El nuevo plan de ajuste del Gobierno, que el Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes, ha generado numerosas noticias a lo largo del fin de semana. A las medidas presentadas por Cristóbal Montoro y Soraya Sáenz de Santamaría se han añadido otros muchos cambios que se publicaron en el BOE el pasado sábado. Para explicar cómo queda la economía española, Alberto Recarte ha acudido este lunes a Es Noticia, para hablar con Dieter Brandau.
El consejero de LD ha reconocido que "sigue sin tener las ideas claras", porque falta mucha información. Recarte apunta a que está claro por dónde van a venir los aumentos de impuestos y las principales reducciones de gasto público, pero no hay un elemento fundamental en cualquier análisis: "Me falta la referencia. ¿Sobre qué cuadro macroeconómico se han hecho estas previsiones? Sin que el Gobierno explique qué es lo que cree que va a suceder, será imposible saber si se va a poder cumplir con los compromisos de déficit con Bruselas".
Por otro lado, Recarte ha criticado la medida más polémica de las aprobadas el viernes, el recorte de una paga extra para todos los funcionarios. En su opinión, "la reforma de gasto se tenía que haber hecho sobre la base de reducir el número de los empleados públicos (entre 300.000 y 500.000) en lugar de bajar indiscriminadamente la paga a todos los funcionarios".
En lo que tiene que ver con la prima de riesgo, que sigue creciendo a pesar de las medidas del Gobierno, Recarte apunta a "distintos factores", el más importante de los cuales es que "sigue sin estar resuelto el tema de la capitalización del sistema financiero. La banca española sigue sin encontrar capital fuera de España, dinero para funcionar día a día". Todo esto hace que "haya dudas" de que la banca española sea capaz de conseguir el dinero que le falta, para sustituir a los inversores extranjeros.
Finalmente, Recarte ha recordado que "España ya está intervenida": "Basta con leerse el memorándum; ahí se expone con detalle hasta qué punto llega la intervención". En su opinión, el país ya ha sido rescatado en la práctica, con esos 400.000 millones que ya ha desembolsado la Unión Monetaria, el problema es que "para un rescate convencional no hay dinero".