Un ejemplo de austeridad. Ésa ha sido la gestión de María Dolores de Cospedal al frente del gobierno Castilla-La Mancha para el diario The Wall Street Journal (WSJ). El diario estadounidense ha valorado de forma positiva las reformas acometidas por la presidenta debido a la herencia recibida del anterior Ejecutivo regional.
"La estrategia de Cospedal es el tipo de medicina amarga que pretende corregir los problemas estructurales y sentar las bases para el crecimiento en el futuro", apunta el diario. A pesar de que Castilla-La Mancha es una región pequeña, la política de Cospedal "es una prueba de una cuestión crucial que existe en el conjunto de la eurozona", explica el WSJ: "Si la austeridad puede curar a las economías enfermas a pesar de sacrificar su crecimiento a corto plazo, esto es más bueno que malo".
El mes pasado, el alcalde de Toledo le solicitó a Cospedal ir más despacio con las reformas. "A nadie le cabe en la cabeza" que los ajustes se tengan que hacer en un año "porque las cosas tienen que tener sentido y sentido común", declaraba Emiliano García-Page. Pero Cospedal se mantuvo firme en sus decisiones. "No es posible" detener las reformas, dijo. "Lo primero que tenemos que hacer es lidiar con la deuda".
El diario enumera los recortes de la presidenta, haciendo una distinción entre los que han tenido una buena acogida y los más polémicos. Entre los primeros se encuentran la reducción de la flota de coches oficiales Audi y Volvo, el cierre de la embajada de Bruselas o la supresión de escuelas con menos de 10 alumnos. Dentro de los más polémicos, el rotativo destaca la paralización de las obras de dos hospitales nuevos, recortes de empleados públicos, bajada de sueldo a los funcionarios y aumento de su jornada laboral. Con una larga lista de reformas, WSJ destaca que el mes pasado su gobierno presentó un presupuesto en el que redujo un 20% el gasto respecto al año anterior.
Sin embargo, el rotativo explica que a pesar de las reformas de este y otros gobernantes España no tiene mucho margen de actuación. "La aversión de los inversores para comprar deuda española amenaza con obligar a España a pedir un rescate en todo el país, a un precio muy por encima de los 100.000 millones que se destinarán a sus bancos".