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EDITORIAL

Aguirre muestra el camino

Esperanza Aguirre demuestra con su ejemplo que es posible cumplir los objetivos de déficit, y además con holgura, sin necesidad de aumentar la presión fiscal de trabajadores y empresarios, verdaderos motores de la economía.

La presidenta de la Comunidad de Madrid es tal vez el único personaje de la política española capaz de tomar medidas que sus colegas evitan a toda costa por mero cálculo electoral. Entre contemporizar con los problemas para no perjudicar a su partido y afrontarlos de raíz para no perjudicar al contribuyente, Aguirre ha optado siempre por la segunda opción, algo que los ciudadanos le agradecen con un apoyo popular que no deja de crecer con cada elección.

A pesar de que Madrid es la comunidad autónoma menos gravosa para sus ciudadanos y la que cuenta con el déficit más reducido, su presidenta ha decidido que, en unos momentos de grave crisis económica como los actuales, su deber es dar ejemplo de austeridad. En atención a esa exigencia la comunidad madrileña anunció ayer un nuevo ajuste presupuestario que permitirá ahorrar 1.045 millones de euros y, lo que es más importante, sin subir los impuestos comunes como se apresuraron a poner en práctica el Gobierno de España y el resto de las autonomías sin excepción.

Pero es que, además, este programa adicional de austeridad incluye decisiones de gran calado ético como la supresión radical de todas las subvenciones a partidos políticos, sindicatos y organizaciones de la patronal, que desde que arreció la crisis se ha convertido en todo un clamor popular al que sus colegas de otras latitudes hacen oídos sordos mientras aumentan la presión fiscal de los contribuyentes.

Del total del ajuste presupuestario diseñado por Aguirre sólo un diez por ciento corresponde a la subida de algunas tasas que, por su propia naturaleza, afectan únicamente a los usuarios de determinados servicios públicos para garantizar su funcionamiento. El resto, nueve de cada diez euros de este plan de ahorro, corresponde a disminuciones en las partidas de gasto de carácter suntuario tales como la relativa al coste de los diputados autonómicos, cuyo número disminuirá para pasar de los 129 parlamentarios actuales a los 65 que finalmente representarán, más que sobradamente, la voluntad popular en la cámara madrileña.

Esperanza Aguirre demuestra con su ejemplo que es posible cumplir los objetivos de déficit, y además con holgura, sin necesidad de aumentar la presión fiscal de trabajadores y empresarios, verdaderos motores de la economía y artífices necesarios de la tan ansiada recuperación.

La presidenta madrileña ha seguido fielmente la única receta acertada para aliviar la condición de los ciudadanos y mejorar las expectativas de una economía desplomada: liberalizar en lo privado y ahorrar en lo público. Aguirre ha demostrado que se puede hacer si hay voluntad política y se tienen las ideas claras. Ese es el camino. El que deberían seguir de forma inmediata todos sus colegas y especialmente Mariano Rajoy. Por el bien de España. Por el bien de todos. 

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