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El déficit, ¿un problema de ingresos o de gastos?

El Gobierno gastó el doble de lo que ingresó en los primeros cinco meses del año. Los datos demuestran la inexistencia de austeridad.

El PP llegó al Gobierno el pasado noviembre con un objetivo muy claro: reducir el déficit público mediante la puesta en marcha de un serio programa de austeridad pública. Desde entonces, y tras casi seis meses en el poder, la evolución de las cuentas públicas sigue sin reflejar el cumplimiento de dicha promesa.

Según las estimaciones de Fedea -elaboradas con datos provisionales de ejecución presupuestaria-, el déficit del conjunto del sector público -Gobierno, CCAA, ayuntamientos y Seguridad Social- tan sólo ha bajado en 180 millones de euros entre el primer trimestre de 2012 y el primero de 2011. Es decir, a día de hoy todavía no se ha producido el ansiado ajuste fiscal.

El mito de la austeridad sigue, pues, presente en España, pese a que Bruselas exige reducir el déficit desde el 8,9% del PIB en 2011 al 5,3% este año y al 3% el siguiente. Pero, ¿en dónde radica la raíz del problema: en el gasto o en los ingresos?

A nivel general, los datos de cierre presupuestario en 2011 muestran que las administraciones públicas siguieron gastando el año pasado casi un 30% más de lo que ingresaron mediante impuestos. El siguiente gráfico resume la evolución de gastos (empleos) e ingresos (recursos) del sector público español desde el estallido de la crisis (2007).

El gasto público no ha dejado de crecer, hasta el punto de que en 2011 aún era un 13% superior al nivel alcanzado en 2007 -en pleno auge de burbuja inmobiliaria y económica-. De hecho, desde 2007 a 2011, el gasto en España ha aumentado en 4,4 puntos porcentuales del PIB, el doble que en Alemania (2,1 puntos). Mientras, los ingresos -incluyendo cotizaciones sociales- han bajado poco más del 5% durante ese mismo período.

Así pues, se observa cómo las autoridades políticas han disparado el gasto durante la crisis, al tiempo que han tratado de mantener a toda costa el mismo nivel de ingresos existente en plena expansión económica mediante sucesivas y sustanciales subidas de impuestos. No en vano, los españoles soportan hoy una de las mayores cargas impositivas de Europa y del conjunto de los países desarrollados -englobados en la OCDE-. En concreto, sufren el IRPF más alto de la UE en todos los tramos de renta, superando a franceses, italianos y alemanes, y a un nivel similar al de los suecos -mucho más ricos que los españoles-.

Déficit de la Administración Central

En este sentido, los últimos datos conocidos sobre el déficit del Estado (Administración Central) vienen a corroborar, igualmente, la ausencia total de austeridad en el sector público. Los números rojos del Estado alcanzaron los 36.364 millones de euros el pasado mayo en términos de Contabilidad Nacional, lo que equivale al 3,41% del PIB, quedándose a apenas décima del objetivo para todo 2012 (3,5%). La pregunta clave aquí sigue siendo la misma: ¿en qué partida radica el problema, ingresos o gastos?

El siguiente cuadro, con datos hasta mayo de la Intervención General del Estado según el protocolo de déficit excesivo (la metodología contable que impone Eurostat) arroja varias respuestas:

  • Los ingresos apenas han bajado un 4% hasta mayo de 2012 en comparación con los primeros cinco meses de 2011. Sin embargo, el gasto ha crecido un 11,6% interanual. Como resultado, el déficit del Estado, lejos de reducirse, se ha disparado un 30,5% en los últimos 12 meses.
  • En comparación con 2007 -último año de auge económico-, los ingresos fiscales del Gobierno central han caído un 35% como resultado de la crisis -pese a las subidas de impuestos-, mientras que el gasto es hoy un 25% superior.
  • Si se toma como referencia 2004, en pleno período de burbuja inmobiliaria, se observa que los ingresos son hoy apenas un 6,6% inferiores, mientras que el gasto, por el contrario, se ha disparado un 52,4% desde entonces.

Dicho de otro modo, el Estado trata de mantener en pie una estructura -medida en gasto público- mayor que la existente en pleno boom económico, empleando para ello unos ingresos que, como es lógico, han menguado como resultado de la recesión económica y el paro, aunque se mantienen a niveles similares a los de 2004 -en pleno crecimiento económico-.

Una forma mucho más simple de verlo es la siguiente: el Estado gasta hoy el doble de lo que ingresa -el gasto estatal es un 115% superior a los ingresos-; un descuadre superior incluso al registrado hasta mayo de 2011 (el gasto era entonces un 102% superior a los ingresos); por el contrario, hasta mayo de 2007 el gasto sólo era un 11,5% superior a los ingresos. ¿Resultado? El déficit del Estado hasta mayo de 2012 es 25 veces superior al registrado en los cinco primeros meses de 2007. El Banco de España ya refleja el cambio de tendencia a peor del déficit estatal.

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