"El euro es el gran vencedor". El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, resumía con esta frase el acuerdo alcanzado en la cumbre europea durante la madrugada del viernes. Tras una dura negociación, en la que España e Italia -con el apoyo de Francia- amenazaron con boicotear el plan de estímulo (gasto público) de 120.000 millones de euros acordado pocos días antes, Alemania finalmente cedió a las dos grandes reivindicaciones esgrimidas por Rajoy y el primer ministro italiano, Mario Monti.
A saber, la recapitalización directa de la banca insolvente y la compra directa de deuda pública de países a través de los fondos de rescate, sin que ello implique la necesidad de solicitar formalmente el rescate total del país y, por tanto, la intervención económica por parte de la troika -Comisión Europea (CE), Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional (FMI)-. La novedad de la cumbre es que, pese a las reiteradas negativas de Berlín, la canciller alemana, Angela Merkel, cedió a ambas pretensiones, lo cual ha sido interpretado como una gran victoria de los países periféricos sobre la firme postura que hasta ahora mantenía Alemania.
¿Por qué ha cedido la canciller?
La decisión de Merkel sólo puede ser explicada en clave interna. Su Gobierno necesitaba que se aprobara el plan de estímulo para que el Pacto Fiscal -la gran apuesta política de Merkel- obtuviera luz verde del Parlamento alemán. La canciller necesitaba el apoyo de la oposición germana para aprobar el Pacto Fiscal, y ésta -los socialistas del SPD- exigían como condición irrenunciable el citado estímulo comunitario de 120.000 millones. Así pues, podría decirse que Rajoy y Monti contaron con la inestimable ayuda de los socialistas germanos para sacar adelante su plan, tumbando la negativa de Merkel.
Ahora bien, ¿hasta qué punto es positivo este plan para los intereses de España e Italia?, ¿es la solución definitiva para superar la crisis de deuda y salvar el euro? Las claves de la denominada super-cumbre del 28 y 29 de junio se podrían resumir en cinco luces -para los intereses de Rajoy y Monti- y cinco sombras:
Las luces
1. Subordinación:
La declaración de la cumbre aclara de forma definitiva que el rescate europeo de la banca española no gozará de "estatuto de prioridad". Esto significa que en caso de impago todos los tenedores de deuda pública nacional gozarán de la misma prioridad a la hora de cobrar, lo cual despeja la gran incertidumbre inicial que generó el anuncio de ayuda financiera entre los inversores privados. Estos últimos no quedarán subordinados a los estados miembros de la zona euro en el orden de prelación. En caso de impago, todos -incluidos los fondos europeos que prestarán a España hasta 100.000 millones- sufrirán las mismas pérdidas.
2. Unión bancaria:
El segundo éxito es el avance hacia la unión bancaria que reclamaban tanto España como Italia -junto a Francia-. Alemania apoya al fin la necesidad de de crear un mecanismo único de supervisión bancaria bajo el mandato del BCE, lo cual constituye la raíz de la futura unión bancaria. Esta idea consiste, básicamente, en unificar la banca comunitaria bajo un paraguas común para que las entidades sistémicas en problemas puedan ser rescatadas o liquidadas sin necesidad de que el coste recaiga exclusivamente bajo los hombros de un único Estado. Es decir, que el coste de las crisis bancarias se reparta entre todos los contribuyentes de la Unión Monetaria.
El objetivo último consiste en crear un Fondo de garantía de depósitos común -frenando así la fuga de capitales de unos a otros países y el riesgo de corrida bancaria (retirada en masa de depósitos)-, así como un mecanismo para recapitalizar directamente a los bancos en problemas.
3. Recapitalización directa de la banca:
Éste es, precisamente, el punto que, en teoría, más favorece los intereses de Rajoy. La cumbre deja la puerta abierta a la futura recapitalización directa de bancos insolventes sin necesidad de que intermedie el Estado. Según el comunicado oficial, el futuro Fondo permanente de rescate europeo (ESM, por sus siglas en inglés) "podría", en el futuro, "tener la posibilidad" de recapitalizar directamente los bancos. De este modo, en el caso de España, la ayuda financiera de hasta 100.000 millones no se contabilizaría como deuda pública y tampoco afectaría al déficit, lo cual supondría un gran alivio para las deterioradas cuentas públicas de España.
4. Compra directa de deuda pública:
La victoria de Italia en la cumbre se basa en este factor. Monti ya propuso en la reciente minicumbre entre Alemania, Francia, España e Italia la posibilidad de que los fondos de rescate europeos empleasen sus recursos -hasta 750.000 millones de euros- para comprar directamente deuda pública de países en problemas, rebajando así la prima de riesgo.
5. Sin intervención de la troika:
Por último, España e Italia han remarcado la ausencia de condicionalidad estricta tanto en el caso de la recapitalización directa como en la compra de deuda pública. Así, según el Gobierno español, el rescate comunitario de la banca nacional tan sólo conllevaría condiciones financieras -no macroeconómicas-; por su parte, según el Ejecutivo italiano, la compra de deuda por parte de los fondos no conllevaría la necesidad de que el estado solicitante se pliegue a la intervención directa de la troika, como aconteció en el caso de Grecia, Irlanda y Portugal.
