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Rajoy y Merkel sellan una fuerte alianza compartiendo discurso económico

La canciller, que visitará España en septiembre, elogió la reforma financiera. Enfrente, Hollande.

La canciller, que visitará España en septiembre, elogió la reforma financiera. Enfrente, Hollande.

Mariano Rajoy busca su sitio en la Unión Europea. También entre los grandes del mundo. Pero no se lo están poniendo fácil. Nada más aterrizar en Chicago, donde participa en la cumbre de la OTAN, tuvo que responder a las dudas que vertió su homólogo francés sobre la banca española, sugiriendo la posibilidad de que reciba parte de los fondos europeos. En la reunión del G-8 celebrada en la víspera, se habló mucho de los "problemas en Madrid", pero él no fue invitado, por lo que no pudo exponer su programa de reformas. Finalmente sí se le ha incluido en la denominada cita del crecimiento, que se celebrará en Italia.

Con Barack Obama solo hubo bienvenida y saludo, el segundo desde que es presidente. Los equipos español y estadounidense trabajan para que en "breve" haya un despacho de verdad. Quien sí descolgó el teléfono para reunirse con Rajoy fue Angela Merkel, en pleno debate sobre si la senda de austeridad es la correcta. Alemania solicitó un encuentro, no previsto en principio, y España aceptó encantada. Las fotografías de ambos líderes, disfrutando de un paseo en barco por el río Chicago, escenificaron distensión y gran entendimiento. La alianza se afianza a ojos del resto de mandatarios internacionales.

La complicidad se tradujo en un espaldarazo de la principal potencia europea a la reforma financiera de Rajoy. En particular, al hecho de que el Gobierno haya permitido que dos auditoras extranjeras vayan a analizar las cuentas de la banca española, dejando incluso en entredicho el papel del Banco de España. Transparencia total como mejor ejemplo de que se puede confiar en el país y no hay ningún resigo a la hora de invertir. Merkel no solo le dio su plácet, sino que le puso como ejemplo.

El presidente, que siempre ha defendido un discurso propio, se permitió instar a otros países europeos a seguir el camino que él ha emprendido. Que su banca también se someta a examen. No dio nombres, pero muchos echaron el ojo a Francia. "Sería muy positivo que este ejercicio se hiciera en otros países de la UE", sacó pecho el propio Rajoy, que en pocas horas atendió en dos ocasiones a los periodistas -si bien en la segunda no admitió preguntas-.

No hay crecimiento sin austeridad

Ambos coinciden en cómo salir de la crisis. En aunar políticas de austeridad y crecimiento. Hablar de una sin la otra es un error, tal y como ha comentado el propio Rajoy: "El debate que se plantea entre austeridad y crecimiento no tiene ningún sentido; el crecimiento requiere de hacer reformas estructurales y de no gastar lo que no se tiene". Así lo defenderán los dos en la decisiva reunión que se celebrará en Bruselas el miércoles.

Sobre esto y más despacharon durante una hora por los canales de Chicago, también disfrutando de las vistas del lago Míchigan. No estuvieron solos, sino acompañados de sus respectivas delegaciones -del lado español, por ejemplo, los ministros de Exteriores y Defensa-, que acordaron relanzar aún más las relaciones. Así, Merkel participará el seis de septiembre en Madrid en una conferencia de inversores.

Si le pidió ayuda para que el Banco Central Europeo vuelva a inyectar liquidez y así fluya la deuda, el presidente no lo incluyó en su alocución. De haberse abordado el espinoso asunto, tampoco se haría público, habida cuenta de que estas cuestiones se tratan de forma discreta para no generar dudas. Únicamente afirmó que "España sigue apoyando el proceso de integración europea y, por supuesto, el euro". Una construcción de la UE en la que avanzó una "participación muy activa", y en la que debe tener cabida Grecia.

Enfado con Francia

Un caramelo para una semana especialmente agridulce, con la prima de riesgo superando por primera vez los 500 puntos. Lo primero que hizo Rajoy nada más pisar suelo estadounidense fue responder a François Hollande: "No sabe cómo están los bancos españoles", afirmó con firmeza, a las puertas de que este miércoles se traslade a París para reunirse con él. También se verán en Chicago. Traducido: no hay necesidad de rescate. Tiró de su particular ironía para dejar bien claro su enfado: si dijo que la banca necesita de los mecanismos de solidaridad europeos "es porque tiene algunos datos que los demás no tenemos", zanjó.

Después se reafirmó en su ideario de Gobierno, apuntalado por tres grandes pilares: control del déficit público mediante políticas de austeridad, sostenibilidad de la deuda soberana y medidas de apoyo al crecimiento. Un discurso que pronunció antes de reunirse con Merkel, y que después repitió dejando claro que es su libro de estilo. "España va a cumplir con el 5,3% a pesar de la desviación de algunas comunidades y de lo complicado del escenario", insisten. Rajoy lo corroboró: "Ya sanemos donde estamos" y "a partir de ahí vamos a empezar a construir".

En este sentido, habló en concreto del nuevo dato del déficit, del 8,9%, una vez han aflorado las muchas facturas en los cajones. "Facturas que de las que hablaban algunos, pero que no se veían por ninguna parte", aseveró el presidente, que elogió el plan de proveedores, que se ha demostrado como una herramienta esencial de control. "En España, a lo largo de estos años, ha habido muchas ocasiones un déficit oculto. Nadie sabía de su existencia. Ahora han aflorado", añadió.

"No podemos gastar lo que no tenemos, primero porque no está bien y segundo porque no nos lo prestan", argumentó. Centrado en los problemas de casa, Rajoy parafraseó a su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, al apuntalar que el Consejo de Política Fiscal y Financiera del viernes fue "el hito más importante de la legislatura", marco de partida para que no se puedan cometer más excesos. A partir de ahora, mes a mes, Hacienda controlará si las autonomías hacen sus deberes y, en caso contrario, actuará con la Ley de Estabilidad Presupuestaria en la mano. "Tenemos el dinero que tenemos. En estos momentos es muy difícil financiarse. Hay que vivir con lo que se ingresa", concluyó.

Unas primeras horas muy intensas, y positivas, a ojos del Gobierno. Entienden que la relación entre Merkel y Rajoy se afianza, con un discurso económico casi calcado. El presidente espera ir ganando paulatinamente más peso en el contexto internacional.

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