Será una intervención extensa, con dos bloques bien diferenciados. Por un lado, el presidente sacará a colación los éxitos de la última Cumbre Europea para España, haciendo especial aparte en las ayudas a las entidades financieras con problemas. Dará a conocer la letra pequeña, una vez celebradas las reuniones del Eurogrupo y el Ecofín. También informará sobre los otros puntos aprobados en Bruselas, destacando la cláusula relativa a las políticas de crecimiento. Pero, en el siguiente apartado, hará anuncios relativos a la "imperiosa necesidad" de cumplir con el objetivo de déficit público, más aún después de que las instituciones comunitarias hayan abierto la mano dándole más margen de maniobra.
En la víspera, Gobierno y PP elevaron al máximo las expectativas de la sesión extraordinaria que tendrá a Mariano Rajoy como único e indiscutible protagonista. Será su reencuentro con el Congreso de los Diputados después de las críticas, muy duras, de la oposición acusándole de no cumplir con su compromiso de dar explicaciones. El jefe del Ejecutivo realizará una alocución larga y, en principio, tendrá la deferencia con el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, de contestarle personalmente. No así con las formaciones minoritarias.
Desde Bruselas, Luis de Guindos avanzó que Rajoy dará "más detalles" del nuevo plan de ajuste, del que ya se conoce que afectará al IVA, al horario de los funcionarios y traerá consigo una reducción de empleos públicos -el PP dio la cifra del 20%, en tanto en cuanto fue el porcentaje que subió en los últimos diez años, calificándolo de inadmisible-. "Dará mucha información", subrayó el ministro de Economía.
El guante lo recogía Alfonso Alonso: "El Grupo Popular le da la máxima importancia" al discurso del presidente, ya que entrará al "detalle" de la política económica y, en concreto, de las reformas que antes de agosto se ha comprometido a ejecutar el Gobierno. Hay verdadera expectación, también interna, acerca de cuánto meterá la tijera en administración en los tres niveles; central, autonómico y local.
En ese segundo bloque, el de la política económica nacional, Rajoy solemnizará "en la sede de la soberanía nacional" que no habrá medias tintas en el cumplimiento con la austeridad. La nueva senda de reducción del déficit marcada por Bruselas obliga a un recorte del 6,3% -en lugar del 5,3 previsto hasta la fecha, partiendo de un 8,9-, del 4,5% en 2013 y del 2,8% en 2014. Y el presidente remachará que esa línea roja jamás será atravesada, aunque para ello corrija la palabra dada -como ya ha hecho en otras ocasiones- y tenga que volver a reclamar a los ciudadanos nuevos y duros sacrificios. De hecho, advierten en Moncloa, el proyecto reformista del Ejecutivo no termina en las vacaciones de verano, sino que tendrá continuidad en otoño e invierno.
Encuentro con los empresarios en Moncloa
Sobre la nueva remesa de ajustes despachó el presidente con los grandes empresarios, aquellos que forman parte de la Fundación Carolina, en un largo almuerzo celebrado en el Palacio de La Moncloa este mismo martes. Antes, junto a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y varios ministros mantuvieron un despacho con el Rey don Juan Carlos en la Zarzuela.
Los empresarios le pidieron a Rajoy detalles, y éste se los dio. Si de algo se habían quejado hasta la fecha había sido de lentitud en la toma de decisiones. Según fuentes gubernamentales, salieron satisfechos. En la mesa, el presidente de Telefónica, César Alierta; el de Iberia, Antonio Vázquez; BBVA, Francisco González; Repsol, Antonio Brufao; o el Corte Inglés, Isidro Álvarez, entre un total de quince firmas.
Tras la comida, el presidente remató en su despacho un discurso del que el PP no niega "máxima expectativa". Lo hizo junto a su núcleo más íntimo de colaboradores, destacando su sus asesores Álvaro Nadal y Jorge Moragas. Precisamente, en las horas previas, Moncloa quiso rebajar el interés provocado recalcando que las medidas son aprobadas en los Consejos de Ministros, y de ahí que Rajoy hará una conjunción de lo que ocurrió en Bruselas con lo que España tiene que hacer.
El Gobierno, muy preocupado porque la situación en los mercados se pueda descontrolar en agosto como ya le ocurrió a José Luis Rodríguez Zapatero el año pasado, espera que el trabajo conjunto de la Unión Europea por un lado -las presiones siguen siendo muy fuertes para que se inyecte liquidez por parte del Banco Central Europeo- y la toma de medidas claras por parte de Rajoy den resultado, baje la prima de riesgo y el bono español a diez años se estabilice.
Rajoy, así lo dijo en FAES este sábado pero también a los empresarios, asegura que tiene un plan de acción y que lo acometerá, pase lo que pase. "Los ciudadanos nos han puesto aquí aunque tengamos que tomar decisiones incómodas y que no le gusten a nadie. Somos conscientes de nuestra responsabilidad y este Gobierno no va a desmayar nunca. El rumbo tomado el es correcto", se refirmó.