Vamos a tratar de explicar en una terminología muy básica e inteligible el concepto de las tan mencionadas "participaciones preferentes" y su supuesta comercialización fraudulenta. Además, vamos a tratar de explicar muy escuetamente las opciones que ofrecen las entidades financieras a esta "trampa sin salida" o "corralito" para los ahorradores.
Se sabe que los bancos como cualquier empresa necesita de un capital para funcionar, necesitan dinero. Normalmente cuando se constituye una empresa ese dinero se ve representado a través de unos "papelitos" llamados acciones (o anotaciones en cuenta). Más adelante las empresas, con el afán de crecer, necesitan de más dinero, de más capital y para esto normalmente amplían su capital emitiendo nuevas acciones que entrega a sus inversores a cambio de dinero.
Pero no es la única forma de conseguir capital, también se puede recurrir al endeudamiento, es decir, se crean otros "papelitos", pero en vez de ser acciones se les llaman bonos u obligaciones, entre otros tipos de deuda, que se canjean por dinero necesario para el normal desenvolvimiento de la empresa y para su expansión o crecimiento.
¿Cuál es la diferencia fundamental entre estas dos clases de "papelitos"?
Primero, que con las acciones el inversor es dueño de una parte de la empresa, mientras que con un bono u obligación sólo se es un prestamista de la empresa.
Segundo, que con las acciones el inversor se "casa de por vida con la empresa" y ayuda a tomar decisiones votando en la junta de accionistas, a menos que decida venderlas. En el caso de los bonos y obligaciones la persona que decidió poner dinero en la empresa no tiene la intención de inmiscuirse demasiado con ella, simplemente le hizo un préstamo de dinero que espera recuperar en un plazo relativamente corto.
Y la tercera diferencia es que, siendo accionista de una empresa, se espera ganar más que siendo un prestamista y, normalmente, es así, pero a la vez corre el riesgo de que si la empresa fracasa en su negocio puede perder parte o toda la inversión mientras que aquél que sólo compra un bono u obligación espera recibir un interés fijo pactado de antemano y recuperar su dinero.
Hasta aquí todo parece ser negro o blanco. Pero, lamentablemente, la genialidad del ser humano crea una serie de matices grises para el caso de las inversiones que dan lugar a discusión. En este sentido, trataremos de explicar las "participaciones preferentes"
Qué son las participaciones preferentes:
- Las participaciones preferentes son un producto financiero complejo, son ese gris, son un híbrido entre acciones y emisiones de deuda (bonos u obligaciones). Aúnan características de ambas.
Qué no son:
- No son acciones, no se puede participar ni votar en la asamblea general de accionistas, ni revisar los libros de la sociedad. En realidad, uno no es propietario de la entidad financiera a pesar de que le afectan sus resultados (como veremos a continuación).
- No son emisiones de deuda porque no tienen un vencimiento preestablecido (son perpetuas).
- Tampoco son depósitos a plazo fijo (algo que pensaron muchos clientes al invertir en ellas), ya que éstos ofrecen una rentabilidad fija que no tiene relación alguna con los beneficios o pérdidas del banco (y en el caso de las participaciones no se cobra cupón si el banco o caja tiene pérdidas). Además, las preferentes no están garantizadas por el Fondo de Garantía de Depósitos (en caso de quiebra, cobran de los últimos, sólo en peor situación están los accionistas).
Presunta comercialización fraudulenta
El funcionamiento de las preferentes parecía sencillo, o al menos se vendían como tal. Se compraban por un valor determinado, se cobraba la rentabilidad pactada año tras año y si se quería recuperar el dinero invertido sólo se tenían que poner a la venta y en menos de 48 horas se tenía de vuelta el dinero en mano. Todo parecen ventajas, sin embargo, eso sólo fue así en época de bonanza. En tiempos de crisis, las preferentes se convertían en una trampa por varios motivos:
- Si la entidad emisora no tiene beneficios en un período, ese año no se cobra el cupón.
- Estos productos cotizan en un mercado secundario en el que para recuperar la inversión hay que ponerlos en venta, pero si la cotización está baja se puede perder una parte del capital.
