Convocada por primera vez en un acto de este tipo en un año, tal y como ella misma se ha encargado de recordar, Esperanza Aguirre ha estado este miércoles en los desayunos de La Razón, hablando sobre los temas más candentes de la actualidad política pero, sobre todo, haciendo un brillante discurso en defensa de una sociedad más liberal y, especialmente, atacando dogmas que parecen, o parecían, inamovibles como el Estado del Bienestar.
Ante un auditorio en el que estaban la mayor parte de los miembros de su gobierno, no pocos diputados regionales del PP, la delegada del Gobierno Cristina Cifuentes y algunos expesos pesados del PP como Eduardo Zaplana o Ignacio Astarloa, Aguirre ha empezado su intervención recordando la espectacular victoria que su partido logró en las elecciones autonómicas y municipales del pasado año, en la que ella misma consiguió su tercera mayoría absoluta y ser el partido más votado "en 164 municipios" de la comunidad.
Tres razones para una gran victoria
Para la popular hay tres grandes razones que explican este impresionante triunfo, la primera que "la sociedad madrileña es abierta, moderna y emprendedora" y está compuesta por "ciudadanos que valoran la libertad y desconfían de los políticos cuando éstos pretenden sustituirles".
"Muchos ciudadanos – ha seguido Aguirre – han comprendido que por muy bien intencionados que seamos los políticos ellos saben organizarse mejor sus vidas".
La segunda de las razones "tiene que ver", según la presidenta de Madrid "con la capacidad de la izquierda para conectar con los madrileños", ya que para ella el PSOE está "cautivo de dogmas antiguos y sectarios" y, de hecho, ni tan siquiera tras el batacazo electoral "no han hecho ningún cambio" y ha seguido atacando la gestión de Aguirre por temas como la Sanidad o la Educación en los que los ciudadanos tienen, por lo general, una percepción muy positiva.
La tercera razón de esa victoria popular fue, por supuesto, la gestión socialista en el Gobierno, tal y como ha recalcado Aguirre: "El hartazgo y el miedo que ha provocado la manera de gobernar de Zapatero y su vicepresidente Rubalcaba", que según la popular "cometieron todos los errores para que la crisis tenga una virulencia extraordinaria" en nuestro país.
El "santo temor del déficit"
De los muchos errores que Aguirre cree que cometió Zapatero el principal, para la presidenta de Madrid, fue "creer que endeudarse no tenía importancia". Los socialistas renunciaron, tal y como lo ha contado la popular, al principio que habían acuñado políticos españoles hace más de cien años, "el santo temor al déficit" del que hablara José de Echegaray, tal y como ha recordado la presidenta.
Y es que "el déficit es deuda" y la deuda se ha convertido, tal y como ha denunciado Aguirre, en "plomo en las alas" de la "economía de los españoles y sus empresas". En este sentido, Aguirre ha explicado como su Gobierno viene reduciendo los gastos desde 2008 y ello ha servido para ahorrar más de 2.200 millones de euros, entre otras cosas, reduciendo consejerías, eliminando 102 organismos públicos y bajando sueldos a altos cargos.
Nuevas cifras del déficit
Aguirre no ha rehuido la cuestión de la nueva cifra de déficit de la Comunidad de Madrid, asegurando con contundencia se puede acusar a su Gobierno "de haber generado déficit" pero en ningún caso "de haber mentido", ya que en diversas ocasiones se alertó de que los primeros datos eran provisionales.
La presidenta de Madrid ha recordado que en el último trimestre los ingresos se desplomaron, pero también ha admitido que los gastos han crecido porque han "aumentado la cantidad y calidad de los servicios a los ciudadanos".
Así, aunque ha recalcado que su Gobierno gasta con mayor racionalidad que otras autonomías: "Nosotros no abrimos embajadas, abrimos hospitales", ha dicho; ha asegurado que es necesario un replanteamiento como el que su propio Gobierno va llevar a la Asamblea regional, donde se va a plantear un cambio bastante contundente de los presupuestos para, como la propia Aguirre asegura en la frase que ya denomina "nuestro lema" se "toque todo lo superfluo para mantener lo fundamental".
