación y productividad. Olivier de Lavalette, Director de Regus en Europa del Sur, concluye: "La vuelta de las vacaciones nos afecta a todos. Si bien no podemos evitar que el retorno al trabajo sea duro, las medidas de trabajo flexible nos permiten facilitar al máximo la re-incorporación e impedir que la motivación y la productividad del empleado se vean afectadas."