- Si se dan muchas órdenes de venta y casi ninguna de compra, resulta prácticamente imposible recuperar el capital.
Esto último ha sucedido a finales de 2011, lo que ha hecho imposible que miles de ahorradores puedan recuperar su dinero, algo que ha sido tachado por algunas voces críticas como un auténtico "corralito".
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha reconocido que han existido "problemas puntuales" en la comercialización de participaciones preferentes de bancos y cajas de ahorro a sus clientes. Considera que las entidades "deberían haber advertido al cliente de la dificultad en la práctica de poder vender sus valores a la par".
En la Memoria 2010 de la CNMV a este respecto, se pone de manifiesto que las entidades no habían valorado "la adecuación de los mismos a la situación financiera, experiencia inversora y objetivos de inversión de los reclamantes". Según el organismo regulador, estos productos financieros sumaban 30.000 millones de euros en mayo de 2011, aunque el canje por otros títulos de algunos grandes bancos -Banco Santander, BBVA y Banco Sabadell- ha reducido esta suma a unos 11.300 millones.
La plataforma ADICAE denuncia que "los directores de banco han abusado de la confianza de sus clientes, algunos ya ancianos, para colocar este producto asegurando que se podía vender en 48 horas sin ningún problema". La directiva europea sobre mercados de instrumentos financieros (MIFID) obliga a los bancos a someter a un examen a sus clientes antes de venderles productos financieros complejos. Si desconocen qué están contratando, la entidad tiene prohibido firmar el trato. En definitiva, lo que se critica es la falta de información sobre los riesgos que entrañaban las participaciones preferentes, especialmente en relación a su liquidez.
Y es que las alternativas que vienen ofreciendo las entidades financieras por "la comercialización engañosa, ilegal e ilegítima de estos productos" no dejan de ser meros canjes, perentorios además, por obligaciones convertibles en acciones, deuda subordinada u otro tipo de producto que les introduce en la Bolsa en un momento de crisis como el actual en el que no parece la solución más satisfactoria, sino todo lo contrario.
A finales de 2011, los bancos comenzaron a lanzar ofertas de canje a los tenedores de preferentes. El motivo no era ayudar a sus clientes a desprenderse de unos productos a perpetuidad y sin liquidez, sino adaptarse a la normativa Basilea III, según la cual las participaciones preferentes dejarán de contar en el Tier 1, es decir, dejarán de servir al banco para reforzar su capital. Esta normativa entra en vigor el 1 de enero de 2013, de ahí tanta prisa.
El endurecimiento de los requisitos exigidos a las entidades por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) ha impulsado a bancos y cajas a proponer el canje de las preferentes por acciones ordinarias y otros instrumentos que computen como capital porque las entidades financieras lo que lograron con ellas fue reforzar sus fondos propios sin tener que pasar por el complicado trance de ampliar capital. La EBA exigirá tener un 'colchón de capital' (core capital) mínimo del 8% a partir de 2013. Es decir, que la suma de acciones y fondos disponibles en el acto equivalgan al 8% del conjunto de activos con riesgo de impago.
Hay que tener en cuenta que finalizado el periodo del bono en cuestión entrarán al mercado millones de acciones de cada entidad al mismo tiempo. El mercado no absorberá tanta oferta de títulos y su precio automáticamente bajará.
Esto nos hace pensar en que si todo esto se sabía, o se podía predecir, caso contrario simplemente se hubiera conseguido el dinero a través de las fórmulas convencionales de captación de fondos. ¿Sabían las entidades financieras con tanto desorden económico en época de bonanzas que luego venían tiempos duros y que no podrían hacer frente a la devolución de los fondos?
Juzgad vosotros mismos. No hace falta vivir en Argentina, con un sistema mucho menos regulado y moderno que el español, sin lugar a dudas, ni salir del euro de forma forzada (algo que consideramos desde iAhorro.com muy improbable) para vivir un corralito: el "corralito" de las participaciones preferentes y demás productos que jamás deberían haberse comercializado de forma masiva en sucursal.
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