Sin crecimiento y sin reducción sustancial del déficit, los inversores privados seguirán desconfiando de la solvencia soberana de España, con o sin rescate de por medio.
Ahí va don Ulrich desbarrando como desbarra el pensamiento único desde hace décadas, y sostiene que para proteger el capitalismo hay que... socializarlo. Y su receta consiste en (vamos ¿no lo adivina?)... subir los impuestos.
El propio Gobierno ponía de manifiesto en el texto de la reforma laboral publicado en el BOE la eficacia de la ETT como herramienta de integración laboral, su nivel de garantías y la importancia de su papel en el mundo del empleo.
Más bien se trata de una reacción de la Banca extranjera, por lo que sería una equivocación hablar de fuga de capitales desde España. Pero conviene no confiarse.