En realidad, según mi experiencia, los precios de las vivienda en barrios de buen nivel de las grandes ciudades, prácticamente todas de segunda mano, parece que han reducido algo los precios en términos reales. Pero aunque hay oportunidades, el descenso es claramente insuficiente.
Sin embargo, éste no parece el problema. La desaparición del dinero sí.
Todo el mundo en el sector te dice lo mismo: incluso a estos precios, en vivienda nueva habría demanda si hubiera financiación. Aunque en la de segunda mano hay muchas más variables a tener en cuenta, en las de mejor calidad (de las que en Madrid, p. e., existen poquísimas), a poco que el propietario se deje querer la venta parece que no tarda en llegar.
Las inmobiliarias no se bajan del burro y muchos particulares se niegan a reconocer que su piso comprado en 1997 por 120.000 euros ahora vale 150.000 aunque ellos pidan 300.000...
Hasta que la vivienda no tenga precios de 1998 el ajuste no se habrá completado y seguirá siendo un sector totalmente zombi.
A muchos les jode que sus 4 ladrillos mal puestos ya no valgan como si fueran de oro, peor lo único que ha sucedido es que se ha vuelto a la realidad.
La vivienda sigue estando cara. Sobre la que compraron personas a unos precios de la pasada década, nada que decir; sí sobre las que habiendo costado 90.000 euros cuando se compraron, intentan venderlas por más de 30.000 ahora. Estas viviendas no se pueden ofertar tan caras. Hasta tanto no baje el precio, el estancamiento, la bajada, continuará.
Pero a partir de ahora la compraventa de viviendas aumentará, porque el aumentos de impuestos impulsado por el Partido Pinocho va a disparar la capacidad adquisitiva y el consumo.