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Las cinco claves del rescate de España

Según Rajoy y De Guindos, se trata de una ayuda a la banca, sin condiciones, para restaurar el crédito. ¿Qué hay de verdad y qué de mentira?

En menos de 24 horas, el Gobierno ha ofrecido su versión oficial respecto al rescate internacional de España, hasta un importe máximo de 100.000 millones de euros por boca del ministro de Economía, Luis de Guindos, y del presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy.

Aunque ambas versiones se diferencian en algunos matices puntuales, el mensaje trasladado a la opinión pública se resume en cinco puntos básicos: es una "línea de crédito" o, si se prefiere, un "apoyo financiero" a la banca española, no al Estado; servirá para fortalecer la "credibilidad" de la deuda pública nacional; no conlleva condiciones macroeconómicas, es decir, ni reformas ni ajustes fiscales extra; no afectará al déficit público; y ayudará a restaurar el crédito a familias y empresas.

Ahora bien, ¿qué hay de verdad y qué de mentira en tales afirmaciones?

1. Es un rescate soberano, no una ayuda a la banca

Pese a la insistencia del Gobierno en evitar la palabra "rescate", la clave del mecanismo ideado por el Eurogrupo el pasado sábado radica en que se trata de un crédito, hasta un máximo de 100.000 millones de euros, concedido al Fondo de rescate bancario español (FROB), no a la banca directamente, tal y como pretendía el Ejecutivo en un principio. En este sentido, el comunicado del Eurogrupo aclara lo siguiente:

El Eurogrupo considera que el FROB, que actúa como agente del Gobierno español, podría recibir los fondos y canalizarlos a las entidades financieras afectadas. El Gobierno español mantendrá la plena responsabilidad de la asistencia financiera y firmará el Memorando de Entendimiento.

Es decir, el préstamo, que procederá de los Fondos europeos (EFSF y/o ESM, por sus siglas en inglés), se concede al FROB y, por tanto, al Estado español. Y es que, el FROB, como bien señala el comunicado, "actúa como agente del Gobierno" y, de hecho, cuenta con la garantía explícita del Reino de España, tal y como establecen sus estatutos. De ahí, precisamente, que el Gobierno "mantendrá la plena responsabilidad de la asistencia".

Dicho de otro modo, el crédito no tendrá que ser devuelto por lo bancos rescatados sino por los contribuyentes españoles. En este sentido, el propio ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, señaló al término de la videoconferencia del Eurogrupo que "no son los bancos, es España quien recibe el dinero".

Ahora bien, dicho esto, cabe señalar que, efectivamente, no se trata de un rescate total del Estado como sí aconteció en el caso de Grecia, Irlanda y Portugal. En dichos países la troika rescató a los gobiernos porque eran incapaces de emitir deuda en el mercado a tipos de interés competitivos, mientras que en España esto no se ha producido. Sin embargo, "sólo lo parece", según aclara el profesor de Económica Juan Ramón Rallo. "En realidad, el Gobierno había decidido recapitalizar con fondos públicos a la banca española, pero se sabía incapaz de emitir 100.000 millones de euros en el mercado sin que los tipos de interés se le fueran a la estratosfera. Por consiguiente, al final estamos en lo mismo: se le presta asistencia al Gobierno para sus objetivos de gasto (en este caso, de gasto dirigido a recapitalizar bancos)". Se trataría, pues, de una especie de rescate parcial del Estado español.

2. Aumentará la deuda pública

Por si hay alguna duda de que el crédito se concede al Estado y no a los bancos, el dinero que solicite el Gobierno al Eurogrupo -hasta un máximo de 100.000 millones- se contabilizará como deuda pública. Según las previsiones del Gobierno, España cerrará este año con un nivel de deuda próximo ya al 80% del PIB de forma que, en caso de consumir los 100.000 millones facilitados, la deuda crecería hasta la cota del 90% del PIB. Mientras, el banco alemán Deutsche Bank avanza que la deuda podría rozar el 100% del PIB en 2014.

El problema aquí es que este mayor endeudamiento no ayudará a restaurar la credibilidad de las cuentas públicas españolas, al menos a medio plazo, tal y como afirma Rajoy. Así, según Rallo, "aunque a corto plazo se despejan incertidumbres sobre cómo se iba a financiar el rescate bancario español (cabía el riesgo de que el Gobierno del PP quisiera emitir los 100.000 millones directamente en el mercado, lo que habría sido su tumba, como lo fue la de Irlanda) y, probablemente, contribuya a relajar la prima de riesgo, a medio plazo será sólo un nuevo clavo en el ataúd de la solvencia del sector público". Y es que, "con una economía esclerotizada como la española, el servicio de la deuda va siendo cada vez más inverosímil".

Es decir, la credibilidad de la deuda española no depende en nada de este rescate, ya que en todo caso la deteriorará aún más (más deuda), sino de las reformas para potenciar el crecimiento y de los ajustes fiscales para reducir el déficit y, así, garantizar que España devolverá lo que debe.

