Mario Draghi ha decepcionado este jueves a los inversores. Al menos a los españoles. El Ibex 35 y la prima de riesgo hispana han reaccionado este jueves con fuerza, pero no en la dirección adecuada, al silencio del italiano sobre la posible intervención del Banco Central Europeo (BCE) en el mercado de deuda pública. El principal indicador del mercado madrileño ha caído casi un 3% y ha perdido los 7.000 puntos, mientras que la prima de riesgo se desbocaba y superaba en algunos momentos los 540 puntos. Este indicador ha llegado a subir 40 puntos en apenas 60 minutos, justo después de las palabras -y los silencios- del italiano.
A pesar del anuncio de que el Consejo de Gobierno del BCE rebajaba los tipos un 0,25% y dejaba el precio oficial del dinero en el 0,75% (un mínimo histórico), la falta de anuncios sobre compra de deuda por parte del organismo y sobre la inyección directa en la banca europea ha llevado el pesimismo en los parqués. De hecho, el presidente del BCE rehusó pronunciarse, pese a la insistencia de los medios, sobre la posibilidad de que la entidad monetaria acometa una nueva operación de inyección de liquidez con vencimiento a largo plazo, por ejemplo uno o tres años.
Por eso, en los minutos siguientes a su comparecencia en rueda de prensa, el índice español ha comenzado a desplomarse, al mismo tiempo que la prima de riesgo, el diferencial entre el bono hispano a diez años y el alemán, volvía a dispararse y se encaminaba de nuevo hacia los 540 puntos.
Lo que ha ocurrido puede explicarse no tanto por las medidas anunciadas por Mario Draghi como por las expectativas creadas. El mercado ya había descontado el recorte en los tipos de un cuarto de punto, por lo que esta noticia no ha tenido el menor impacto. Mientras, lo que sí ha influido ha sido la frialdad del italiano a la hora de comentar las posibles intervenciones de su institución en el mercado de deuda.
Tras la cumbre europea de hace dos fines de semana, quien más quien menos esperaba que el BCE anunciase algún tipo de mecanismo para aliviar a los gobiernos de la Eurozona en apuros. Se especulaba con una posible intervención directa del organismo en el mercado secundario o con una nueva inyección directa a los bancos como la de diciembre, cuando abrió una ventanilla para depósitos a 1 y 3 años a unas muy ventajosas condiciones y sin límite de cantidad. En aquel momento, las entidades, especialmente las de los países del sur, aprovecharon para acudir en masa a la ventanilla de Fráncfort y, con el dinero que recogieron, se fueron directamente a comprar deuda soberana.
Ahora, esas opciones no están sobre la mesa, al menos esta semana. Los analistas especulan con que hasta que no haya un plan sobre la mesa de los gobiernos italiano y español con las reformas que se van a aprobar, no habrá más ayudas desde Fráncfort. Alemania y los demás países del norte se han hartado de buenas palabras. Si Madrid y Roma quieren nuevas ayudas en forma de compra de deuda pública, tendrán que demostrar que están realmente comprometidas con los cambios.
Lo que sí ha causado alguna sorpresa es la rapidez en la reacción del mercado. En apenas unos minutos, el Ibex 35, que vivía una jornada de relativa tranquilidad, con caídas inferiores al 1%, comenzó a desplomarse, hasta acumular pérdidas superiores al 3%; mientras tanto, la prima de riesgo, que se mantenía en su línea de los últimos días, por debajo de los 500 puntos, se disparaba y a las 16.15 alcanzaba los 544 puntos. Finalmente, la sesión en la Bolsa española ha cerrado con una caída del 2,99%, con el selectivo en los 6.954 puntos. Mientras la prima de riesgo se estabilizaba y a las 18.00 horas se mantenía en los 539 puntos.
Las ventas han cundido en Madrid y Milán (-2%) con mucha más fuerza que en el resto de principales plazas del Viejo Continente, donde sólo Londres se ha desmarcado con ganancias (+0,14%) al calor de la decisión del Banco de Inglaterra de ampliar el importe de su programa de recompra de activos en 50.000 millones de libras esterlinas. Francfort ha cedido un 0,45%, menos que París (-1,17%).
La banca también ha padecido en sus carnes la decisión del organismo de dejar de remunerar el dinero que deposita a un día en la institución (facilidad de depósito) en su intento de reactivar el crédito para luchar contra la recesión, y se ha adentrado en terreno negativo, sobre todo BBVA (-4,81%) y Santander (-3,94%), pero también Bankinter (-3,99%) y Caixabank (-3,45%).
Todos los blue chips se han teñido de rojo, especialmente Iberdrola (-3,5%) y Repsol (-3,15%), mientras que sólo dos valores de todo el selectivo madrileño han logrado terminar en terreno positivo, y sin holgura: Dia (+0,69%) y Mapfre (+0,49%).