Pase lo que pase en Bruselas, Mariano Rajoy ya ha dado la orden de acelerar su programa de reformas, que incluirá un nuevo tijeretazo para mantener a raya el déficit público comprometido con las instituciones comunitarias. En las próximas semanas, no después del mes de julio -tal vez, como máximo, la primera semana de agosto-, el Gobierno tiene pensado anunciar un plan de ajustes que incluirá buena parte de las recomendaciones -en la práctica, exigencias- que han puesto encima de la mesa organismos como el Fondo Monetario Internacional o la propia Unión Europea.
A su llegada al decisivo Consejo Europeo, el presidente recibió elogios a su plan de acción para levantar la economía española, pero se le requirió más y a mayor celeridad. España está dispuesta a pisar el acelerador, avanzaron fuentes diplomáticas, pero quiere que la UE también cumpla su parte del trato y utilice las herramientas que permitirían rebajar la presión sobre la deuda soberana del país. Todo está abierto, pendiente de las negociaciones que se siguen manteniendo.
Ocurra lo que ocurra, Rajoy asegura que no le temblará el pulso en la ejecución de medidas, aunque sean difíciles y sea consciente de que le puedan seguir provocando desgaste electoral. La primera pincelada la dio ante la asamblea general de la CEOE, al anunciar su inminencia, y el Gobierno desliza de forma cada vez más clara que habrá una subida del IVA, tal y como se reclama por parte del FMI.
Pero se irá más allá. El PP avanzó, en voz de Elvira Rodríguez, que habrá eliminación de empleos públicos además de una bajada generalizada de sueldos. Una reestructuración obligada, insistió. Se suprimirá de igual forma la deducción por compra de vivienda habitual y no se descarta que se toque la prestación por desempleo, tal y como piden diferentes foros de la UE. "Ya lo advirtió el presidente, todas las partidas son susceptibles de cambio en el objetivo del crecimiento y la creación de empleo", recalcó un portavoz autorizado.
Además, es inminente la presentación del plan de reducción de la administración pública, según anunció el propio Rajoy hace un par de semanas. El objetivo no es otro que acabar con las duplicidades y solapamientos entre las diferentes capas de la maraña administrativa.
Según fuentes gubernamentales, Rajoy se comprometerá a todo ello ante los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión, en el sentido de que acometerá las reformas necesarias -es uno de sus cinco puntos cardinales; el de actuar de puertas para adentro para controlar el déficit-, si bien insistirá de que si España cumple también lo debe hacer la UE. Para el presidente, es "capital" que Alemania ceda y permita rebajar el pulso en los mercados, con una prima de riesgo desbocada y el bono a diez años superando, de nuevo, la barrera del 7%.