3. Pone en riesgo el objetivo de déficit

Sobre este punto, el del déficit, el rescate europeo arroja más sombras que luces. Rajoy insistió el domingo en que "en absoluto" afectará al déficit público. La razón, según Moncloa, estriba en que "el FROB pide dinero a Europa a un tipo de interés muy beneficioso" -posiblemente entre el 1,5 y el  3% anual- mientras que éste inyecta ese dinero a los bancos a un tipo de interés mayor -de un 5 a un 10%-. "Recibimos la línea de crédito con mejores tipos y mejores plazos que los que el FROB impondrá a los bancos que se acojan a la recapitalización", de modo que el déficit no se verá afectado, según fuentes del Gobierno.

Sin embargo, la versión de Rajoy contrasta con la ofrecida por el ministro De Guindos el sábado, quien afirmó que los intereses del crédito internacional se contabilizan como déficit. A falta de conocer den detalle las condiciones del crédito y su impacto a nivel presupuestario, la diferencia inicial entre la versión de Rajoy y la de De Guindos a este respecto radica en el modo en que uno y otro conciben la recapitalización bancaria:

  • Rajoy pretende inyectar el rescate europeo a los bancos en problemas vía préstamos, posiblemente mediante bonos convertibles (Cocos), que exigen el pago de intereses.
  • De Guindos, por el contrario, enfatizó la necesidad de inyectar capital, lo cual implicaría nacionalizar entidades -como en el caso de Bankia-, de forma que el Estado no les cobraría intereses, mientras que los intereses del rescate europeo, en principio, si se contabilizarían como déficit.

Independientemente de cómo se contabilice, surgen otras dos dudas: por un lado, más deuda pública implicará de uno u otro modo más presión sobre las cuentas españolas, obligando a poner en marcha nuevas medidas fiscales para reducir el déficit del 8,9% del PIB en 2001 al 5,3% este año y al 3% el que viene, tal y como, de momento, marca Bruselas; por otro, según la actual normativa comunitaria, el dinero público empleado para tapar los agujeros (pérdidas) de la banca se contabiliza como déficit. El rescate europeo no está concebido para proporcionar liquidez a la banca sino capital (cubrir agujeros y reforzar solvencia). De hecho, según diversos analistas financieros, es improbable que entidades hoy insolventes logren devolver préstamos al Frob, como pretende Rajoy, tal y como aconteció con Bankia y otras entidades nacionalizadas.

4. Conlleva condiciones, tanto financieras como macroeconómicas

Por otro lado, el presidente quiso dejar muy claro que el caso español "nada tiene que ver" con el de Grecia, Irlanda y Portugal, ya que el rescate no impone nuevas condiciones macroeconómicas (ni reformas ni ajustes fiscales extra) sino tan sólo financieras -reestructuración de la banca-. Sin embargo, se trata de una afirmación difícilmente sostenible a la vista de lo que establece el Eurogrupo:

El Eurogrupo confía en que España cumplirá sus compromisos en virtud del procedimiento de déficit excesivo y con respecto a las reformas estructurales, con el fin de corregir los desequilibrios macroeconómicos en el marco del semestre europeo. El progreso en estas áreas será revisado estrecha y regularmente en paralelo con la supervisión financiera.

La ayuda está condicionada en todo caso al cumplimiento de las reformas estructurales para potenciar el crecimiento y las medidas de austeridad para reducir el déficit. Y aunque en este ámbito Rajoy se congratuló de haber hecho los "deberes", evitando con ello la intervención del país, lo cierto es que el último informe de la Comisión Europea sobre los avances económicos y presupuestarios de España tildó de insuficientes -como la reforma laboral- e incluso contraproducentes -como la subida del IRPF- algunas de las medidas acometidas. Aunque el rescate no exija directamente nuevos ajustes, el cumplimento de los objetivos marcados por Bruselas se convierte ahora en condición sine qua non para recibir el dinero.

5. El crédito no se recuperará a corto plazo

Por último, Rajoy y De Guindos insistieron en que este rescate ayudará, en todo caso, a restablecer el crédito destinado a familias y empresas. Nuevamente, se trata de algo improbable por tres motivos básicos:

  • El crédito no volverá a fluir con fuerza hacia el sector privado hasta que se complete el saneamiento de la banca, cuyo proceso sigue en marcha.
  • El Eurogrupo impuso ciertas condiciones a los bancos del resto de países rescatados. Así, por ejemplo, en el caso de Portugal les obligó a acelerar su desapalancamiento (menos deuda) y a reducir la ratio de créditos sobre depósitos del 140% al 110% para 2013, lo cual se traduce en menos préstamos.
  • Y, por último, según Rallo, "si ahora mismo no hay crédito en la economía española no es porque los bancos no tuviesen capacidad para extenderlo (hay bancos perfectamente solventes) sino porque no se fían de la viabilidad de la economía española. España sigue siendo un sistema económico hiperendeudado y totalmente desequilibrado, cuya capacidad para generar suficiente riqueza con la que amortizar su losa de deuda es más que discutible".

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