Los empresarios españoles están al límite. Después de cuatro años de crisis económica, el sector productivo del país, el que hace crecer la economía y debe ser la base para la recuperación, continúa viendo muy lejos la luz al final del túnel. Los parados se acercan a los seis millones y el número de empresas ha descendido en 235.000 desde mediados de 2007.
Con este panorama, se esperaban con expectación las palabras de Juan Rosell este lunes, en la Asamblea General de la CEOE. La cita era importante no sólo por lo que tiene de unión anual de los principales empresarios del país, sino porque en esta ocasión cerraba el encuentro el mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Por eso, el líder de la patronal ha querido aprovechar su turno para hacer lo que podría considerarse prácticamente como un discurso de investidura. Le ha ido dibujando al jefe del Ejecutivo todo un programa de gobierno, recordándole lo que queda por hacer.
El mensaje de los empresarios no se ha quedado ahí. En los corrillos posteriores, la opinión era casi unánime: el Gobierno tiene que empezar a hacer ya las reformas de verdad que este país necesita. La sensación generalizada es que los cambios aprobados desde diciembre van en el buen camino, pero se han quedado cortísimos. Los miembros de la CEOE querrían ver un ritmo mucho más acelerado en el programa del Gobierno. Y temen que si no se hacen pronto algunas reformas, queden enterradas por el calendario electoral. Si ahora no se aprueban, se preguntan muchos, ¿se harán cuando quede un año para las próximas generales?
La hoja de ruta de Rosell
El empresario catalán no ha dejado prácticamente ningún tema sin tocar. Su repaso ha sido exhaustivo. En las reformas ya emprendidas por el Gobierno, ha pedido que no se quede ahí y profundice en el camino iniciado. Y en las que todavía están pendientes, el tono ha sido incluso más perentorio: hay que mantener el ritmo de novedades. Toda una hoja de ruta que la CEOE querría ver cada viernes en los consejos de ministros.
El lenguaje ha sido diplomático, como corresponde al evento e incluso Rosell ha tenido palabras de comprensión para Rajoy, al que ha reconocido las "dificultades" a las que se enfrenta: "Si algo podemos decir del Gobierno actual es que está abordando muchos temas. [Pero] quedan otros, que entendemos que vas a acometer". De hecho, en la parte fiscal, el presidente de la CEOE no ha querido hacer sangre. Aunque ha admitido que la subida del IRPF y la de Sociedades "son contrarias" a los planteamientos de los empresarios, ha querido dar "un voto de confianza" al Gobierno por los tiempos "tan complicados" en los que se encuentran las finanzas públicas.
A partir de aquí, los empresarios comienzan con sus reivindicaciones. No son pocas y son concretas. Rosell las ha ido desgranando una a una, en un discurso más duro en el fondo que en la forma. Y luego sus asociados han ido confirmando, a micrófono cerrado, que esperan mucho más de este Gobierno
"Habrá que mejorar": Rosell ha admitido que la reforma laboral "es un buen paso", pero luego ha remachado que "habrá que mejorarla". Incluso, ha citado como ejemplo a Alemania, que entre 2003 y 2006 hizo cuatro cambios. Su intención es que "la legalidad se acomode a la realidad del día a día de la empresa". En este sentido, un empresario del sector de la construcción recordaba que "esto tiene que continuar. No pensemos que por una sola ley lo vamos a conseguir. Hay que ser rigurosos y no cambiar a la dirección a mitad de partido".
"No gastar más de lo que se ingresa": un destacado miembro de la CEOE resaltaba la parte del discurso de Rosell sobre la restructuración de la administración pública. En su opinión, el Gobierno se ha encontrado con un problema de gasto que había que "empezar a cortar desde ya", lo que ha provocado que los tijeretazos se hayan hecho casi sin mirar dónde. En esto, el discurso de su presidente ha destacado el acierto que supone la Ley de Estabilidad Presupuestaria –"es un principio elemental de buen gobierno y sentido común no gastar más de lo que se ingresa", al mismo tiempo que exigía "un redimensionamiento del sector público". Es decir, más recortes, pero mejor dirigidos, no tanto "contra la inversión" (la parte que más ha perdido en los primeros PGE de Rajoy) y más contra el gasto público corriente, especialmente contra esos 22.000 entes públicos que ha denunciado Rosell.
"Menos leyes y mejores": el presidente de la patronal ha recordado que en España existen "más de 100.000 leyes, decretos leyes, reglamentos, disposiciones, etc... además de un millón de páginas de los boletines de las Comunidades Autónomas y el propio BOE. Son necesarias menos leyes y mejores". No es de extrañar, que los empresarios hayan exigido "desburocratizar" el país y posibilitar que "el mundo económico se vuelva más competitivo". Horas después de la Asamblea, un destacado empresario, muy enfadado con este tema, pedía que se pusiera toda la atención en una cuestión que calificaba de "fundamental": "Ya existe en cierto sentido falta de unidad de mercado. Está la moda de que cada CCAA legisla de una forma única. Ser dueños de un BOE parece que nos da la capacidad de hacer y deshacer en nuestro territorio como si no le importase. Esto genera falta de competitividad dentro de la empresa".
Y todo lo demás: Rosell no se ha quedado en las líneas generales. En la primera parte de su intervención ha desgranado todo un paquete de reformas que el Gobierno debería comenzar a implementar cuanto antes: "reestructuración del sistema financiero, ley de unidad de mercado, agilización del sistema judicial, reforma de la educación, diseño de un modelo energético estable y competitivo o ley de emprendedores".
Algunas de ellas están ya en marcha y de otras aún hay muchas dudas. Quizás la cuestión energética sea una de las que más pasiones levantan. La resolución del déficit de tarifa, las renovables, las subvenciones y el elevado precio industrial tienen en pie de guerra a numerosos sectores. Oficemen, por ejemplo, patronal de las empresas cementeras, exigía tras la Asamblea "tener certeza y fiabilidad del precio eléctrico final. La reestructuración del sector eléctrico tiene que ofrecer un precio final a la industria competitivo. Es imprescindible en España y para las exportaciones. Cada país tiene un modelo, pero lo que es común es que todos garantizan un precio eléctrico más barato que el español. Sin energía competitiva, no tenemos industria competitiva".
"Políticos valientes y arriesgados"
Nada de esto será fácil. Por eso, los empresarios reunidos en la Asamblea de la CEOE pedían rapidez, para hacer con el impulso de los primeros meses en el Gobierno lo que quizás no se pueda hacer luego. "Es hora de políticos valientes y arriesgados. Más que nunca ya no vale hacer lo que siempre se ha hecho" ha asegurado Rosell, que ha pedido "menos políticos" y "mejor pagados".
En lo que ha sido claro es en que estas reformas no serán fáciles: "No nos engañemos pensando que podemos eludir el esfuerzo". Y, para que no se diga, ha puesto a su organización la primera de la lista. En una declaración insólita, ha pedido cambiar una negociación colectiva que "ha quedado desfasada" y modificaciones en la cuestión de la "formación" que se merece "objetivos mayores" a los actuales.
Todas estas novedades llegarán también a la CEOE que va a sufrir una "reorganización" (pasará de 156 empleados en 2010 a menos de 100 este mismo año) y que debe sostenerse en "un presupuesto basado sólo en las cuotas de sus asociados".