Aunque algunas firmas de la zona funcionasen antes de forma un tanto amateurística, la prestigiosa Protos fue no sólo una de las primeras bodegas de la Ribera del Duero en establecerse, sino la primera que lo hacía que obtuvo el pertinente permiso administrativo para embotellar sus vinos, allá por 1927.
Hoy en día presume de esa tradición, pero también lo hace de llevar sus caldos a más de 90 países de todo el mundo. El último en el que ha logrado abrirse paso es uno cuanto menos sorprendente: Kenia, donde llegarán varios de los vinos más representativos de la firma, tanto blancos de Rueda – la otra denominación de origen en la que está implantada – como los tintos jóvenes y crianzas de la Ribera del Duero.
"La marca es lo que te salva"
Como decimos, el caso de Kenia es el último y probablemente uno de los más llamativos pero la empresa tiene una imponente trayectoria exportadora sobre la que hemos querido saber más, y para ello hemos hablado con Fernando Villalba, director de comunicación de la firma.
Fernando nos cuenta que la oportunidad de llegar a un mercado tan remoto e insospechado surgió en una feria, pero que lo fundamental es la tarea de un departamento de exportación "muy profesional y que se pasa la vida viajando" y que no sólo se dedica a fomentar la propia marca "sino también la cultura del vino y la Ribera del Duero en su conjunto".
El trabajo de ese departamento durante años ha llevado a la actual posición de la firma, especialmente en algunos mercados en los que lleva mucho tiempo asentada. "México – cita Villalba como ejemplo – es nuestra segunda casa, ya que llevamos allí 35 años, prácticamente fuimos los primeros de la Ribera".
El factor tiempo es importante ya que "allí donde más años lleves más marca tienes" nos dice nuestro interlocutor, "y hoy en día, en esta crisis tan brutal en prácticamente todo el mundo la marca es lo que te salva".
Un millón de botellas al exterior
Actualmente, tal y como nos cuenta Fernando Villalba, Protos exporta una quinta parte de su producción, lo que puede parecer un porcentaje no muy elevado pero supone la impresionante cantidad de casi un millón de botellas al año.
Esta es la expresión de un carácter exportador que "siempre ha estado ahí", pero que ha tenido un auténtico boom durante la pasada década: "En el año 2000 llegábamos a menos de 30 países, y ahora estamos ya en 91".
Y eso, aún a pesar de que el vino no es un producto que resulte fácil exportar, ya que las regulaciones, las aduanas y los impuestos hacen que los precios se multipliquen. Villalba nos lo explica con el ejemplo de México: "Una botella que aquí está en unos siete euros allí puede costar unos 30".
Una explosión en la que también ha ayudado el propio ascenso de la Ribera del Duero, una denominación de origen que, según Villalba, "siempre ha cuidado mucho su calidad" y que cada día está más reconocida. De hecho, el famoso gurú de la enología Robert Parker "la ha reconocido últimamente como una de las cinco grandes regiones productoras de vino de todo el mundo".
No es oro todo lo que reluce
Para terminar, preguntamos a Fernando Villalba dónde está resultando a Protos más difícil de lo esperado avanzar y qué sorpresas agradables les están dando los mercados.
Respecto a lo primero tiene pocas dudas: "El chino es un mercado que todavía está por descubrir y que para España es muy difícil. Se vende mucho vino francés e italiano y también bastante de EEUU, pero España sigue siendo muy desconocida y nos enfrentamos a una tarea a largo plazo".
Por el contrario, la mayor satisfacción de Protos es estar llegando a países "en los que la cultura del vino está naciendo y lo está haciendo también con nosotros" nos dice Villalba. "Es un orgullo vender en sitios como Kenia, Mongolia o la India, porque no estás vendiendo Coca Cola que es una marca conocida en todo el mundo sino que tu producto está abriéndose paso desde cero".