España ante la encrucijada, con las elecciones de Grecia como punto de inflexión. Un mes "absolutamente clave y muy importante" para los intereses del país, en el que ninguna posibilidad está descartada y la agenda internacional del Gobierno se vuelve decisiva. El objetivo: convencer de que el sistema financiero es sólido, una vez conseguida la línea de crédito por parte de las instituciones comunitarias, para evitar así un hipotético efecto dominó en caso de que los comicios helenos pudieran suponer su salida de facto del euro.
El Ejecutivo utiliza tintes casi dramáticos para explicar los pasos del presidente, que no van encaminados a comparecer en el Congreso de los Diputados. Se reclama un poco de "lealtad" a todos, y en particular al PSOE, porque la situación sigue siendo "extremadamente delicada". Tanto, que en Moncloa vuelven a definirse con el pie cambiado una vez la prima de riesgo está una semana más por las nubes –muy por encima de los 500 puntos- y la Bolsa se tiñe de rojo. "A veces te preguntas qué más puedes hacer, porque los mercados siempre quieren más", se quejó amargamente un asesor gubernamental.
En este contexto, Mariano Rajoy ve imprescindible explicarse fuera de nuestras fronteras. Hacer lo que ha venido a denominar "diplomacia económica", y que pondrá en marcha de forma frenética en los próximos días. La orden es extensible a buena parte de su gabinete, que cogerá el avión para convencer al mundo de que España no puede ni debe caer.
El próximo domingo, el jefe del Ejecutivo cogerá un avión para prácticamente no bajarse de él hasta el decisivo Consejo Europeo de los días 28 y 29. Primero, participará en la reunión del G-20 que se celebrará en México, para a renglón seguido hacer escala en Brasil para sentarse en la cumbre Río+20. Tras ello, regresará al viejo continente para trasladarse a Roma (día 20) y formar parte de la fotografía de la cumbre del crecimiento. Será la última parada antes de la cita de Bruselas, cuando el Ejecutivo espera un explícito espaldarazo su programa reformista.
Una agenda tan intensa, que el Gobierno defiende con uñas y dientes que Rajoy evite el Congreso. Aún más, asegura que el presidente "está dando la cara ante los españoles", poniendo como ejemplo su rueda de prensa del pasado domingo. Pero yendo al fondo, su rechazo a comparecer, se insiste en que "lo importante ahora" son las reuniones y las llamadas telefónicas con los socios del país. "Muchas decisiones se van a adoptar estas semanas y por eso el Gobierno tiene una agenda muy intensa, de viajes y de relaciones internacionales", expuso Alfonso Alonso, portavoz del Grupo Popular.
Esto no quita que Rajoy no quiera ir a las Cortes, dice el PP. Asegura que irá, pero tras el Consejo Europeo. Nunca antes, se pongan como se pongan desde las filas de la oposición. Basta que le insisten para que él se reafirme en su control de los tiempos y sigua en sus trece, dice su entorno. El presidente "quiere comparecer y comparecerá", pero ""inmediatamente después de la intensa agenda" anteriormente expuesta, incidió Alonso.
Como recambio, Luis de Guindos será el encargado de calmar a la Cámara dando los primeros detalles del rescate. Con cautela, destacan, habida cuenta de que España aún no ha dado una cifra a la UE, pues espera los informes de los evaluadores independientes. Tal comparecencia aún no tiene fecha, pues el titular de Economía también asiste al G-20 y posteriormente a Nueva York y Washington. "Ha comparecido hasta cinco meses en el último mes en el Congreso, una actividad de extraordinaria intensidad, pero lo volverá hacer", se aseguró oficialmente.
En paralelo, en algunos casos codo con codo con el PSOE, el Gobierno avanza una nueva oleada de reformas, en la que no se descarta una subida inmediata del IVA, tal y como reclama Bruselas. En este punto será clave el papel de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que por mucho tiempo llevará las riendas de la Moncloa en ausencia del presidente.
La oposición en bloque clama contra Rajoy
Según informaron a LD fuentes de la Junta de Portavoces, este martes todos los grupos de la oposición sin excepción apremiaron al grupo popular para que aceptase la comparecencia del presidente del Gobierno en el pleno del Congreso para explicar el rescate. Sin embargo, el PP, con el apoyo de CIU, votó en contra de las solicitudes de IU y el PSOE para que Rajoy compareciera sobre Bankia y sobre la situación económica en general.
A la salida, la portavoz del PSOE, Soraya Rodríguez, denunció el 'rodillo parlamentario' del PP: “¡Ya está bien de vetos!”, exclamó,y aseguró que “aMariano Rajoy le ha desbordado la realidad económica”. La portavoz de UPyD, Rosa Díez, se sumó a las críticas comparando a Rajoy con Zapatero: “No hay nada que haga más daño a un país que la opacidad de sus gobernantes y la falta de respeto a la verdad de sus gobernantes. Eso lo vivimos con la alergia de los gobernantes españoles a reconocer la verdad y la realidad de los hechos. Nos hizo muchísimo daño Desgraciadamente, este gobierno, en muy poquito tiempo, ha aprendido lo peor del anterior”.
El portavoz del PNV, Josu Erkoreka, pidió “luz y taquígrafos”. “Tranparencia, por favor. No puede ser que el Gobierno siga parapetándose en su mayoría absoluta para imponer una opacidad que impide que los ciudadanos sepan que es lo que ha sucedido y qué es lo que está sucediendo en el sistema financiero y anejos”.
El más suave de los portavoces fue el de CIU, Josep Antoni Durán i Lleida: “Creemos que debería ser un debate constructivo. De la misma manera en que apelamos a Mariano Rajoy apelamos a los grupos para que seamos conscientes de la situación económica y seamos capaces de hacer un debate constructivo sobre la actual situación”.
Sin embargo, el socio preferente del Ejecutivo puso voz a las informaciones que hace semanas se escuchan en los círculos próximos al Gobierno en torno a la celebración del Debate del estado de la Nación: “Yo creo que son pocos meses de acción de Gobierno. Y no me sorprendería en absoluto, y lo encontraría dentro de la normalidad, si quiere hacerlo en el mes de julio o si quiere hacerlo en el mes de octubre también me parecería correcto. No olvide que la legislatura empezó en el mes de enero. Por lo tanto llevamos seis meses de acción de Gobierno, y se acostumbra a hacer un debate del estado de la Nación cada año. No me extrañaría que el Gobierno tuviera interés en que este debate se hiciera en octubre”.