La locura del Tratado de Versalles, la imposición a Alemania de una carga financiera imposible de pagar fue una insensatez idéntica a la que la misma Alemania comete hoy forzando la quiebra de los Estados del Mediterráneo.

Los americanos no deberían estar inquietos por la externalización, puesto que hay muchos más dólares que están siendo invertidos en Estados Unidos que viceversa. Sin embargo, los americanos deberían estar inquietos por el excesivo gasto federal.

La verdad es que la historia está repleta de países que se han hundido irremediablemente como consecuencia de su afán por la soberanía.

¿Qué pretende el BCE? Mandar al Ejecutivo de Mariano Rajoy el mensaje de que ya es hora de que empiece a tomar medidas.

En la pasada década, mientras se acumulaban los desajustes entre la inversión y el ahorro, la economía real, productiva, iba perdiendo capacidad competitiva a pasos agigantados.

Sólo cabe esperar que al Gobierno no le pase como a los malos equipos, que ganan una vez un torneo y se dedican a sestear viviendo de ese éxito ya caduco, porque España sigue en la cola de la clasificación general.

Tanto para Rajoy como para Rubalcaba, la solución al problema de no tener dinero suficiente no es gastar menos, sino una explosiva combinación que, esencialmente, pasa por más impuestos y por el envilecimiento de la moneda única europea.

Cualquiera que entienda de economía sabe que la iniciativa de empleo verde del presidente Obama es una quimera.

Están tan acostumbrados, tanto los españoles como los extranjeros, a hablar para los electores, a los que consideran estúpidos, siempre dispuestos a comprar cualquier cosa que se les diga, que no saben cómo tratar con los mercados.