Contra el Estado del Bienestar
A partir de este punto ha empezado la parte más profunda del discurso de Aguirre, que ha hecho detallado y un ataque en la línea de dogmas como el Estado del Bienestar. Así, la presidenta de Madrid ha asegurado que la crisis debe servir también para "analizar el pasado" y sacar las correspondientes conclusiones.
Unas conclusiones que según ella deben estar en la línea de "replantearnos el papel que le hemos adjudicado al Estado". Y es que según Aguirre, siempre "con buena intención" los políticos "han, hemos, ofrecido servicios y ayudas que hoy en día es imposible mantener". La popular ha asegurado que "hemos hipertrofiado el Estado" y que, "aunque hay que mantener una red de salvamento para los que realmente necesitan ser ayudados" esa hipertrofia pone en riesgo, precisamente, esa parte más necesaria.
Aguirre no se ha andado con rodeos: "El Estado del Bienestar no puede seguir creciendo indefinidamente", ha dicho, "so pena de poner en serio peligro el sistema de protección social a los que verdaderamente lo necesitan".
La propia presidenta de Madrid ha asumido que ella no está libre de parte de la culpa: "Todos nos hemos comportado como cigarras en lugar de como hormigas, también la comunidad de Madrid", aunque eso sí, haya sido "la última de las cigarras" e "insignificante comparada con la gran plaga de langosta de Zapatero y su Gobierno".
Pero Aguirre ha ido mucho más allá de constatar la inviabilidad económica del Estado del Bienestar tal y como es entendido hoy en día, y se ha cuestionado también su idoneidad. Así, se ha preguntado si "es ético y legítimo" que "el manto protector del Estado" se extienda "desde la cuna haga la tumba" y ha concluido que "un estado omnipotente y paternalista no es sostenible y no es deseable".
Y es que, para la popular este Estado sin límites va minando en cada ciudadano "la responsabilidad individual" que es para ella una de las bases de la sociedad, tal y como se pudo ver por la "decadencia económica y moral" que se vivió "en Europa del Este" donde "en lugar de ciudadanos libres había súbditos dependientes del Estado".
"Tenemos que replantearnos el papel del estado en la sociedad" ha insistido, ya que "si no nos atrevemos no encontraremos soluciones eficaces" a la crisis y, aunque tras muchos años podamos salir, "siempre estaremos al borde del precipicio".
Más reformas
En el turno de preguntas Aguirre ha afrontado prácticamente todos los temas de actualidad, empezando por pedir "muchísimas mas reformas", la primera de las cuales sería "la educativa, que está pendiente y es fundamental", ha exigido Aguirre que ya había llamado la atención sobre el lamentable marco legal en el que está sumida la educación tras las diferentes reformas socialistas.
Además, la presidenta ha dado por "seguro" que "me voy a bajar el sueldo", sin dejar de recordar que ya cobra un 17% menos que en 2008.
Además, ha recordado su "compromiso" de "no subir ningún impuesto y en lo posible bajarlos", aunque ha recordado que "las tasas son otra cosa". También ha dicho que "no es posible" reducir el número de funcionarios, pero sí "reducir el personal eventual e interino", además de que no se ha tomado la decisión "sobre bajar el sueldo a los funcionarios autonómicos", pero "tampoco lo descartamos".
La pitada y los insultos
Con bastante buen humor, Aguirre se ha referido a los incidentes en la final de copa aseguran que "ninguno de los insultadores" la ha llamado para disculparse, aunque los improperios "no era a mi persona sino a mi pobre madre".
La popular cree que espectáculos de ese tipo "perjudican la imagen de España", además de que algo así "no sucede en ningún país", llamando la atención sobre que "se pueda insultar a los símbolos que democráticamente nos hemos dado los españoles". Así, Aguirre considera que si se repitiese una final con los mismos equipos y "si vuelven a hacer el llamamiento a pitar", el partido debería "jugarse a puerta cerrada pero antes de que se llene el campo".
También ha opinado Aguirre sobre Bankia, llamando la atención sobre algo que "la mayoría no entendemos" y que es como "se pudo dar por bueno que había ganado 300 millones y a los 40 días perdía 3000". Además, la popular ha señalado que ya en los años 90 defendió que "las cajas como entidades sin dueño eran un peligro".