Las sombras
1. La unión bancaria no llegará hasta 2013:
La ansiada unión bancaria tendrá que esperar. No llegará de forma inminente, ni mucho menos. Al menos, así lo establece el comunicado de la cumbre: "La Comisión presentará en breve propuestas relativas a un mecanismo único de supervisión [...]. Pedimos al Consejo que estudie estas propuestas con carácter urgente antes del final de 2012". Es decir, si bien se abre la puerta a la supervisión única, embrión de la unión bancaria -bajo la dirección del BCE-, ésta aún tendrá que ser configurada, detallada y consensuada entre todos los estados de la zona euro. No llegará hasta 2013.
2. El rescate bancario de España, sin cambios:
Esto supone un primer problema para los intereses inmediatos de Rajoy. Y es que, la recapitalización directa tan sólo se producirá cuando se establezca el citado "mecanismo único y efectivo de supervisión". Dicho de otro modo, no habrá recapitalización directa de la banca nacional, posiblmente, hasta 2013.
Hasta entonces, el rescate financiero solicitado por España mantendría las condiciones iniciales avanzadas por Libre Mercado. La ayuda será facilitada por el Fondo temporal de rescate (EFSF, por sus siglas en inglés) y, por tanto, el dinero se prestará al Estado español, no a la banca, a través del Frob (Fondo de rescate bancario español), con lo que, en principio, seguirá contabilizando como deuda pública y afectando al déficit hasta que, finalmente, se transfiera al ESM y éste decida recapitalizar directamente la banca.
3. La recapitalización y la compra de deuda no es automática:
De hecho, dicha recapitalización es tan sólo una opción, no será automática. Se abre la puerta, pero no de par en par. Una vez que entre en vigor el supervisor único (2013), el ESM "podría, tras la adopción de una decisión regular, tener la posibilidad de recapitalizar directamente los bancos". Para ello, será preciso contar con el consentimiento unánime de los socios comunitarios, y aún está por ver si países como Alemania, Holanda o Finlandia votan a favor llegado el momento. De hecho, el ESM aún tiene que ser ratificado por algunos estados miembros, aunque en principios se espera que entre en funcionamiento en julio.
Algo similar sucede con la compra de deuda. El tratado provisional del ESM ya permite esta opción, pero deberá contar con el voto unánime de todos los socios en caso de que se produzca alguna solicitud de ayuda. Finlandia y Holanda, por ejemplo, ya han advertido su rechazo a la compra directa de deuda periférica.
4. Estricta condicionalidad:
Además, hoy por hoy, tanto el rescate financiero de España (a través del EFSF o del ESM) como la futura compra de deuda pública por parte de los fondos dependerán del cumplimiento estricto de una serie de exigencias, no sólo financieras sino también macroeconómicas, pese a lo afirmado por Rajoy y Monti. Así, según el acuerdo:
- Incluso la recapitalización directa se "basaría en la condicionalidad adecuada, incluido el cumplimiento de las normas sobre ayudas públicas, que debería ser específica de cada entidad, específica de cada sector o a escala de toda la economía y se formalizaría en un Memorando de Acuerdo".
- En cuanto a la compra de deuda, ésta opción sólo estará disponible para los Estados miembros que respeten las "recomendaciones específicas" de la troika y los "demás compromisos que hayan contraído, incluidos sus respectivos calendarios, en virtud del Semestre Europeo, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y el procedimiento de desequilibrio excesivo. Estas condiciones deberán reflejarse en un Memorando de Acuerdo".
En resumen, no habrá ayuda "sin contraprestación", tal y como reiteraron Merkel y Draghi -presidente del BCE- al término de la cumbre. No en vano, Rajoy aprobará nuevos ajustes en breve. De hecho, España incluso podría verse obligada a presentar una serie de avales extra para recibir la ayuda financiera del EFSF, tal y como reclama Finlandia, lo cual diluiría hasta cierto punto la igualdad en el cobro de deuda en caso de impago.
5. ¿Cómo se financiarán los fondos?
Por último, una de las cuestiones clave a las que la cumbre no ha dado ningún tipo de respuesta radica en la financiación de los fondos. Éstos, en teoría, cuentan con una capacidad de préstamo de hasta 750.000 millones de euros. Pero los inversores dudan de su potencia de fuego: el coste rescate total de España e Italia podría superar esta cuantía; además, los fondos dependen en última instancia de la calidad crediticia de los socios comunitarios con lo que, en la práctica, casi todo el coste recaería sobre los hombros de Alemania; la mayoría de analistas e inversores consideran que sin intervención del BCE la financiación de los fondos no es creíble. Y todo ello, sin tener en cuenta que por mucho que se rescate a un país, si éste carece de la firme voluntad para aplicar las reformas y los ajustes, la ayuda tan sólo servirá para comprar tiempo antes del temido impago y posible salida del euro -como ejemplifica el caso de Grecia-.
¿Victoria o derrota de Merkel?
Con todo, pese a que el acuerdo parece en principio una aplastante derrota de Merkel, en el fondo la canciller ha cedido a parte de sus pretensiones, pero sólo a cambio de imponer ajustes y reformas a los países en problemas. Además, pese a las reticencias iniciales del nuevo presidente galo, François Hollande, Francia también se ha visto obligada a ceder ante Alemania: Hollande votará a favor del Pacto Fiscal -acordado entre Merkel y Sarkozy-, incluyendo esta regla de oro para reducir el déficit y la deuda en una ley orgánica de programación presupuestaria; y lo que es aún más importante para Berlín, Hollande incluso se ha mostrado dispuesto a una mayor integración y cesión de soberanía a la UE para avanzar en la creación de los eurobonos.