Estamos ante una borrasca económica a la vista de los últimos acontecimientos acontecidos entre las entidades financieras y quienes no se separan de su paraguas son los pequeños inversores y ahorradores. Habituales son durante estos últimos meses la situación de las participaciones preferentes u obligaciones subordinadas que han dado pie a una multitud de reclamaciones.
La Defensora del Pueblo, María Luisa Cava de Llano, ha declarado que "la práctica de la venta de productos financieros ha demostrado que los deseables parámetros de claridad y transparencia que deben presidir las relaciones entre las entidades y sus clientes, no siempre se dan, en concreto, ha habido casos de distribución abusiva de productos complejos de alto riesgo, entre inversores minoristas, como son las participaciones preferentes que, a pesar de ser híbridos financieros de alto riesgo, se han distribuido en muchos casos como si fueran depósitos".
La institución de la Defensora del Pueblo tiene abierta una investigación de oficio ante la Comisión del Mercado de Valores, tras haber recibido multitud de quejas de pequeños ahorradores, que denuncian que bancos y cajas les han vendido participaciones preferentes y deuda subordinada, sin la debida información.
¿Y ahora qué?
Los afectados piden una solución urgente y "a la fuerza", ya que las noticias que llegan de la Unión Europea no son demasiado alentadoras. Según ADICAE, la posibilidad de liquidación de entidades bancarias españolas podrían enfrentar a los afectados al riesgo de perder la totalidad de sus ahorros por diferentes productos de renta fija o variable, ya que muchos de ellos han realizado el canjeo de las preferentes por productos como acciones, obligaciones convertibles o deuda subordinada de bancos españoles. Muchos usuarios tienen miedo, un mal compañero en momentos como estos, pero inevitable en cualquier caso teniendo en cuenta cuánto hay en juego.
A otros clientes les han ofrecido la posibilidad de "recuperar" por adelantado sus ahorros pidiendo un préstamo pignorado (corriendo la entidad con los gastos), eso sí, con la condición de que se les pague los mismos intereses que ellos ofrecen y dando la aprobación para que se anule el préstamo que la entidad ofrece cuando los productos coticen a la par. Otra solución con letra pequeña, ya que implicaría tributar por unos intereses que realmente no se perciben, aunque luego se pueda invertir el dinero del préstamo en un depósito a plazo fijo para recuperar algo de rentabilidad. Y, además, podría ocurrir, en caso de liquidación de la entidad, que se perdiera el dinero invertido en participaciones preferentes u obligaciones subordinadas, pero mantener la deuda por el préstamo (una situación verdaderamente kafkiana).
Un semáforo para contratos de productos financieros, ¿el futuro?
Con el fin de evitar que se produzcan nuevos casos como los que han sacudido a una gran mayoría de la población de mediana edad que ha invertido sus ahorros en estos productos, se propone un sistema que permita identificar de manera clara las características de los distintos productos financieros que se ofrecen en el mercado.
La propuesta de la Defensora es la siguiente: añadir un semáforo a los contratos de venta de los productos financieros, una propuesta que podría ayudar mucho a aquellas personas que desconocen qué uso le dan en realidad las entidades a sus ahorros. El semáforo tendría el siguiente código de colores: si es verde, se trata de un producto sin riesgo; si es amarillo o naranja, se trata de un producto financiero con cierto riesgo y posiblemente con mayor rentabilidad; y si es rojo, será un producto financiero con riesgo y, posiblemente, con gran rentabilidad.
Pinche en la imagen para acceder a la comparativa de los depósitos en verde