En el Parque Jurásico del progreso, donde siempre han despreciado la capacidad del PP para hacerse valer en Uropa, afean al Gobierno que vaya al rebufo de las eurocumbres y, claro, que no consiga tranquilizar a los mercados. Porque antes los mercados se portaban mal con España para darle la puntilla al Gobierno más progresista del mundo, pero ahora los mercados no tienen ideología, tal como viene de descubrir Rubalcaba. Aunque el hallazgo más importante que han hecho los socialistas es el modelo a seguir por los de Rajoy si no quieren ir mal y a rastras. Sí, lo han encontrado. La receta es italiana, y se llama ¡haga como Monti! Para dar más pistas, Felipe González, que es perro viejo, lo ha formulado de este modo: disimulen como Monti.
Al primer ministro italiano hay que reconocerle la capacidad política que esconde bajo el traje gris del tecnócrata. Con pocos ajustes y reformas, ha logrado convencer de que ha hecho mucho. De ello ha persuadido, por lo menos, a un amplio sector de la opinión publicada en España, que le ponía signos de admiración al más reciente de sus tijeretazos. ¡Va a suprimir provincias! ¡Va a despedir funcionarios! Y todo, antes de que le presionen, y no después como nuestros torpes gobernantes. Pero el recorte a la italiana, como todo buen plato de cocina, tiene su secreto. Secretillos. Ni a los funcionarios se les pondrá sin más de patitas en la calle, como vocearon los titulares, ni tampoco es una machada heroica reducir las provincias a la mitad cuando se tienen ciento diez, que se dice pronto. Luego están los plazos, porque, obviamente, nada se hará de la noche a la mañana y Roma no se hizo en un día.
Cuando uno lee la letra pequeña del nuevo ajuste italiano, más se apercibe de la habilidad del veterano tecnopolítico. No reducirá el gasto este año en cuantía mucho mayor de la que había anunciado en diciembre, sólo promete nuevos recortes en el futuro, pero, ah, el efecto dramático ha sido fantástico. Gracias a ese simulacro se ha permitido dar marcha atrás en la subida del IVA aprobada hace seis meses. Supermario es digno de aplauso. No ha vendido una simple Vespa, sino toda una Harley, que es como vender una imagen y un ruido. Lástima que los mercados saludaran la operación con un castigo a la prima de riesgo. A pesar de los cromados, la leyenda y el sonido. ¿Cómo era aquello? Ah, el triunfo de la política.